/ jueves 11 de enero de 2024

Levantando información en la calle

Ahí les va una experiencia que acabo de vivir caminando las calles de Cuernavaca. No es proselitismo, una voz en primera persona de los procesos políticos en las calles. Como parte de un proceso interno de mi partido, tuve que recolectar “respaldos” de ciudadanos como requisito para ser candidato en el futuro. La verdad es que previo a ejecutarlo, pensé sería fácil, solo cuestión de ir al territorio a trabajar. La realidad fue mucho más compleja.

El primer aprendizaje, y no debe ser sorpresa para muchos, es que a la sociedad en general le da la mayor de las flojeras el proceso electoral, los partidos políticos y los políticos en general. Es más fácil que la gente se pare en la calle a hablar contigo sobre futbol, que sobre política. Sin lugar a duda asoma esos porcentajes tan bajos de participación. Esa es una primera barrera que hay que superar. Hay quienes la tienen más fácil o difícil, por ejemplo: hay calles en donde decir que eres de MORENA te abre las puertas con mayor facilidad, hay calles en donde decir que vienes del PRI te cierra las puertas en la nariz y hay calles en donde pasa al revés. Por supuesto que una primera tarea de las campañas es saber cuáles son las colonias en las que te conviene trabajar. Aunque MORENA es quien hoy tiene la mayor ventaja en ese sentido, y ahí viene el siguiente punto.

El segundo problema al que uno se enfrenta es que MORENA está operando con el manual del peor de los PRIs y además agregando nuevas tácticas. A algunas personas ya le están dando dinero para tenerlos en su equipo, a otros les ofrecen promesa de puestos en gobiernos y otros de plano amenazas de perder programas sociales o protección (lo que sea que eso significa). Los famosos servidores de la nación, financiados con dinero de nuestros impuestos, van por todas partes haciendo encuestas y proselitismo político disfrazado de programas sociales. Es muy difícil competir contra esos recursos.

El tercer problema, si logras encontrar una zona en donde eres bienvenido y los servidores de la nación no han agobiado a la gente, es que el mexicano ya es muy desconfiado de quien se acerca a pedir datos de identificación. Aunque tengas aviso de privacidad y jures usar para bien la información. Sin embargo, hay mucha gente que tiene “bases de datos” con cientos de identificaciones que quien sabe cómo consiguieron y se venden al mejor postor.

Estas circunstancias hacen a uno preguntarse sobre la veracidad del levantamiento de información en la calle. Me queda claro que cuando se trata de casas encuestadoras serias, la metodología reduce la incertidumbre. Sin embargo, cuando el proceso de levantamiento no tienen una metodología tan seria, por ejemplo, una casa encuestadora a modo, el resultado definitivamente va a ser el que le convenga al que lo está pagando. Sirve como mera faramalla marketera.

Estas experiencias en la práctica de nuestra democracia deben servir para construir un sistema electoral que funcione mejor. El reto es que logremos traducirlo a proyectos de ley, políticas públicas, y en general herramientas que mejoren nuestros procesos políticos. ¿Cómo se arregla?

Ahí les va una experiencia que acabo de vivir caminando las calles de Cuernavaca. No es proselitismo, una voz en primera persona de los procesos políticos en las calles. Como parte de un proceso interno de mi partido, tuve que recolectar “respaldos” de ciudadanos como requisito para ser candidato en el futuro. La verdad es que previo a ejecutarlo, pensé sería fácil, solo cuestión de ir al territorio a trabajar. La realidad fue mucho más compleja.

El primer aprendizaje, y no debe ser sorpresa para muchos, es que a la sociedad en general le da la mayor de las flojeras el proceso electoral, los partidos políticos y los políticos en general. Es más fácil que la gente se pare en la calle a hablar contigo sobre futbol, que sobre política. Sin lugar a duda asoma esos porcentajes tan bajos de participación. Esa es una primera barrera que hay que superar. Hay quienes la tienen más fácil o difícil, por ejemplo: hay calles en donde decir que eres de MORENA te abre las puertas con mayor facilidad, hay calles en donde decir que vienes del PRI te cierra las puertas en la nariz y hay calles en donde pasa al revés. Por supuesto que una primera tarea de las campañas es saber cuáles son las colonias en las que te conviene trabajar. Aunque MORENA es quien hoy tiene la mayor ventaja en ese sentido, y ahí viene el siguiente punto.

El segundo problema al que uno se enfrenta es que MORENA está operando con el manual del peor de los PRIs y además agregando nuevas tácticas. A algunas personas ya le están dando dinero para tenerlos en su equipo, a otros les ofrecen promesa de puestos en gobiernos y otros de plano amenazas de perder programas sociales o protección (lo que sea que eso significa). Los famosos servidores de la nación, financiados con dinero de nuestros impuestos, van por todas partes haciendo encuestas y proselitismo político disfrazado de programas sociales. Es muy difícil competir contra esos recursos.

El tercer problema, si logras encontrar una zona en donde eres bienvenido y los servidores de la nación no han agobiado a la gente, es que el mexicano ya es muy desconfiado de quien se acerca a pedir datos de identificación. Aunque tengas aviso de privacidad y jures usar para bien la información. Sin embargo, hay mucha gente que tiene “bases de datos” con cientos de identificaciones que quien sabe cómo consiguieron y se venden al mejor postor.

Estas circunstancias hacen a uno preguntarse sobre la veracidad del levantamiento de información en la calle. Me queda claro que cuando se trata de casas encuestadoras serias, la metodología reduce la incertidumbre. Sin embargo, cuando el proceso de levantamiento no tienen una metodología tan seria, por ejemplo, una casa encuestadora a modo, el resultado definitivamente va a ser el que le convenga al que lo está pagando. Sirve como mera faramalla marketera.

Estas experiencias en la práctica de nuestra democracia deben servir para construir un sistema electoral que funcione mejor. El reto es que logremos traducirlo a proyectos de ley, políticas públicas, y en general herramientas que mejoren nuestros procesos políticos. ¿Cómo se arregla?

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