/ martes 7 de febrero de 2023

El dilema de las remesas

El gobierno de México, a través de Banxico, ha dado a conocer que México ha recibido, en el 2022, un aproximado de 58,500 millones de dólares, cifra récord que fortalece la economía de la nación debido a la cantidad de dinero que ahora tienen los connacionales que cobran estas cantidades, sobretodo, en los puntos más pobres de la nación.

De hecho, al hacer un análisis más a detalle de la cantidad de dinero que se percibe, se puede decir que nuestros paisanos, sobre todo los que viven en los Estados Unidos de América, envían, en promedio, unos 390 dólares al mes, lo que a decir de Banxico representa un 15% de su salario mensual. Al tipo de cambio promedio al día que se escribe esta columna, corresponde a unos 7,500 pesos mexicanos.

El punto en este tema no es que la gente se esfuerce por enviar dinero para sus familias, sino que la cantidad que se envía sea celebrada por nuestros gobernantes sin ponerse a pensar qué prácticas y políticas de gobierno se están dejando de hacer para que ese dinero entre al país desde afuera y no sea generado desde adentro, es decir, ¿por qué celebramos que nos envíen dinero sin que se haga algo para que esa gente pueda generarlo sin irse?

Si consideramos que el PIB per cápita de México corresponde a unos 10 mil dólares anuales, entonces se podría decir que el mexicano promedio, tomando en cuenta lo que generan los súper ricos, gana unos 16,500 pesos mexicanos al mes, apenas un poco más del doble de lo que envían nuestros paisanos al mes. Esto es, mientras en México se ganan los 16,500 pesos luego de trabajar un mes, en el mismo México basta con tener dos familiares en el extranjero para que envíen la misma cantidad sin hacer nada desde acá.

Otro punto a considerar en este análisis es que las remesas han crecido el 13% en el último año, números que representan un poco más del 4% del PIB total de México y se estima que este 2023 se incrementen un 7% más alcanzando unos 60 mil millones de dólares. Ahora, el análisis nos tiene que llevar a considerar los factores que respaldan estos números pues, mientras en México la inflación, el desempleo y la polaridad política afectan a las inversiones y al desarrollo económico, en los Estados Unidos sucede que la tasa de desempleo el año pasado fue de 3.5 %, lo que ha generado que la economía informal se incremente, auspiciada por la mano de obra ilegal, principalmente mexicana.

Lo que es cierto es que el presidente ha celebrado dichos números porque estas cantidades representan una ayuda y un poco de estabilidad a las familias mexicanas que, a pesar de los esfuerzos gubernamentales, no alcanzan a vivir con las comodidades justas pues los números hablan por sí solos al señalar que casi la mitad de la población en México vive en un índice de pobreza alto a pesar de los esfuerzos federales, estatales y municipales para proveer de recursos a los más necesitados, claro, a costa de los impuestos de la clase media, sobretodo.

El debate en la mesa ocurre porque el gobierno federal se ha promovido a nivel global para abrir la inversión extranjera directa en México y que esta sea promotora de desarrollo a través de la creación de nuevas fuentes de empleo, por ejemplo la inversión que BMW ha dicho que hará en San Luis Potosí de alrededor de 865 millones de dólares para producir baterías y autos eléctricos, sumado a los casi 140 mil millones de dólares que llegaron a México el año pasado, casi un 30% más de lo que se invirtió en el año 2021.

Y es que esas cifras podrían sonar bastante alentadoras porque generarán más empleos, sin embargo, lo cierto es que también se necesita mano de obra calificada y es ahí donde los connacionales no pueden competir, por lo que optan por migrar y mantener a sus familias desde el extranjero, generando remesas que aliviarán las finanzas familiares y de gobierno que nuestro presidente celebrará en sus conferencias matutinas, aun sabiendo que los esfuerzos no son suficientes porque no solo se trata de dinero, sino de la forma en que los migrantes se desenvuelven en naciones extranjeras con culturas, leyes y reglamentos que no siempre respetan sus derechos fundamentales.

Los datos son claros: el Instituto de los Mexicanos en el Exterior ha dicho que en Estados Unidos viven casi 12 millones de mexicanos que, por más que nuestros gobernantes digan que están orgullosos de ellos y que nos representan dignamente, carecen de garantías por parte del gobierno mexicano para evitar su éxodo. Es así que, al final, cada quién hablará desde la posición en la que se encuentre para poder definir si las remesas son un bien o un mal para el desarrollo de nuestra nación.

FERNANDO ABREGO CAMARILLO es Doctor en Ciencias Administrativas por el IPN. Profesor de telesecundaria en los SEIEM además de investigador y catedrático de tiempo completo en la academia de Bloques Regionales de la Escuela Superior de Comercio y Administración Unidad Santo Tomás en el IPN. Sígalo en @fabrecam

El gobierno de México, a través de Banxico, ha dado a conocer que México ha recibido, en el 2022, un aproximado de 58,500 millones de dólares, cifra récord que fortalece la economía de la nación debido a la cantidad de dinero que ahora tienen los connacionales que cobran estas cantidades, sobretodo, en los puntos más pobres de la nación.

De hecho, al hacer un análisis más a detalle de la cantidad de dinero que se percibe, se puede decir que nuestros paisanos, sobre todo los que viven en los Estados Unidos de América, envían, en promedio, unos 390 dólares al mes, lo que a decir de Banxico representa un 15% de su salario mensual. Al tipo de cambio promedio al día que se escribe esta columna, corresponde a unos 7,500 pesos mexicanos.

El punto en este tema no es que la gente se esfuerce por enviar dinero para sus familias, sino que la cantidad que se envía sea celebrada por nuestros gobernantes sin ponerse a pensar qué prácticas y políticas de gobierno se están dejando de hacer para que ese dinero entre al país desde afuera y no sea generado desde adentro, es decir, ¿por qué celebramos que nos envíen dinero sin que se haga algo para que esa gente pueda generarlo sin irse?

Si consideramos que el PIB per cápita de México corresponde a unos 10 mil dólares anuales, entonces se podría decir que el mexicano promedio, tomando en cuenta lo que generan los súper ricos, gana unos 16,500 pesos mexicanos al mes, apenas un poco más del doble de lo que envían nuestros paisanos al mes. Esto es, mientras en México se ganan los 16,500 pesos luego de trabajar un mes, en el mismo México basta con tener dos familiares en el extranjero para que envíen la misma cantidad sin hacer nada desde acá.

Otro punto a considerar en este análisis es que las remesas han crecido el 13% en el último año, números que representan un poco más del 4% del PIB total de México y se estima que este 2023 se incrementen un 7% más alcanzando unos 60 mil millones de dólares. Ahora, el análisis nos tiene que llevar a considerar los factores que respaldan estos números pues, mientras en México la inflación, el desempleo y la polaridad política afectan a las inversiones y al desarrollo económico, en los Estados Unidos sucede que la tasa de desempleo el año pasado fue de 3.5 %, lo que ha generado que la economía informal se incremente, auspiciada por la mano de obra ilegal, principalmente mexicana.

Lo que es cierto es que el presidente ha celebrado dichos números porque estas cantidades representan una ayuda y un poco de estabilidad a las familias mexicanas que, a pesar de los esfuerzos gubernamentales, no alcanzan a vivir con las comodidades justas pues los números hablan por sí solos al señalar que casi la mitad de la población en México vive en un índice de pobreza alto a pesar de los esfuerzos federales, estatales y municipales para proveer de recursos a los más necesitados, claro, a costa de los impuestos de la clase media, sobretodo.

El debate en la mesa ocurre porque el gobierno federal se ha promovido a nivel global para abrir la inversión extranjera directa en México y que esta sea promotora de desarrollo a través de la creación de nuevas fuentes de empleo, por ejemplo la inversión que BMW ha dicho que hará en San Luis Potosí de alrededor de 865 millones de dólares para producir baterías y autos eléctricos, sumado a los casi 140 mil millones de dólares que llegaron a México el año pasado, casi un 30% más de lo que se invirtió en el año 2021.

Y es que esas cifras podrían sonar bastante alentadoras porque generarán más empleos, sin embargo, lo cierto es que también se necesita mano de obra calificada y es ahí donde los connacionales no pueden competir, por lo que optan por migrar y mantener a sus familias desde el extranjero, generando remesas que aliviarán las finanzas familiares y de gobierno que nuestro presidente celebrará en sus conferencias matutinas, aun sabiendo que los esfuerzos no son suficientes porque no solo se trata de dinero, sino de la forma en que los migrantes se desenvuelven en naciones extranjeras con culturas, leyes y reglamentos que no siempre respetan sus derechos fundamentales.

Los datos son claros: el Instituto de los Mexicanos en el Exterior ha dicho que en Estados Unidos viven casi 12 millones de mexicanos que, por más que nuestros gobernantes digan que están orgullosos de ellos y que nos representan dignamente, carecen de garantías por parte del gobierno mexicano para evitar su éxodo. Es así que, al final, cada quién hablará desde la posición en la que se encuentre para poder definir si las remesas son un bien o un mal para el desarrollo de nuestra nación.

FERNANDO ABREGO CAMARILLO es Doctor en Ciencias Administrativas por el IPN. Profesor de telesecundaria en los SEIEM además de investigador y catedrático de tiempo completo en la academia de Bloques Regionales de la Escuela Superior de Comercio y Administración Unidad Santo Tomás en el IPN. Sígalo en @fabrecam