/ miércoles 15 de mayo de 2024

El PRIAN lanza la marea rosa a la batalla electoral

El próximo domingo 19 de mayo tendrá lugar una nueva marcha de los prianistas que han usado siempre el color de rosa para disfrazarse de “ciudadanos”. Las adversidades de la actual campaña electoral, sin embargo, los han orillado a abandonar esa máscara, y han decidido presentarse como lo que son: actores de la coalición de derecha.

En las diversas movilizaciones anteriores convocadas por los esos organismos, se presentaron los dirigentes de los diversos partidos: Claudio X. González, el orquestador; Vicente Fox, Roberto Madrazo, Elba Esther Gordillo y un largo etcétera. Todos y todas con el antecedente de haber ocupado altos cargos en el poder público a lo largo de su carrera. Se enriquecieron de manera escandalosa cuando tuvieron en sus manos el manejo de los recursos públicos.

Esos grupos están integrados por políticos patrimonialistas a morir, es decir, consideran que obraron de manera adecuada al apropiarse de los recursos públicos que tenían a su cuidado, porque consideran tener derecho a la riqueza personal, de la cual hacen ostentación. Son personajes de doble moral, porque hoy señalan en el gobierno de AMLO errores y defectos que antes encubrieron.

La situación actual no les favorece. Hace varios días, el periódico español EL PAÍS publicó un artículo de su corresponsal Cedric Raziel, quien con base en las minutas del Consejo directivo del Partido Acción Nacional (PAN) efectuado el 12 de noviembre de 2022, relató el manejo que ese partido hizo de la marcha “ciudadana” que recorrió la capital del país al día siguiente, del Ángel de la Independencia al monumento a la Revolución. Ese día los prianistas realizaron la movilización cuyo objetivo formal fue “la defensa del INE”.

En las minutas de referencia quedó asentado con claridad que la marcha del día siguiente fue producto de negociaciones del PAN con otros partidos, así como con organizaciones de la “sociedad civil” creadas bajo su impulso. En esas reuniones se definió el tema central e incluso el orden de marcha de los contingentes, acordando que el grupo del PAN marcharía al final. Asimismo, se pusieron de acuerdo para nombrar al orador principal del acto, y resolvieron que José Woldenberg era el mejor para representarlos. Woldenberg fue anteriormente presidente del Consejo del Instituto Federal Electoral, antes de que éste se convirtiera en Instituto Nacional Electoral (INE).

Uno de los principales personajes de aquella negociación fue Santiago Creel, secretario de Gobernación durante el gobierno de Vicente Fox. Estuvieron presentes también en las pláticas varios exgobernadores panistas, entre ellos Ernesto Ruffo Apel, de Baja California; los de Jalisco, de Guanajuato (entre ellos Carlos Medina Plascencia) y de Morelos, Marco Antonio Adame Castillo.

Marko Cortés, quien desde aquella fecha presidía el PAN, al analizar los resultados de la marcha expresó que la misma renovó los ánimos de la coalición opositora, y despejó las dudas que había en varios sectores acerca de la eficacia de vestir de rosa y “ciudadanizar” las marchas. En este sentido, “la marea rosa” se convirtió en un éxito de propaganda que devolvió el protagonismo electoral a los partidos de la oposición prianista.

Sin embargo, la desventaja actual de la candidata prianista Xóchitl Gálvez es muy notoria en las preferencias electorales en relación con la abanderada de la izquierda. Los dirigentes prianistas ya se convencieron de que sus campañas no levantan en el país. Por lo mismo, la dirección política de la coalición ha decidido replicar el experimento de 2022: intentan ahora relanzar sus campañas electorales incluyendo en la marcha a Xóchitl Gálvez, candidata presidencial, y a Santiago Taboada, candidato al cargo de Jefe de Gobierno de la Ciudad de México.

La movilización tendrá lugar el próximo 19 de mayo, día en que se también se realizará el tercer y último debate presidencial. Queda claro que buscan conseguir con esa concentración nuevos ánimos para sostener sus maltrechas candidaturas. Hoy no marcharán como simples “ciudadanos”; ahora tratarán de generar impacto directo entre los electores. Se trata de un acto abierto de campaña electoral.

La maniobra es un movimiento político muy atrevido, casi temerario. Como un jugador compulsivo, los líderes apuestan “su resto” ante la evidencia de que están a punto de perderlo todo. Si la maniobra tiene éxito y logran impactar al gran público, pueden recomponer su capital, pero si pierden van a dejar hasta la camisa. La jugada es audaz porque se despojan del disfraz “ciudadano”, y corren el riesgo de que una minoría realmente ciudadana tome conciencia del engaño y les retire su apoyo. Se están jugando todo a una sola carta: el relanzamiento de una maltrecha candidatura que corre el riesgo de descender al último lugar.

Los prianistas nunca han sido generosos. No es el destino de Xóchitl Gálvez lo que les preocupa. Ni su proyecto de nación, del cual carece. Lo que les importa es mantenerse “en la jugada”, seguir sentados en la mesa del casino, recibir invitación al banquete de los puestos públicos. Les interesan sus plurinominales, el fuero que van a recibir, la patente de corso con que siempre han navegado. Pretenden seguir “charoleando” a la policía, y nunca vivir “en el error” definido magistralmente así por los tradicionales “filósofos del hueso”.

Claudio X. González, junior de su papá, se juega en estas elecciones el apoyo que dan los empresarios y la embajada a sus proyectos. Están en peligro los millones de dólares y pesos que recibe para apoyar las causas más impopulares, retrógradas y autoritarias. Claudio junior no necesita cargos públicos, sino mantener la confianza de los dueños del dinero para manejar a los líderes políticos de la derecha.

El día de la elección estará en juego también la vida de los partidos. El PAN verá disminuido su caudal, pero por el momento no tiene problemas de sobrevivencia. El PRD ya no podrá seguir vegetando, después de perder los vigorosos liderazgos políticos que le dieron vida. Solo quedan “Los Chuchos” hoy con su edificio vacío y su etiqueta de enterradores.

El PRI es un cadáver que aún se mueve. El gran partido tricolor, fundado por Plutarco Elías Calles en el esplendor del “Maximato”, cumple casi 100 años. Hoy sobrevive con dos gubernaturas, y sus líderes buscan aferrarse a una diputación plurinominal para impedir que los alcance la justicia. Por eso decidieron jugarse “el resto”.

El próximo domingo 19 de mayo tendrá lugar una nueva marcha de los prianistas que han usado siempre el color de rosa para disfrazarse de “ciudadanos”. Las adversidades de la actual campaña electoral, sin embargo, los han orillado a abandonar esa máscara, y han decidido presentarse como lo que son: actores de la coalición de derecha.

En las diversas movilizaciones anteriores convocadas por los esos organismos, se presentaron los dirigentes de los diversos partidos: Claudio X. González, el orquestador; Vicente Fox, Roberto Madrazo, Elba Esther Gordillo y un largo etcétera. Todos y todas con el antecedente de haber ocupado altos cargos en el poder público a lo largo de su carrera. Se enriquecieron de manera escandalosa cuando tuvieron en sus manos el manejo de los recursos públicos.

Esos grupos están integrados por políticos patrimonialistas a morir, es decir, consideran que obraron de manera adecuada al apropiarse de los recursos públicos que tenían a su cuidado, porque consideran tener derecho a la riqueza personal, de la cual hacen ostentación. Son personajes de doble moral, porque hoy señalan en el gobierno de AMLO errores y defectos que antes encubrieron.

La situación actual no les favorece. Hace varios días, el periódico español EL PAÍS publicó un artículo de su corresponsal Cedric Raziel, quien con base en las minutas del Consejo directivo del Partido Acción Nacional (PAN) efectuado el 12 de noviembre de 2022, relató el manejo que ese partido hizo de la marcha “ciudadana” que recorrió la capital del país al día siguiente, del Ángel de la Independencia al monumento a la Revolución. Ese día los prianistas realizaron la movilización cuyo objetivo formal fue “la defensa del INE”.

En las minutas de referencia quedó asentado con claridad que la marcha del día siguiente fue producto de negociaciones del PAN con otros partidos, así como con organizaciones de la “sociedad civil” creadas bajo su impulso. En esas reuniones se definió el tema central e incluso el orden de marcha de los contingentes, acordando que el grupo del PAN marcharía al final. Asimismo, se pusieron de acuerdo para nombrar al orador principal del acto, y resolvieron que José Woldenberg era el mejor para representarlos. Woldenberg fue anteriormente presidente del Consejo del Instituto Federal Electoral, antes de que éste se convirtiera en Instituto Nacional Electoral (INE).

Uno de los principales personajes de aquella negociación fue Santiago Creel, secretario de Gobernación durante el gobierno de Vicente Fox. Estuvieron presentes también en las pláticas varios exgobernadores panistas, entre ellos Ernesto Ruffo Apel, de Baja California; los de Jalisco, de Guanajuato (entre ellos Carlos Medina Plascencia) y de Morelos, Marco Antonio Adame Castillo.

Marko Cortés, quien desde aquella fecha presidía el PAN, al analizar los resultados de la marcha expresó que la misma renovó los ánimos de la coalición opositora, y despejó las dudas que había en varios sectores acerca de la eficacia de vestir de rosa y “ciudadanizar” las marchas. En este sentido, “la marea rosa” se convirtió en un éxito de propaganda que devolvió el protagonismo electoral a los partidos de la oposición prianista.

Sin embargo, la desventaja actual de la candidata prianista Xóchitl Gálvez es muy notoria en las preferencias electorales en relación con la abanderada de la izquierda. Los dirigentes prianistas ya se convencieron de que sus campañas no levantan en el país. Por lo mismo, la dirección política de la coalición ha decidido replicar el experimento de 2022: intentan ahora relanzar sus campañas electorales incluyendo en la marcha a Xóchitl Gálvez, candidata presidencial, y a Santiago Taboada, candidato al cargo de Jefe de Gobierno de la Ciudad de México.

La movilización tendrá lugar el próximo 19 de mayo, día en que se también se realizará el tercer y último debate presidencial. Queda claro que buscan conseguir con esa concentración nuevos ánimos para sostener sus maltrechas candidaturas. Hoy no marcharán como simples “ciudadanos”; ahora tratarán de generar impacto directo entre los electores. Se trata de un acto abierto de campaña electoral.

La maniobra es un movimiento político muy atrevido, casi temerario. Como un jugador compulsivo, los líderes apuestan “su resto” ante la evidencia de que están a punto de perderlo todo. Si la maniobra tiene éxito y logran impactar al gran público, pueden recomponer su capital, pero si pierden van a dejar hasta la camisa. La jugada es audaz porque se despojan del disfraz “ciudadano”, y corren el riesgo de que una minoría realmente ciudadana tome conciencia del engaño y les retire su apoyo. Se están jugando todo a una sola carta: el relanzamiento de una maltrecha candidatura que corre el riesgo de descender al último lugar.

Los prianistas nunca han sido generosos. No es el destino de Xóchitl Gálvez lo que les preocupa. Ni su proyecto de nación, del cual carece. Lo que les importa es mantenerse “en la jugada”, seguir sentados en la mesa del casino, recibir invitación al banquete de los puestos públicos. Les interesan sus plurinominales, el fuero que van a recibir, la patente de corso con que siempre han navegado. Pretenden seguir “charoleando” a la policía, y nunca vivir “en el error” definido magistralmente así por los tradicionales “filósofos del hueso”.

Claudio X. González, junior de su papá, se juega en estas elecciones el apoyo que dan los empresarios y la embajada a sus proyectos. Están en peligro los millones de dólares y pesos que recibe para apoyar las causas más impopulares, retrógradas y autoritarias. Claudio junior no necesita cargos públicos, sino mantener la confianza de los dueños del dinero para manejar a los líderes políticos de la derecha.

El día de la elección estará en juego también la vida de los partidos. El PAN verá disminuido su caudal, pero por el momento no tiene problemas de sobrevivencia. El PRD ya no podrá seguir vegetando, después de perder los vigorosos liderazgos políticos que le dieron vida. Solo quedan “Los Chuchos” hoy con su edificio vacío y su etiqueta de enterradores.

El PRI es un cadáver que aún se mueve. El gran partido tricolor, fundado por Plutarco Elías Calles en el esplendor del “Maximato”, cumple casi 100 años. Hoy sobrevive con dos gubernaturas, y sus líderes buscan aferrarse a una diputación plurinominal para impedir que los alcance la justicia. Por eso decidieron jugarse “el resto”.