/ martes 6 de febrero de 2024

Desde Rusia, el sol sale para todos

El presidente Vladimir Putin, de 71 años, ha quedado inscrito como precandidato para la elección presidencial que ha de celebrarse en Rusia el próximo 17 de marzo, lo cual indica que, de resultar ganador, gobernará a la Federación Rusa por cinco años más, es decir, hasta el 2029.

La verdad es que no suena nada extraño que un líder como él se quiera reelegir, sobre todo luego de la invasión ucraniana hace ya casi dos años y de la anexión de Crimea hace unos diez. Putin se encuentra en el mejor momento de su carrera pues luego de Xi Jinping en China, es el máximo líder regional y global y que, además, se mantiene al frente de un país por tantos años.

El punto es que, para lograr su registro, el presidente tuvo que hacer algunos arreglos de carácter oficial y constitucional porque, de otra manera, no hubiese sido posible buscar la reelección a pesar de ya haber hecho y desecho en la Constitución el periodo presidencial anterior. Les platico.

Resulta que cuando el presidente Putin tomó el mando del gobierno por primera vez en el año 2000, la Constitución mencionaba que los periodos de gobierno eran por cuatro años y que solo podía existir una reelección seguida, motivo por el cual Putin tuvo que dejar el poder en 2008 pues ya había gobernado como presidente dos periodos consecutivos.

Sin embargo, el presidente que le sucedió en el gobierno fue Dmitri Medvédev, uno de los personajes más cercanos a Putin quien, a su vez, se convirtió en Primer Ministro por el periodo del 2008 al 2012. Una vez pasada la elección del 2012, Putin volvió a ser electo como presidente por un periodo de, ahora, seis años, lo cual permitiría que, si todo le salía bien, mantendría el poder por 12 años más, pues en 2018 fue reelecto como lo marcaba la Constitución. El hecho es que luego de 20 años como presidente ruso, Vladimir Putin ha vuelto a modificar la Constitución con la ayuda de los representantes de la Cámara y los partidos políticos tales como Rusia Unida quienes respaldan abiertamente el proyecto de nación de Putin y su invasión a Ucrania.

La reforma hecha por Putin en el año 2020 le ha abierto la puerta a contender en la elección de este año y, de ser ganador, incluso poder contender por la elección del 2030, ¡lo que lo llevaría a ser presidente de Rusia hasta el 2036!

El problema para quienes quieren a Putin fuera de Rusia pronto es que no parece viable que se logre porque su gestión de gobierno tiene una aprobación de más de 80%, lo cual representaría que ganara esta elección con más votos de lo que lo hizo hace seis años, lo cual se traduce en que la invasión rusa en Ucrania no parece tener fin a corto plazo. Además, habrá que destacar dos elementos más que impulsan a Putin en el plano geopolítico a nivel global y que ya no tienen que ver ni con Estados Unidos ni con la Unión Europea, que cada vez luce más distante, dividida y con menos poder sobre el mundo que alguna vez fue suyo. Ahora Rusia -y Putin- lucen poderosos al haber empezado un enclave geopolítico con China y una marcada agenda de inversión y desarrollo en África, amén de los resabios de la influencia que se tenía en Asia y en la América Latina.

Rusia, si la historia y la bola de cristal basada en ella no fallan, continuará su proceso de crecimiento y de poderío a lo largo y ancho del planeta basada en la figura de Vladimir Putin, un personaje que, aunque a veces no nos gusten sus formas y sus políticas, ha sabido retomar lo que en algún momento han intentado tantos y tantos líderes políticos en los últimos años al querer mantenerse al mando de una nación que sea punta de lanza a nivel global y que, como en el caso de Rusia y sus amigos los BRICS, logre romper el poder hegemónico del Norte Global, lo cual permitiría mayor capacidad de negociación no solo para Rusia y sus aliados, sino para todas aquellas naciones que quieren abrirse un camino que no siempre esté dirigido por los de siempre, por lo que se quieren comer solos el pastel, porque a pesar de los pesares y de los enredos que provocan este tipo de gobernantes, el sol sale para todos, incluso en frío de Siberia.

FERNANDO ABREGO CAMARILLO es Doctor en Ciencias Administrativas por el IPN. Profesor de telesecundaria en los SEIEM además de investigador y catedrático de tiempo completo en la academia de Bloques Regionales de la Escuela Superior de Comercio y Administración Unidad Santo Tomás en el IPN. Asociado COMEXI. Sígalo en @fabrecam

El presidente Vladimir Putin, de 71 años, ha quedado inscrito como precandidato para la elección presidencial que ha de celebrarse en Rusia el próximo 17 de marzo, lo cual indica que, de resultar ganador, gobernará a la Federación Rusa por cinco años más, es decir, hasta el 2029.

La verdad es que no suena nada extraño que un líder como él se quiera reelegir, sobre todo luego de la invasión ucraniana hace ya casi dos años y de la anexión de Crimea hace unos diez. Putin se encuentra en el mejor momento de su carrera pues luego de Xi Jinping en China, es el máximo líder regional y global y que, además, se mantiene al frente de un país por tantos años.

El punto es que, para lograr su registro, el presidente tuvo que hacer algunos arreglos de carácter oficial y constitucional porque, de otra manera, no hubiese sido posible buscar la reelección a pesar de ya haber hecho y desecho en la Constitución el periodo presidencial anterior. Les platico.

Resulta que cuando el presidente Putin tomó el mando del gobierno por primera vez en el año 2000, la Constitución mencionaba que los periodos de gobierno eran por cuatro años y que solo podía existir una reelección seguida, motivo por el cual Putin tuvo que dejar el poder en 2008 pues ya había gobernado como presidente dos periodos consecutivos.

Sin embargo, el presidente que le sucedió en el gobierno fue Dmitri Medvédev, uno de los personajes más cercanos a Putin quien, a su vez, se convirtió en Primer Ministro por el periodo del 2008 al 2012. Una vez pasada la elección del 2012, Putin volvió a ser electo como presidente por un periodo de, ahora, seis años, lo cual permitiría que, si todo le salía bien, mantendría el poder por 12 años más, pues en 2018 fue reelecto como lo marcaba la Constitución. El hecho es que luego de 20 años como presidente ruso, Vladimir Putin ha vuelto a modificar la Constitución con la ayuda de los representantes de la Cámara y los partidos políticos tales como Rusia Unida quienes respaldan abiertamente el proyecto de nación de Putin y su invasión a Ucrania.

La reforma hecha por Putin en el año 2020 le ha abierto la puerta a contender en la elección de este año y, de ser ganador, incluso poder contender por la elección del 2030, ¡lo que lo llevaría a ser presidente de Rusia hasta el 2036!

El problema para quienes quieren a Putin fuera de Rusia pronto es que no parece viable que se logre porque su gestión de gobierno tiene una aprobación de más de 80%, lo cual representaría que ganara esta elección con más votos de lo que lo hizo hace seis años, lo cual se traduce en que la invasión rusa en Ucrania no parece tener fin a corto plazo. Además, habrá que destacar dos elementos más que impulsan a Putin en el plano geopolítico a nivel global y que ya no tienen que ver ni con Estados Unidos ni con la Unión Europea, que cada vez luce más distante, dividida y con menos poder sobre el mundo que alguna vez fue suyo. Ahora Rusia -y Putin- lucen poderosos al haber empezado un enclave geopolítico con China y una marcada agenda de inversión y desarrollo en África, amén de los resabios de la influencia que se tenía en Asia y en la América Latina.

Rusia, si la historia y la bola de cristal basada en ella no fallan, continuará su proceso de crecimiento y de poderío a lo largo y ancho del planeta basada en la figura de Vladimir Putin, un personaje que, aunque a veces no nos gusten sus formas y sus políticas, ha sabido retomar lo que en algún momento han intentado tantos y tantos líderes políticos en los últimos años al querer mantenerse al mando de una nación que sea punta de lanza a nivel global y que, como en el caso de Rusia y sus amigos los BRICS, logre romper el poder hegemónico del Norte Global, lo cual permitiría mayor capacidad de negociación no solo para Rusia y sus aliados, sino para todas aquellas naciones que quieren abrirse un camino que no siempre esté dirigido por los de siempre, por lo que se quieren comer solos el pastel, porque a pesar de los pesares y de los enredos que provocan este tipo de gobernantes, el sol sale para todos, incluso en frío de Siberia.

FERNANDO ABREGO CAMARILLO es Doctor en Ciencias Administrativas por el IPN. Profesor de telesecundaria en los SEIEM además de investigador y catedrático de tiempo completo en la academia de Bloques Regionales de la Escuela Superior de Comercio y Administración Unidad Santo Tomás en el IPN. Asociado COMEXI. Sígalo en @fabrecam