/ martes 4 de octubre de 2022

Política Mundial | De adhesiones y guerra

Los maestros en la escuela siempre nos han dicho que aquellos que no conocen su historia están condenados a repetirla, sin embargo, la guerra en Ucrania nos ha enseñado que, o no nos enseñaron bien o no lo comprendimos pues, a pesar de que Europa (y el mundo) han vivido escenarios terribles, pareciera que seguimos sin aprender nada.

Resulta que la semana pasada, Vladimir Putin anunció que las regiones de Donetsk, Lugansk, Jersón y Zaporiyia habían decidido, mediante un referéndum, que se anexaban voluntariamente a Rusia luego de así convenir a sus intereses. La realidad indica que Rusia hizo lo mismo que había hecho ocho años atrás cuando también se anexó la península de Crimea sin que el mundo hiciera algo, mucho menos ahora que la guerra se mantiene desde hace siete meses sin que los países occidentales puedan hacer algo al respecto.

El problema para los ucranianos no es solamente perder un territorio que abarca, más o menos, el 15% de total de Ucrania, sino que entre ellos se incluye un territorio en la provincia de Donetsk que no era controlado por el Estado sino por un grupo separatista que no quería estar con Ucrania y que ahora se ha sumado al control del gobierno ruso. Esto es, por más que Volodímir Zelenski insista en la defensa de su territorio, es claro que los problemas ya tenían trasfondo y que era una cuestión de tiempo para que los rebeldes de aquella zona lograran su cometido, separarse de Ucrania; empero, se pensaba que se querían separar para formar una nación independiente, más no integrarse a otro Estado.

En el discurso del presidente ruso se invitó a Ucrania a sentarse en una mesa de diálogo para poner fin al conflicto bélico, pero como respuesta, el presidente ucraniano cerró la puerta tajantemente al considerar que no se negociará nada con Rusia mientras Putin sea presidente. El problema es que, si no han sacado a Putin del poder en 22 años, menos lo harán ahora en pleno conflicto bélico y luego de demostrar su poderío reflejado en las anexiones de las regiones ucranianas mencionadas con anterioridad, amén de los supuestos problemas en los gasoductos del Mar Báltico que han dejado sin gas a Europa.

Sin embargo, cuando el mundo se pregunta por qué pasan este tipo de cosas, pues es solo cuestión de recordar los múltiples casos en los que las sociedades han intentado (o han hecho) lo mismo en la historia moderna de la humanidad. Y no me referiré a la edad Antigua o a la Edad Media, tampoco lo haré para la Edad Moderna, sino solo a los eventos de la Edad Contemporánea, es decir, luego de que se sucedieran tanto la Revolución Industrial como la francesa, es decir, de los últimos 200 o 250 años de la humanidad.

Como ejemplo de ello podremos mencionar los siguientes acontecimientos:

En el caso de México habrá que recordar lo sucedido con Santa Anna y Texas cuando el otrora estado mexicano decidió desanexarse de México y convertirse en el estado número 28 de los Estados Unidos de América, sin importar que legalmente le pertenecía a México. Del otro lado del mundo, habrá que recordar cuando en 1990 el presidente Saddam Hussein decidió invadir y anexar Kuwait a Irak por no pagar la deuda externa, así como una supuesta deuda por haber extraído, ilegalmente, petróleo iraquí desde Kuwait.

Luego, también tendremos que recordar lo que ha hecho Israel con Palestina a través de más de 70 años, al grado de anexarse más del 90% del territorio palestino. En ese orden de ideas tendremos que recordar las anexiones de los estados de Sikkim, Goa, Daman y Diu por parte del gobierno indio entre los años de 1961 y 1975.

Sin embargo, al hablar de anexiones y “robo” de regiones entre estados en discordias, habrá que recordar las hechas durante las Guerras Mundiales cuando, durante la Primera Guerra, Rumania se anexó el territorio de Besarabia, en 1918, que fuera parte del Imperio Ruso y que luego perdió ante Moldavia, quién la anexara a su territorio en 1940. Pero las más grandes anexiones recordadas en el siglo pasado, sucedieron en Europa también, cuando en el marco de la Segunda Guerra Mundial, Alemania se anexó Checoslovaquia y Austria en 1938, mientras la propia Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) hizo lo propio con los Estados Bálticos entre 1939 y 1941.

Entonces, las anexiones han sucedido a lo largo de la historia antigua y reciente y lo que ha hecho Rusia con Ucrania no es de extrañarse, sobretodo, luego de las acciones que el gobierno de Putin ha implementado contra una nación que pareciera estar abandonada por la comunidad internacional y que, mientras la OTAN o la Unión Europea no le acepten entre sus miembros, casi se puede estar seguro que seguirá perdiendo territorios poco a poco. Veremos…

FERNANDO ABREGO CAMARILLO es Doctor en Ciencias Administrativas por el IPN. Profesor de telesecundaria en los SEIEM además de investigador y catedrático de tiempo completo en la academia de Bloques Regionales de la Escuela Superior de Comercio y Administración Unidad Santo Tomás en el IPN.

Sígalo en @fabrecam

Los maestros en la escuela siempre nos han dicho que aquellos que no conocen su historia están condenados a repetirla, sin embargo, la guerra en Ucrania nos ha enseñado que, o no nos enseñaron bien o no lo comprendimos pues, a pesar de que Europa (y el mundo) han vivido escenarios terribles, pareciera que seguimos sin aprender nada.

Resulta que la semana pasada, Vladimir Putin anunció que las regiones de Donetsk, Lugansk, Jersón y Zaporiyia habían decidido, mediante un referéndum, que se anexaban voluntariamente a Rusia luego de así convenir a sus intereses. La realidad indica que Rusia hizo lo mismo que había hecho ocho años atrás cuando también se anexó la península de Crimea sin que el mundo hiciera algo, mucho menos ahora que la guerra se mantiene desde hace siete meses sin que los países occidentales puedan hacer algo al respecto.

El problema para los ucranianos no es solamente perder un territorio que abarca, más o menos, el 15% de total de Ucrania, sino que entre ellos se incluye un territorio en la provincia de Donetsk que no era controlado por el Estado sino por un grupo separatista que no quería estar con Ucrania y que ahora se ha sumado al control del gobierno ruso. Esto es, por más que Volodímir Zelenski insista en la defensa de su territorio, es claro que los problemas ya tenían trasfondo y que era una cuestión de tiempo para que los rebeldes de aquella zona lograran su cometido, separarse de Ucrania; empero, se pensaba que se querían separar para formar una nación independiente, más no integrarse a otro Estado.

En el discurso del presidente ruso se invitó a Ucrania a sentarse en una mesa de diálogo para poner fin al conflicto bélico, pero como respuesta, el presidente ucraniano cerró la puerta tajantemente al considerar que no se negociará nada con Rusia mientras Putin sea presidente. El problema es que, si no han sacado a Putin del poder en 22 años, menos lo harán ahora en pleno conflicto bélico y luego de demostrar su poderío reflejado en las anexiones de las regiones ucranianas mencionadas con anterioridad, amén de los supuestos problemas en los gasoductos del Mar Báltico que han dejado sin gas a Europa.

Sin embargo, cuando el mundo se pregunta por qué pasan este tipo de cosas, pues es solo cuestión de recordar los múltiples casos en los que las sociedades han intentado (o han hecho) lo mismo en la historia moderna de la humanidad. Y no me referiré a la edad Antigua o a la Edad Media, tampoco lo haré para la Edad Moderna, sino solo a los eventos de la Edad Contemporánea, es decir, luego de que se sucedieran tanto la Revolución Industrial como la francesa, es decir, de los últimos 200 o 250 años de la humanidad.

Como ejemplo de ello podremos mencionar los siguientes acontecimientos:

En el caso de México habrá que recordar lo sucedido con Santa Anna y Texas cuando el otrora estado mexicano decidió desanexarse de México y convertirse en el estado número 28 de los Estados Unidos de América, sin importar que legalmente le pertenecía a México. Del otro lado del mundo, habrá que recordar cuando en 1990 el presidente Saddam Hussein decidió invadir y anexar Kuwait a Irak por no pagar la deuda externa, así como una supuesta deuda por haber extraído, ilegalmente, petróleo iraquí desde Kuwait.

Luego, también tendremos que recordar lo que ha hecho Israel con Palestina a través de más de 70 años, al grado de anexarse más del 90% del territorio palestino. En ese orden de ideas tendremos que recordar las anexiones de los estados de Sikkim, Goa, Daman y Diu por parte del gobierno indio entre los años de 1961 y 1975.

Sin embargo, al hablar de anexiones y “robo” de regiones entre estados en discordias, habrá que recordar las hechas durante las Guerras Mundiales cuando, durante la Primera Guerra, Rumania se anexó el territorio de Besarabia, en 1918, que fuera parte del Imperio Ruso y que luego perdió ante Moldavia, quién la anexara a su territorio en 1940. Pero las más grandes anexiones recordadas en el siglo pasado, sucedieron en Europa también, cuando en el marco de la Segunda Guerra Mundial, Alemania se anexó Checoslovaquia y Austria en 1938, mientras la propia Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) hizo lo propio con los Estados Bálticos entre 1939 y 1941.

Entonces, las anexiones han sucedido a lo largo de la historia antigua y reciente y lo que ha hecho Rusia con Ucrania no es de extrañarse, sobretodo, luego de las acciones que el gobierno de Putin ha implementado contra una nación que pareciera estar abandonada por la comunidad internacional y que, mientras la OTAN o la Unión Europea no le acepten entre sus miembros, casi se puede estar seguro que seguirá perdiendo territorios poco a poco. Veremos…

FERNANDO ABREGO CAMARILLO es Doctor en Ciencias Administrativas por el IPN. Profesor de telesecundaria en los SEIEM además de investigador y catedrático de tiempo completo en la academia de Bloques Regionales de la Escuela Superior de Comercio y Administración Unidad Santo Tomás en el IPN.

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