/ jueves 8 de febrero de 2024

Acercándonos al día cero

Las últimas semanas a nivel nacional los temas que han dominado la discusión pública han sido las listas de plurinominales de los diferentes partidos por un lado (que sí están pal perro) y el paquete de reformas que prepara AMLO (que no están ni pal perro). Podemos destinar la columna entera a discutir sobre la propuesta de pluris de los partidos, o podríamos también dedicar la columna entera a discutir las reformas del presidente, que más bien parece el set de un muy mal cómico que empieza a subirse al escenario. Sin embargo, vamos a platicar de algo que es infinitamente más importante y pocas personas están dimensionando. La crisis hídrica que se viene en el país.

Según una nota de Proceso, de las 210 presas que hay en el país, 5 ya están secas y 23 operan por debajo del 10% de su capacidad. La presa del sistema Cutzamala, ósea Valle de Bravo, esencial para la zona metropolitana del Valle de México al momento está al 25% y corre riesgo de secarse para junio de este año. En menos palabras, para este verano la capital del país se va a quedar sin agua. ¿Qué nivel de desapego a la realidad tenemos como sociedad que no hacemos nada al respecto?

Aquí en la ciudad de Cuernavaca, cada semana es una colonia diferente la que se quedó sin agua, por la razón que me digas. Cuando hay recursos, no pasa más allá de mandar pedir una pipa. Cuando el recurso es escaso, pedir una pipa representa una aventura: hay que organizarse con los vecinos, para juntar la lana y ver que pipa ofrece el mejor precio, que el pipero quiera entrar hasta la colonia que no está pavimentada y mientras asegurar tenga en casa contenedores suficientes para almacenarla. ¡Ah! una vez que tengo el agua en casa y en los contenedores empieza una batalla contra el tiempo para que el agua no se estanque y produzca moscos con dengue. En algunos casos el costo de tener agua en la casa familiar cruza los mil pesos mensuales, y eso que todavía no hay crisis. Dinero que, en vez de irse al seguro de gastos médicos, el ahorro o los alimentos, se va a tener agua, que en teoría es un derecho humano. Sin embargo, la empatía de las autoridades al respecto es mínima.

¿Cómo vamos a enfrentar el reto que se nos vienen en materia de agua? Si al momento el gobierno apenas tiene capacidad para proveer un servicio desigual y de poca calidad. El gobierno tiene la obligación de planear el desarrollo urbano de la ciudad. Dentro de ese desarrollo, está la obligación de asegurar el acceso al agua. Sin embargo, lo que nuestras autoridades han hecho al respecto es marginal y lento. Alguna vez hablaba con un especialista que me decía el problema no era la falta de agua, sino la mala administración de esta. Un escenario como el de la película de Mad Max no está tan lejos de nuestra realidad. Ya se nos juntaron los problemas. Tenemos que exigirles a los servidores públicos pongan más atención en el manejo de este problema, en vez de andarse desgreñando por un puesto en la lista de los pluris.

Las últimas semanas a nivel nacional los temas que han dominado la discusión pública han sido las listas de plurinominales de los diferentes partidos por un lado (que sí están pal perro) y el paquete de reformas que prepara AMLO (que no están ni pal perro). Podemos destinar la columna entera a discutir sobre la propuesta de pluris de los partidos, o podríamos también dedicar la columna entera a discutir las reformas del presidente, que más bien parece el set de un muy mal cómico que empieza a subirse al escenario. Sin embargo, vamos a platicar de algo que es infinitamente más importante y pocas personas están dimensionando. La crisis hídrica que se viene en el país.

Según una nota de Proceso, de las 210 presas que hay en el país, 5 ya están secas y 23 operan por debajo del 10% de su capacidad. La presa del sistema Cutzamala, ósea Valle de Bravo, esencial para la zona metropolitana del Valle de México al momento está al 25% y corre riesgo de secarse para junio de este año. En menos palabras, para este verano la capital del país se va a quedar sin agua. ¿Qué nivel de desapego a la realidad tenemos como sociedad que no hacemos nada al respecto?

Aquí en la ciudad de Cuernavaca, cada semana es una colonia diferente la que se quedó sin agua, por la razón que me digas. Cuando hay recursos, no pasa más allá de mandar pedir una pipa. Cuando el recurso es escaso, pedir una pipa representa una aventura: hay que organizarse con los vecinos, para juntar la lana y ver que pipa ofrece el mejor precio, que el pipero quiera entrar hasta la colonia que no está pavimentada y mientras asegurar tenga en casa contenedores suficientes para almacenarla. ¡Ah! una vez que tengo el agua en casa y en los contenedores empieza una batalla contra el tiempo para que el agua no se estanque y produzca moscos con dengue. En algunos casos el costo de tener agua en la casa familiar cruza los mil pesos mensuales, y eso que todavía no hay crisis. Dinero que, en vez de irse al seguro de gastos médicos, el ahorro o los alimentos, se va a tener agua, que en teoría es un derecho humano. Sin embargo, la empatía de las autoridades al respecto es mínima.

¿Cómo vamos a enfrentar el reto que se nos vienen en materia de agua? Si al momento el gobierno apenas tiene capacidad para proveer un servicio desigual y de poca calidad. El gobierno tiene la obligación de planear el desarrollo urbano de la ciudad. Dentro de ese desarrollo, está la obligación de asegurar el acceso al agua. Sin embargo, lo que nuestras autoridades han hecho al respecto es marginal y lento. Alguna vez hablaba con un especialista que me decía el problema no era la falta de agua, sino la mala administración de esta. Un escenario como el de la película de Mad Max no está tan lejos de nuestra realidad. Ya se nos juntaron los problemas. Tenemos que exigirles a los servidores públicos pongan más atención en el manejo de este problema, en vez de andarse desgreñando por un puesto en la lista de los pluris.

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