/ martes 16 de abril de 2024

¿Y la política exterior?

Luego del debate presidencial sucedido la semana anterior en nuestro país, me surgieron algunas dudas que creo deben ser planteadas en estas líneas y que, sin afán de jugarle al gurú, muchos de los que las leen también tienen.

Resulta que además de descalificaciones, los tres contendientes a la presidencia de la República hablaron de algunos temas que son importantes, pero que, desde mi punto de vista, son insuficientes para el desarrollo de un verdadero proyecto de nación. Me refiero a que hablaron, amén de lo que han propuesto en sus proyectos de nación, de temas relevantes que se refieren a la economía (interna únicamente), educación, medio ambiente, programas sociales, movilidad y temas de género, sin embargo, no he leído ni escuchado que ninguno de los tres tenga un verdadero plan para posicionar a México en el mundo y que poco a poco nos vayamos acercando a las grandes economías del orbe.

Ahora, no quiero decir que las propuestas de los candidatos se encuentren carentes de ideas en materia de política exterior, sin embargo, ninguno hace una referencia, ni clara ni ambigua, al respecto, por lo que los problemas del planeta pareciera que no son relevantes para las candidatas y el candidato. Es por ello que creo que es importante reconocer que esta falta de ideas en un tema tan relevante como lo es la política exterior solamente se puede ver reflejada en problemas directos e indirectos de naciones y sus gobernantes, como los actuales casos de Rusia y Ucrania o Israel y Palestina en donde México se ha mantenido al margen señalando que respetar las doctrinas Estrada y Carranza es una sana señal de estabilidad política, lo cual, como dicen en la mañanera “no es verdad pero tampoco falso”.

Entonces, ¿a qué me refiero? Pues a que en el entendido que México ha mantenido una idea de neutralidad ante los hechos que ocurren en el mundo, tampoco debe significar que las posibles personas que ocuparán la presidencia de la República no estén interesados en temas internacionales, pues el desconocer el devenir global hace que las administraciones pierdan oportunidades que, al final, se pueden ver coronadas como ayudas o crecimiento en temas económicos que terminarán beneficiando a los programas sociales que se plantean desde adentro de nuestra nación. Porque, ¿Cómo vamos a solventar la carga económica de proyectos educativos, ambientales, sociales, de pensiones o cualquier otro si no tenemos dinero?

Y es que no debemos olvidar el lugar que México ocupa en el mundo y que debería ser considerado por nuestro candidato y candidatas ya que pareciera que lo único que han planteado en todo este tiempo en el que se han pronunciado como aspirantes son temas de orden interno. Hace falta que en sus equipos de trabajo se encuentre gente que les asesore sobre la importancia de conocer el mundo, de recorrerlo y de atender los encuentros y cumbres que se celebran alrededor del planeta para tratar de garantizar la paz y el desarrollo económico de las naciones.

Necesitamos pues, un gobernante que no le tenga miedo a pronunciarse en favor o en contra de alguna situación, que no le tiemble la mano para decantar su apoyo en favor de las causas perdidas en el planeta sin que esto afecte su relación económica con tal o cual país. Es necesario un dirigente que tenga liderazgo en materia de política exterior y que la plasme desde su proyecto de nación. Que le entienda al tema y que haga grupos, pero no solo ideológicos, sino de trabajo con quienes gobiernan en el mundo, que socialicen y, a partir de ello, que puedan tomar sanas decisiones que deslumbren a otros y que fortalezcan el posicionamiento mexicano en la escala global.

Se necesita alguien que sepa “vender” nuestra nación a través del expansionismo de nuestra cultura con cosas tales como la alimentación, el deporte, la gastronomía, el comercio o nuestras tradiciones. Necesitamos alguien que saque ventaja de los Tratados de Libre Comercio firmados por todo el mundo, como los de Japón, Israel, Unión Europea, Asociación Europea de Libre Comercio o la Alianza del Pacífico. Alguien que encuentre en las debilidades ajenas oportunidades propias. Alguien que mire al occidente, al oriente, al norte y al sur para encontrar nuevas oportunidades de crecimiento a través de la política exterior.

Necesitamos alguien que se preocupe de todo eso y más. El problema, haciendo una remembranza del Mito de Sísifo, es que por más que empujemos, siempre volveremos a lo mismo, sobre todo con gobernantes que en lugar de apoyarnos con alguien para que nos jale, nosotros solo queramos empujar. Veremos, pero hasta ahorita, ninguno de los tres presentó nada. Ojalá que no se les olvide.

FERNANDO ABREGO CAMARILLO es Doctor en Ciencias Administrativas por el IPN. Profesor de telesecundaria en los SEIEM además de investigador y catedrático de tiempo completo en la academia de Bloques Regionales de la Escuela Superior de Comercio y Administración Unidad Santo Tomás en el IPN. Asociado COMEXI. Sígalo en @fabrecam

Luego del debate presidencial sucedido la semana anterior en nuestro país, me surgieron algunas dudas que creo deben ser planteadas en estas líneas y que, sin afán de jugarle al gurú, muchos de los que las leen también tienen.

Resulta que además de descalificaciones, los tres contendientes a la presidencia de la República hablaron de algunos temas que son importantes, pero que, desde mi punto de vista, son insuficientes para el desarrollo de un verdadero proyecto de nación. Me refiero a que hablaron, amén de lo que han propuesto en sus proyectos de nación, de temas relevantes que se refieren a la economía (interna únicamente), educación, medio ambiente, programas sociales, movilidad y temas de género, sin embargo, no he leído ni escuchado que ninguno de los tres tenga un verdadero plan para posicionar a México en el mundo y que poco a poco nos vayamos acercando a las grandes economías del orbe.

Ahora, no quiero decir que las propuestas de los candidatos se encuentren carentes de ideas en materia de política exterior, sin embargo, ninguno hace una referencia, ni clara ni ambigua, al respecto, por lo que los problemas del planeta pareciera que no son relevantes para las candidatas y el candidato. Es por ello que creo que es importante reconocer que esta falta de ideas en un tema tan relevante como lo es la política exterior solamente se puede ver reflejada en problemas directos e indirectos de naciones y sus gobernantes, como los actuales casos de Rusia y Ucrania o Israel y Palestina en donde México se ha mantenido al margen señalando que respetar las doctrinas Estrada y Carranza es una sana señal de estabilidad política, lo cual, como dicen en la mañanera “no es verdad pero tampoco falso”.

Entonces, ¿a qué me refiero? Pues a que en el entendido que México ha mantenido una idea de neutralidad ante los hechos que ocurren en el mundo, tampoco debe significar que las posibles personas que ocuparán la presidencia de la República no estén interesados en temas internacionales, pues el desconocer el devenir global hace que las administraciones pierdan oportunidades que, al final, se pueden ver coronadas como ayudas o crecimiento en temas económicos que terminarán beneficiando a los programas sociales que se plantean desde adentro de nuestra nación. Porque, ¿Cómo vamos a solventar la carga económica de proyectos educativos, ambientales, sociales, de pensiones o cualquier otro si no tenemos dinero?

Y es que no debemos olvidar el lugar que México ocupa en el mundo y que debería ser considerado por nuestro candidato y candidatas ya que pareciera que lo único que han planteado en todo este tiempo en el que se han pronunciado como aspirantes son temas de orden interno. Hace falta que en sus equipos de trabajo se encuentre gente que les asesore sobre la importancia de conocer el mundo, de recorrerlo y de atender los encuentros y cumbres que se celebran alrededor del planeta para tratar de garantizar la paz y el desarrollo económico de las naciones.

Necesitamos pues, un gobernante que no le tenga miedo a pronunciarse en favor o en contra de alguna situación, que no le tiemble la mano para decantar su apoyo en favor de las causas perdidas en el planeta sin que esto afecte su relación económica con tal o cual país. Es necesario un dirigente que tenga liderazgo en materia de política exterior y que la plasme desde su proyecto de nación. Que le entienda al tema y que haga grupos, pero no solo ideológicos, sino de trabajo con quienes gobiernan en el mundo, que socialicen y, a partir de ello, que puedan tomar sanas decisiones que deslumbren a otros y que fortalezcan el posicionamiento mexicano en la escala global.

Se necesita alguien que sepa “vender” nuestra nación a través del expansionismo de nuestra cultura con cosas tales como la alimentación, el deporte, la gastronomía, el comercio o nuestras tradiciones. Necesitamos alguien que saque ventaja de los Tratados de Libre Comercio firmados por todo el mundo, como los de Japón, Israel, Unión Europea, Asociación Europea de Libre Comercio o la Alianza del Pacífico. Alguien que encuentre en las debilidades ajenas oportunidades propias. Alguien que mire al occidente, al oriente, al norte y al sur para encontrar nuevas oportunidades de crecimiento a través de la política exterior.

Necesitamos alguien que se preocupe de todo eso y más. El problema, haciendo una remembranza del Mito de Sísifo, es que por más que empujemos, siempre volveremos a lo mismo, sobre todo con gobernantes que en lugar de apoyarnos con alguien para que nos jale, nosotros solo queramos empujar. Veremos, pero hasta ahorita, ninguno de los tres presentó nada. Ojalá que no se les olvide.

FERNANDO ABREGO CAMARILLO es Doctor en Ciencias Administrativas por el IPN. Profesor de telesecundaria en los SEIEM además de investigador y catedrático de tiempo completo en la academia de Bloques Regionales de la Escuela Superior de Comercio y Administración Unidad Santo Tomás en el IPN. Asociado COMEXI. Sígalo en @fabrecam