/ lunes 27 de diciembre de 2021

Lo que el 2021 nos dejó (Parte II)

Y el mundo siguió girando en el segundo semestre de este 2021 que está agonizando, sin embargo, el fin de este año no significa que no haya sido bueno, al menos hubo cambios orientados a la vida pública, social, política y económica, justo como nos tenían acostumbrados los años previos a la pandemia.

Este segundo semestre (julio) inició, para el caso de América Latina, con la toma de posesión del presidente Pedro Castillo en el Perú; la noticia tomó relevancia, sobretodo, porque esta nación andina había tenido cerca de 200,000 muertos debido a la pandemia, esto sin olvidar que, en los últimos 5 años, se habían tenido 4 presidentes distintos, situación que debería mejorar el cambio de aires políticos, económicos y sanitarios de esta nación.

Después, en el mes de agosto se vivieron todo tipo de noticias, sin embargo, la más relevante a nivel internacional tuvo que ver con la salida de las tropas militares estadounidenses de Afganistán luego de un período de 20 años que no terminó de cuajar; al final, los Estados Unidos de América se fueron sin dejar una huella clara en el objetivo inicial de la invasión al país asiático, pero si provocando una inestabilidad social, política y económica que se acentuó todavía más con los efectos de la pandemia. Agosto significó el (re)conocimiento de la situación de las mujeres en la nueva política una vez que los Talibanes hubiesen recuperado el control del gobierno.

Para seguir con el hilo de las ideas sobre Afganistán, en septiembre, el mundo recordó los atentados del 11S acontecidos en Nueva York y Washington en los Estados Unidos, sin embargo, en el ámbito regional, México fungió como sede de la reunión de la CELAC, donde ratificó su liderazgo regional y el compromiso de llevar a la región a buen término como parte de la recuperación económica que los países de la región necesitan. Sin duda alguna, la cohesión de los gobiernos de izquierda en América Latina ha sido fundamental para que México asuma ese posicionamiento a través de las buenas relaciones que se tienen entre los gobernantes y sus sociedades.

En octubre se pudo rescatar la especial atención que se puso a una nueva crisis migratoria en Haití, país que vivió el magnicidio de su presidente y que, como cada año, volvía a vivir problemas meteorológicos que los mantenían como el país más pobre del continente americano y que provocaba el éxodo haitiano rumbo a Centroamérica para así pasar por México con destino final marcado en los Estados Unidos de América.

En este mes también se dio la primera de las reuniones más importantes (G20), en Roma, donde participarían las naciones más industrializadas del planeta y donde, también, se veían las caras los líderes por primera vez desde el inicio de la pandemia.

Luego, en el mes de noviembre se continuó con el orden de las reuniones, siendo ahora anfitrión de México y Canadá, el presidente Joe Biden de los Estados Unidos, en el marco de la IX Cumbre de Líderes de América del Norte, donde para el caso del gobierno e intereses mexicanos, se obtuvo reconocimiento, por parte de la región, de la importancia que tiene nuestro país en el desarrollo de Norteamérica.

Finalmente, diciembre ha concluido un año lleno de movimientos políticos con la elección, en segunda vuelta, del que será el nuevo presidente en Chile, me refiero a Gabriel Boric, un joven político de izquierda que reivindica a la izquierda latinoamericana y que, a diferencia de otros gobernantes de izquierda, parece tener ideas distintas los políticos tradicionales de izquierda que, poco a poco, han ido perdiendo el idealismo que los había caracterizado, situación que re alienta el ánimo izquierdista, pero ahora por un nuevo líder social.

Al final, como lo escribía en la columna de la semana pasada, el mundo volvió a girar y permitió que volviésemos a tener temas de conversación a los que estábamos acostumbrados antes de la pandemia, claro, siempre bajo lo que la COVID-19 nos permita en este nuevo mundo que, guste o no, tomará decisiones basados en lo que el virus nos permita. Sin embargo, el 2021 nos ha permitido retomar las riendas de la vida política y social, es así que esperaremos ansiosos la llegada de un 2022 que, seguro estoy, nos dará mucho de qué hablar, escribir y leer sobre Análisis Mundial.

Twitter: @fabrecam

Y el mundo siguió girando en el segundo semestre de este 2021 que está agonizando, sin embargo, el fin de este año no significa que no haya sido bueno, al menos hubo cambios orientados a la vida pública, social, política y económica, justo como nos tenían acostumbrados los años previos a la pandemia.

Este segundo semestre (julio) inició, para el caso de América Latina, con la toma de posesión del presidente Pedro Castillo en el Perú; la noticia tomó relevancia, sobretodo, porque esta nación andina había tenido cerca de 200,000 muertos debido a la pandemia, esto sin olvidar que, en los últimos 5 años, se habían tenido 4 presidentes distintos, situación que debería mejorar el cambio de aires políticos, económicos y sanitarios de esta nación.

Después, en el mes de agosto se vivieron todo tipo de noticias, sin embargo, la más relevante a nivel internacional tuvo que ver con la salida de las tropas militares estadounidenses de Afganistán luego de un período de 20 años que no terminó de cuajar; al final, los Estados Unidos de América se fueron sin dejar una huella clara en el objetivo inicial de la invasión al país asiático, pero si provocando una inestabilidad social, política y económica que se acentuó todavía más con los efectos de la pandemia. Agosto significó el (re)conocimiento de la situación de las mujeres en la nueva política una vez que los Talibanes hubiesen recuperado el control del gobierno.

Para seguir con el hilo de las ideas sobre Afganistán, en septiembre, el mundo recordó los atentados del 11S acontecidos en Nueva York y Washington en los Estados Unidos, sin embargo, en el ámbito regional, México fungió como sede de la reunión de la CELAC, donde ratificó su liderazgo regional y el compromiso de llevar a la región a buen término como parte de la recuperación económica que los países de la región necesitan. Sin duda alguna, la cohesión de los gobiernos de izquierda en América Latina ha sido fundamental para que México asuma ese posicionamiento a través de las buenas relaciones que se tienen entre los gobernantes y sus sociedades.

En octubre se pudo rescatar la especial atención que se puso a una nueva crisis migratoria en Haití, país que vivió el magnicidio de su presidente y que, como cada año, volvía a vivir problemas meteorológicos que los mantenían como el país más pobre del continente americano y que provocaba el éxodo haitiano rumbo a Centroamérica para así pasar por México con destino final marcado en los Estados Unidos de América.

En este mes también se dio la primera de las reuniones más importantes (G20), en Roma, donde participarían las naciones más industrializadas del planeta y donde, también, se veían las caras los líderes por primera vez desde el inicio de la pandemia.

Luego, en el mes de noviembre se continuó con el orden de las reuniones, siendo ahora anfitrión de México y Canadá, el presidente Joe Biden de los Estados Unidos, en el marco de la IX Cumbre de Líderes de América del Norte, donde para el caso del gobierno e intereses mexicanos, se obtuvo reconocimiento, por parte de la región, de la importancia que tiene nuestro país en el desarrollo de Norteamérica.

Finalmente, diciembre ha concluido un año lleno de movimientos políticos con la elección, en segunda vuelta, del que será el nuevo presidente en Chile, me refiero a Gabriel Boric, un joven político de izquierda que reivindica a la izquierda latinoamericana y que, a diferencia de otros gobernantes de izquierda, parece tener ideas distintas los políticos tradicionales de izquierda que, poco a poco, han ido perdiendo el idealismo que los había caracterizado, situación que re alienta el ánimo izquierdista, pero ahora por un nuevo líder social.

Al final, como lo escribía en la columna de la semana pasada, el mundo volvió a girar y permitió que volviésemos a tener temas de conversación a los que estábamos acostumbrados antes de la pandemia, claro, siempre bajo lo que la COVID-19 nos permita en este nuevo mundo que, guste o no, tomará decisiones basados en lo que el virus nos permita. Sin embargo, el 2021 nos ha permitido retomar las riendas de la vida política y social, es así que esperaremos ansiosos la llegada de un 2022 que, seguro estoy, nos dará mucho de qué hablar, escribir y leer sobre Análisis Mundial.

Twitter: @fabrecam