/ lunes 2 de enero de 2023

¿Qué hacen los gobiernos para prevenir o disminuir la violencia familiar?

Antes de expresar y compartir con quienes nos honran leyendo esta columna nuestras reflexiones respecto al tema de la violencia familiar, les deseamos a nuestros queridos, distinguidos y cultos lectores que el año que comienza esté pletórico de felicidad, de proyectos realizables, y de que hagan realidad una divisa muy importante: “Lo mejor de sus vidas está por venir". Sea cual fuere su situación social, cultural, económica, familiar, intelectual, ustedes han logrado ya algo en la vida o mucho, y por ello con base en eso proyectar hacia el futuro mejorar es muy importante. Es el fundamento de la resiliencia, es decir la actitud que debe asumirse frente al duelo, al reto, el desafío, a la superación personal.

No quisiera comunicar esos datos pero es importante hacerlo, porque de otra manera nos convertimos en cómplices pasivos en la materia de Derecho Familiar, al no denunciar la violencia familiar, que tiene raíces en la misma familia y que desde siempre hemos pensado que ahí vamos a encontrar las mejores soluciones.

El incesto, el acoso sexual, el hostigamiento sexual, la violencia de género, la equiparada, el abuso sexual, el aborto, la violencia simple, en números relativos en el año que termina, se consigna que en la Ciudad de México se han levantado más de 230 mil denuncias, se han integrado las carpetas correspondientes, hay una gran preocupación en la Jefa de Gobierno Claudia Sheinbaum, porque no se deje ir una sola hipótesis de violencia contra las mujeres sin castigo. Secundada hábilmente por la licenciada Godoy, los resultados prácticamente están a la vista; empero, nosotros seguimos cuestionando que esa violencia familiar o intrafamiliar o entre las familias es muy grave, y para citar sólo dos casos diríamos Nuevo León y el Estado de México ocupan los primeros lugares en este tipo de delitos, y sin embargo las políticas públicas brillan por su ausencia.

La violencia física, la psicológica y la sexual están presentes en la Ciudad de México en la mayoría de las familias. La posibilidad de atenuar, de prevenir, de erradicar la violencia es lejana, porque esto se vincula con otro tipo de delitos como la trata de personas, las lesiones que se causan de manera culposa, los actos de corrupción de las niñas y los niños menores de edad practicados por sus propios parientes, el homicidio culposo y la extorsión son hipótesis graves.

Empero para nosotros y dada la experiencia y la permanente actividad que desarrollamos en favor de las diferentes familias mexicanas, de leyes, de programas en la televisión, de artículos en los periódicos, seguimos sosteniendo una tesis importante para empezar a atenuar la violencia contra las mujeres. Lo hemos dicho y lo reiteramos: “Comete el delito de feminicidio quien priva de la vida a una mujer”. Para qué le damos vuelta a la etimología, a las raíces latinas, a la gramática griega, latina, española, si esto es tan simple como lo que estamos sugiriendo, si se mata a una mujer, tipificando un delito culposo, el Juez determinará la pena atendiendo a lo que ordena el Código Penal para la Ciudad de México. Si la violencia se da de manera dolosa, es decir, se procedió con alevosía, premeditación y ventaja, sin causas excluyentes de responsabilidad, y se mata a una mujer, a la esposa, a la hija, a la concubina, a la vecina, pero con el ánimo, con el dolo, con la saña de matarla por equis razones, además porque sea mujer, debe tipificarse como un delito de feminicidio doloso. Aquí el legislador tendrá que darnos las penas mínima y máxima en el culposo y en el doloso, para que el Juez atendiendo a las pruebas para determinar; pero insistimos, nuestra posición es, si del hecho delictivo de la falta de lo que se cometió resulta muerta una mujer, incluso vamos a suponer que esa mujer fuera muerta por otra seguiría siendo feminicidio, en el caso de que fuera ella quien matara a un hombre evidentemente tendríamos que hablar de un homicidio, tendiendo a lo que dice la ley y a la raíz, homicidio hombre, feminicidio mujer; y no quedarnos en la expresión gramatical de que comete el delito de homicidio el que priva de la vida a una persona. Porque aquí habría que diferenciar la persona mujer de la persona hombre. Frente a todo esto nuestra preocupación es que ya a finales del año 2022 y este artículo estará viendo la luz en los primeros días de enero del 2023, podamos realizar acciones efectivas para terminar, atenuar, desaparecer, el feminicidio sea doloso o culposo.


Profesor de Carrera, con 55 años de Cátedra ininterrumpida en Derecho Civil y Derecho Familiar, en la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional Autónoma de México.


Antes de expresar y compartir con quienes nos honran leyendo esta columna nuestras reflexiones respecto al tema de la violencia familiar, les deseamos a nuestros queridos, distinguidos y cultos lectores que el año que comienza esté pletórico de felicidad, de proyectos realizables, y de que hagan realidad una divisa muy importante: “Lo mejor de sus vidas está por venir". Sea cual fuere su situación social, cultural, económica, familiar, intelectual, ustedes han logrado ya algo en la vida o mucho, y por ello con base en eso proyectar hacia el futuro mejorar es muy importante. Es el fundamento de la resiliencia, es decir la actitud que debe asumirse frente al duelo, al reto, el desafío, a la superación personal.

No quisiera comunicar esos datos pero es importante hacerlo, porque de otra manera nos convertimos en cómplices pasivos en la materia de Derecho Familiar, al no denunciar la violencia familiar, que tiene raíces en la misma familia y que desde siempre hemos pensado que ahí vamos a encontrar las mejores soluciones.

El incesto, el acoso sexual, el hostigamiento sexual, la violencia de género, la equiparada, el abuso sexual, el aborto, la violencia simple, en números relativos en el año que termina, se consigna que en la Ciudad de México se han levantado más de 230 mil denuncias, se han integrado las carpetas correspondientes, hay una gran preocupación en la Jefa de Gobierno Claudia Sheinbaum, porque no se deje ir una sola hipótesis de violencia contra las mujeres sin castigo. Secundada hábilmente por la licenciada Godoy, los resultados prácticamente están a la vista; empero, nosotros seguimos cuestionando que esa violencia familiar o intrafamiliar o entre las familias es muy grave, y para citar sólo dos casos diríamos Nuevo León y el Estado de México ocupan los primeros lugares en este tipo de delitos, y sin embargo las políticas públicas brillan por su ausencia.

La violencia física, la psicológica y la sexual están presentes en la Ciudad de México en la mayoría de las familias. La posibilidad de atenuar, de prevenir, de erradicar la violencia es lejana, porque esto se vincula con otro tipo de delitos como la trata de personas, las lesiones que se causan de manera culposa, los actos de corrupción de las niñas y los niños menores de edad practicados por sus propios parientes, el homicidio culposo y la extorsión son hipótesis graves.

Empero para nosotros y dada la experiencia y la permanente actividad que desarrollamos en favor de las diferentes familias mexicanas, de leyes, de programas en la televisión, de artículos en los periódicos, seguimos sosteniendo una tesis importante para empezar a atenuar la violencia contra las mujeres. Lo hemos dicho y lo reiteramos: “Comete el delito de feminicidio quien priva de la vida a una mujer”. Para qué le damos vuelta a la etimología, a las raíces latinas, a la gramática griega, latina, española, si esto es tan simple como lo que estamos sugiriendo, si se mata a una mujer, tipificando un delito culposo, el Juez determinará la pena atendiendo a lo que ordena el Código Penal para la Ciudad de México. Si la violencia se da de manera dolosa, es decir, se procedió con alevosía, premeditación y ventaja, sin causas excluyentes de responsabilidad, y se mata a una mujer, a la esposa, a la hija, a la concubina, a la vecina, pero con el ánimo, con el dolo, con la saña de matarla por equis razones, además porque sea mujer, debe tipificarse como un delito de feminicidio doloso. Aquí el legislador tendrá que darnos las penas mínima y máxima en el culposo y en el doloso, para que el Juez atendiendo a las pruebas para determinar; pero insistimos, nuestra posición es, si del hecho delictivo de la falta de lo que se cometió resulta muerta una mujer, incluso vamos a suponer que esa mujer fuera muerta por otra seguiría siendo feminicidio, en el caso de que fuera ella quien matara a un hombre evidentemente tendríamos que hablar de un homicidio, tendiendo a lo que dice la ley y a la raíz, homicidio hombre, feminicidio mujer; y no quedarnos en la expresión gramatical de que comete el delito de homicidio el que priva de la vida a una persona. Porque aquí habría que diferenciar la persona mujer de la persona hombre. Frente a todo esto nuestra preocupación es que ya a finales del año 2022 y este artículo estará viendo la luz en los primeros días de enero del 2023, podamos realizar acciones efectivas para terminar, atenuar, desaparecer, el feminicidio sea doloso o culposo.


Profesor de Carrera, con 55 años de Cátedra ininterrumpida en Derecho Civil y Derecho Familiar, en la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional Autónoma de México.