/ jueves 22 de febrero de 2024

Entre tu burbuja y la mía, prefiero la mía

Ayer en redes sociales en un video que hice recomendando un libro un personaje me empezó a trolear. Le parecía que mi video le recordaba a la metida de pata de EPN en la FIL de Guadalajara cuando era precandidato a la presidencia. Eso por la sencilla razón que soy güero y recomiendo uno de los libros que EPN quiso recomendar ese día. A esta noble persona, se le hizo inteligente comentar mi publicación haciendo la comparación con ese suceso denostándome en el proceso. Por supuesto que le contesté.

En general la recomendación en estos casos es no contestar, no clavarse. Pero a mí me gusta interactuar en mis redes. Cuando los comentarios son buenos, vale la pena hacer comunidad, he sacado buenas experiencias de eso. Como el Pinche Poeta, otra persona con la que alguna vez discutí civilizadamente y luego nos vimos en persona para platicar. Él tuvo el tacto y la educación para expresar su opinión de manera decente. De hecho, en este mismo post, el PP me volvió a comentar, y ya con una relación amigable establecida entre él y yo, entendí y agradecí su sarcasmo. Me estaba avisando el video lo percibe de cierta manera. El piensa diferente a mí y está en todo su derecho. En ciertas cosas le doy la razón y en otras no. Como este caso, les podrá parecer muy mirrey que recomiende un libro, pero es lo que me gusta hacer, y verdaderamente creo que harían bien en leerlo. Mirrey, junior, güerito o como les pueda parecer, no es excusa para juzgarme con tu resentimiento.

El otro personaje también está en su derecho de pensar diferente, como muchas otras personas. A lo que nadie de nosotros tiene derecho es a tratar de imponer su opinión. Sí, las redes nos hacen fácil escupir cualquier cosa sin mucha responsabilidad, pero eso no quiere decir que esté bien. En su momento el PP tuvo la civilidad de expresar su opinión, escuchar la mía y hasta nos echamos unos tés para hablarlo. Cuando platicaba con él, me hacía consciente de la burbuja de privilegio en la que yo he vivido y como quienes no están en mí misma burbuja pueden percibirme diferente. “Hay que conectar de verdad, la gente quiere ver que sus políticos puedan entender cómo es su vida, bajarse de la nube y caminar en la tierra con ellos.” Estoy de acuerdo con él y no es que yo viva en una nube o los demás en la tierra, pero entendí la analogía porque es algo que yo he pesado hace años y por eso me dedico a caminar para conocer en primera persona las diferentes realidades de mi ciudad.

A final del día todos vivimos en una burbuja construida por las conexiones, espacios, ideas con las que tenemos contacto. En mi caso, esa burbuja es privilegiada, yo he sido el primero en reconocerlo, me ha dado oportunidades en la vida. Hay burbujas más privilegiadas que las mías, y hay otras menos privilegiadas. Cada uno sabrá como es su burbuja. El tema es que no podamos ver más allá de esa burbuja para relacionarnos como sociedad. No podemos ver al de enfrente y dejar que gane el enojo. A este personaje se le notaba el resentimiento en sus comentarios, la ponzoña. Quien sabe quién le hizo tanto daño, pero se le hizo fácil desquitarse conmigo sin conocerme.

Hoy, esa incapacidad de empatizar nos tiene divididos en dos bandos que la verdadera mafia del poder (sea de la 4T o de los otros partidos) aprovecha a su favor: “nosotros los buenos, contra ustedes los malos”. Llámale chairo o fifí, pero la idea es la misma. El proceso electoral que tenemos en puerta, lo van a aprovechar para ello. Nadie está haciendo propuestas reales para resolver los problemas estructurales del país, porque no hace falta. La emoción que provoca el aprovechar las burbujas con fines políticos es suficiente. Hay que romper las burbujas.



Ayer en redes sociales en un video que hice recomendando un libro un personaje me empezó a trolear. Le parecía que mi video le recordaba a la metida de pata de EPN en la FIL de Guadalajara cuando era precandidato a la presidencia. Eso por la sencilla razón que soy güero y recomiendo uno de los libros que EPN quiso recomendar ese día. A esta noble persona, se le hizo inteligente comentar mi publicación haciendo la comparación con ese suceso denostándome en el proceso. Por supuesto que le contesté.

En general la recomendación en estos casos es no contestar, no clavarse. Pero a mí me gusta interactuar en mis redes. Cuando los comentarios son buenos, vale la pena hacer comunidad, he sacado buenas experiencias de eso. Como el Pinche Poeta, otra persona con la que alguna vez discutí civilizadamente y luego nos vimos en persona para platicar. Él tuvo el tacto y la educación para expresar su opinión de manera decente. De hecho, en este mismo post, el PP me volvió a comentar, y ya con una relación amigable establecida entre él y yo, entendí y agradecí su sarcasmo. Me estaba avisando el video lo percibe de cierta manera. El piensa diferente a mí y está en todo su derecho. En ciertas cosas le doy la razón y en otras no. Como este caso, les podrá parecer muy mirrey que recomiende un libro, pero es lo que me gusta hacer, y verdaderamente creo que harían bien en leerlo. Mirrey, junior, güerito o como les pueda parecer, no es excusa para juzgarme con tu resentimiento.

El otro personaje también está en su derecho de pensar diferente, como muchas otras personas. A lo que nadie de nosotros tiene derecho es a tratar de imponer su opinión. Sí, las redes nos hacen fácil escupir cualquier cosa sin mucha responsabilidad, pero eso no quiere decir que esté bien. En su momento el PP tuvo la civilidad de expresar su opinión, escuchar la mía y hasta nos echamos unos tés para hablarlo. Cuando platicaba con él, me hacía consciente de la burbuja de privilegio en la que yo he vivido y como quienes no están en mí misma burbuja pueden percibirme diferente. “Hay que conectar de verdad, la gente quiere ver que sus políticos puedan entender cómo es su vida, bajarse de la nube y caminar en la tierra con ellos.” Estoy de acuerdo con él y no es que yo viva en una nube o los demás en la tierra, pero entendí la analogía porque es algo que yo he pesado hace años y por eso me dedico a caminar para conocer en primera persona las diferentes realidades de mi ciudad.

A final del día todos vivimos en una burbuja construida por las conexiones, espacios, ideas con las que tenemos contacto. En mi caso, esa burbuja es privilegiada, yo he sido el primero en reconocerlo, me ha dado oportunidades en la vida. Hay burbujas más privilegiadas que las mías, y hay otras menos privilegiadas. Cada uno sabrá como es su burbuja. El tema es que no podamos ver más allá de esa burbuja para relacionarnos como sociedad. No podemos ver al de enfrente y dejar que gane el enojo. A este personaje se le notaba el resentimiento en sus comentarios, la ponzoña. Quien sabe quién le hizo tanto daño, pero se le hizo fácil desquitarse conmigo sin conocerme.

Hoy, esa incapacidad de empatizar nos tiene divididos en dos bandos que la verdadera mafia del poder (sea de la 4T o de los otros partidos) aprovecha a su favor: “nosotros los buenos, contra ustedes los malos”. Llámale chairo o fifí, pero la idea es la misma. El proceso electoral que tenemos en puerta, lo van a aprovechar para ello. Nadie está haciendo propuestas reales para resolver los problemas estructurales del país, porque no hace falta. La emoción que provoca el aprovechar las burbujas con fines políticos es suficiente. Hay que romper las burbujas.



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