/ viernes 5 de enero de 2024

Ya llegó el 24

Bienvenidos al 2024, año electoral. El gancho fácil es hacer mención de que tendremos la elección más grande en la historia del país, cosa que es cierto. Sin embargo, me parece una exageración. El tamaño de la elección es simplemente natural considerando el crecimiento demográfico y desarrollo democrático de México. Igual y sería mejor poner atención en el renglón de cómo se financia esa elección y transparentar de mejor manera la discusión para saber si va a faltar lana o alcanza. Quien sabe, en esta era en donde polarizar es el nombre del juego es difícil, hasta para los más vivos, saber cuál es la realidad. Un buen propósito podría ser el tratar de tener una discusión pública más transparente. En mi caso, año nuevo, retos nuevos. A continuación, te voy a contar de que va a ir esta columna durante el 2024.

Si todo sale bien, tendré la oportunidad de ser candidato en el proceso. No hablaré de más al respecto en este espacio, para no romper la ley electoral. Es más, precisamente he decidido enfocar el tema de esta columna fuera de la grilla. Para que independientemente de mi participación, podamos mantener la neutralidad y así seguir escribiendo sin temor a violar la ley electoral. Yo soy un convencido de que los conflictos de interés no son el meollo del asunto, sino como resuelves el conflicto. Cero posicionamientos políticos en este espacio. Ese es mi primer propósito.

El segundo propósito es que la crítica que aquí se haga, si es que a eso llegamos, sea constructiva. Durante el año y medio pasado, se me hizo una muletilla recurrir a la crítica fácil a las autoridades. Es verdaderamente sencillo encontrar asuntos que desde mi sillaparecen obvios y hacen quedar mal a las autoridades, y no es que nuestros servidores públicos sean santos… o capaces en muchos casos. Pero creo que tenemos que darles el beneficio de la duda. Trato de ponerme en sus zapatos y lo primero que reconozco es que la toma de decisiones públicas no es sencilla en estos tiempos. Eso no quiere decir que tenga pensado dejar pasar sus actos malos, pero si evitaré calificarlos si no tengo la información suficiente.

Un tercer propósito de esta columna, y estoy seguro lo agradecerán en la oficina de El Sol de Cuernavaca, es enviar la columna puntual, en los tiempos solicitados. El principal beneficiado de dicho propósito será nuestro jefe de redacción, que muy amablemente evitó ahorcarme cada vez que entregué mi columna al cuarto para la hora durante el año pasado.

Imparcialidad, evitar tomar partidos políticos, respetar y dar el beneficio de la duda a nuestras autoridades y ser puntual. Me parecen propósitos objetivos y realizables. Ya veremos.

Pongámosle atención este año al proceso electoral, al menos durante el primer semestre, pero no lo hagamos en función de la polarización que las campañas van a generar. Hagámoslo desde las propuestas que se pongan sobre la mesa y su capacidad para resolver los problemas del Estado. Eso es lo que nuestra democracia necesita, así como que los que participamos de ella, maduremos y dejemos de votar para castigar, y mejor lo hagamos para mejorar.

Así las cosas, les deseo a todos un 2024 lleno de bendiciones, tiempo en familia y muchas risas.


Bienvenidos al 2024, año electoral. El gancho fácil es hacer mención de que tendremos la elección más grande en la historia del país, cosa que es cierto. Sin embargo, me parece una exageración. El tamaño de la elección es simplemente natural considerando el crecimiento demográfico y desarrollo democrático de México. Igual y sería mejor poner atención en el renglón de cómo se financia esa elección y transparentar de mejor manera la discusión para saber si va a faltar lana o alcanza. Quien sabe, en esta era en donde polarizar es el nombre del juego es difícil, hasta para los más vivos, saber cuál es la realidad. Un buen propósito podría ser el tratar de tener una discusión pública más transparente. En mi caso, año nuevo, retos nuevos. A continuación, te voy a contar de que va a ir esta columna durante el 2024.

Si todo sale bien, tendré la oportunidad de ser candidato en el proceso. No hablaré de más al respecto en este espacio, para no romper la ley electoral. Es más, precisamente he decidido enfocar el tema de esta columna fuera de la grilla. Para que independientemente de mi participación, podamos mantener la neutralidad y así seguir escribiendo sin temor a violar la ley electoral. Yo soy un convencido de que los conflictos de interés no son el meollo del asunto, sino como resuelves el conflicto. Cero posicionamientos políticos en este espacio. Ese es mi primer propósito.

El segundo propósito es que la crítica que aquí se haga, si es que a eso llegamos, sea constructiva. Durante el año y medio pasado, se me hizo una muletilla recurrir a la crítica fácil a las autoridades. Es verdaderamente sencillo encontrar asuntos que desde mi sillaparecen obvios y hacen quedar mal a las autoridades, y no es que nuestros servidores públicos sean santos… o capaces en muchos casos. Pero creo que tenemos que darles el beneficio de la duda. Trato de ponerme en sus zapatos y lo primero que reconozco es que la toma de decisiones públicas no es sencilla en estos tiempos. Eso no quiere decir que tenga pensado dejar pasar sus actos malos, pero si evitaré calificarlos si no tengo la información suficiente.

Un tercer propósito de esta columna, y estoy seguro lo agradecerán en la oficina de El Sol de Cuernavaca, es enviar la columna puntual, en los tiempos solicitados. El principal beneficiado de dicho propósito será nuestro jefe de redacción, que muy amablemente evitó ahorcarme cada vez que entregué mi columna al cuarto para la hora durante el año pasado.

Imparcialidad, evitar tomar partidos políticos, respetar y dar el beneficio de la duda a nuestras autoridades y ser puntual. Me parecen propósitos objetivos y realizables. Ya veremos.

Pongámosle atención este año al proceso electoral, al menos durante el primer semestre, pero no lo hagamos en función de la polarización que las campañas van a generar. Hagámoslo desde las propuestas que se pongan sobre la mesa y su capacidad para resolver los problemas del Estado. Eso es lo que nuestra democracia necesita, así como que los que participamos de ella, maduremos y dejemos de votar para castigar, y mejor lo hagamos para mejorar.

Así las cosas, les deseo a todos un 2024 lleno de bendiciones, tiempo en familia y muchas risas.


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