/ jueves 18 de enero de 2024

Seguir con lo bueno

Hay que reconocer cuando uno se equivoca y en este caso fui yo. No necesariamente equivocado, pero si falto de información. Durante el año pasado en esta columna se habló de todo lo que en el Ayuntamiento no se hacía, cargándole la culpa particularmente a su presidente municipal, José Luis Urióstegui. Que si hay una mala planeación, que si no están bien organizados y que si hay malas prácticas de gobierno. Pero al parecer el principal problema que tiene esta administración municipal es una comunicación deficiente.

En general me parece que las malas prácticas de gobierno sí existen, producto de una costumbre, una tradición de hacer gobierno que viene deteriorando al Ayuntamiento, y en general a las instituciones de gobierno mexicanas, desde hace mucho y por razones diversas. Sin embargo, en los últimos días tuve la oportunidad de, primero, escuchar a Urióstegui en una asamblea de la Barra de Abogados y segundo, acudí a un Foro de Consulta del Instituto Municipal de Planeación.

Desde hace unos meses, que en lo personal concluí un proyecto cuyo objeto era conocer el territorio de Cuernavaca, caí en cuenta de la enormidad de la ciudad. Luego, escuchando el pasado fin de semana a Urióstegui relatar lo que ha sido su trabajo, me di cuenta de que sí está haciendo su parte. Solo que, así como a mí no me dio tiempo de pisar toda la ciudad, a él no le ha dado tiempo de pisar todos los pendientes del Ayuntamiento. No lo eximo totalmente de la incompetencia, pero sí reconozco que la complejidad de administrar una ciudad va más allá de tres años.

Recuerdo la administración de Morales Barud hace casi diez años. Pasó su trienio corrigiendo problemas financieros, y aunque eso no le dio la reelección, fue una tarea monumental. Desgraciadamente su sucesor fue Cuauhtémoc, que deshizo todo el trabajo, y luego el Lobito cavó un hoyo todavía más hondo. Hoy a Urióstegui le ha tocado otra vez, así como a Morales Barud, salir del hoyo para poder entonces pensar en hacer más. Apenas va a poder empezar a gastar en algo más que pagar deudas.

De ninguna manera me gustaría que esta reflexión se entendiera como un apoyo al señor Urióstegui para su reelección. Todavía pesa sobre su cabeza la corrupción de los panistas en el manejo del cabildo, y aunque los recursos fueran pocos, no creo que haya hecho lo mejor para aliviar a las colonias de Cuernavaca. En materia de Seguridad, tampoco supo bien qué hacer. Pero hay que darle honor a quien honor merece.

Aquí es donde el otro evento entra a colación. El Instituto Municipal de Planeación y su proyecto de Programa Municipal de Desarrollo Sustentable. Instrumento muy relevante que desde el 2011 no se ha actualizado, ahorita se está actualizando. Lo que llevo diciendo hace más de un año es que tenemos que tomarnos enserio la administración y planificar más allá de un trienio. Esto que pasó entre Morales Barud y Urióstegui Salgado es a lo que me refiero: no podemos permitir que, si la democracia nos pone a un gobernante popular o incompetente, éste se robe el futuro de la ciudad. Ahí entra la planeación para el desarrollo como instrumento de regulación. Cuernavaca necesita una política de agua, constante a través del tiempo, por poner un ejemplo. No importa el nombre del que ocupe la silla, la chamba tiene que hacerse todos los días, sin importar si llueve o truena. Porque solo así podemos esperar salir del hoyo. Si un día escalamos para un lado, y al día siguiente nos volvemos a bajar y escalamos para el otro… nunca vamos a salir.

Hay que reconocer cuando uno se equivoca y en este caso fui yo. No necesariamente equivocado, pero si falto de información. Durante el año pasado en esta columna se habló de todo lo que en el Ayuntamiento no se hacía, cargándole la culpa particularmente a su presidente municipal, José Luis Urióstegui. Que si hay una mala planeación, que si no están bien organizados y que si hay malas prácticas de gobierno. Pero al parecer el principal problema que tiene esta administración municipal es una comunicación deficiente.

En general me parece que las malas prácticas de gobierno sí existen, producto de una costumbre, una tradición de hacer gobierno que viene deteriorando al Ayuntamiento, y en general a las instituciones de gobierno mexicanas, desde hace mucho y por razones diversas. Sin embargo, en los últimos días tuve la oportunidad de, primero, escuchar a Urióstegui en una asamblea de la Barra de Abogados y segundo, acudí a un Foro de Consulta del Instituto Municipal de Planeación.

Desde hace unos meses, que en lo personal concluí un proyecto cuyo objeto era conocer el territorio de Cuernavaca, caí en cuenta de la enormidad de la ciudad. Luego, escuchando el pasado fin de semana a Urióstegui relatar lo que ha sido su trabajo, me di cuenta de que sí está haciendo su parte. Solo que, así como a mí no me dio tiempo de pisar toda la ciudad, a él no le ha dado tiempo de pisar todos los pendientes del Ayuntamiento. No lo eximo totalmente de la incompetencia, pero sí reconozco que la complejidad de administrar una ciudad va más allá de tres años.

Recuerdo la administración de Morales Barud hace casi diez años. Pasó su trienio corrigiendo problemas financieros, y aunque eso no le dio la reelección, fue una tarea monumental. Desgraciadamente su sucesor fue Cuauhtémoc, que deshizo todo el trabajo, y luego el Lobito cavó un hoyo todavía más hondo. Hoy a Urióstegui le ha tocado otra vez, así como a Morales Barud, salir del hoyo para poder entonces pensar en hacer más. Apenas va a poder empezar a gastar en algo más que pagar deudas.

De ninguna manera me gustaría que esta reflexión se entendiera como un apoyo al señor Urióstegui para su reelección. Todavía pesa sobre su cabeza la corrupción de los panistas en el manejo del cabildo, y aunque los recursos fueran pocos, no creo que haya hecho lo mejor para aliviar a las colonias de Cuernavaca. En materia de Seguridad, tampoco supo bien qué hacer. Pero hay que darle honor a quien honor merece.

Aquí es donde el otro evento entra a colación. El Instituto Municipal de Planeación y su proyecto de Programa Municipal de Desarrollo Sustentable. Instrumento muy relevante que desde el 2011 no se ha actualizado, ahorita se está actualizando. Lo que llevo diciendo hace más de un año es que tenemos que tomarnos enserio la administración y planificar más allá de un trienio. Esto que pasó entre Morales Barud y Urióstegui Salgado es a lo que me refiero: no podemos permitir que, si la democracia nos pone a un gobernante popular o incompetente, éste se robe el futuro de la ciudad. Ahí entra la planeación para el desarrollo como instrumento de regulación. Cuernavaca necesita una política de agua, constante a través del tiempo, por poner un ejemplo. No importa el nombre del que ocupe la silla, la chamba tiene que hacerse todos los días, sin importar si llueve o truena. Porque solo así podemos esperar salir del hoyo. Si un día escalamos para un lado, y al día siguiente nos volvemos a bajar y escalamos para el otro… nunca vamos a salir.

ÚLTIMASCOLUMNAS