/ miércoles 22 de mayo de 2024

La Marea Rosa no pudo revertir la ventaja de la izquierda

El domingo 19 de mayo tuvieron lugar dos eventos cruciales que no pudieron revertir las preferencias electorales --hasta la fecha favorables a la izquierda—cuando el camino ya está muy avanzado rumbo a la presidencia de la República: la marcha “rosa” y el tercer debate presidencial fueron los hechos más relevantes del escenario político nacional.

La movilización prianista no consiguió sus objetivos. Todo empezó mal para la coalición de derecha: la “marea rosa” tuvo que disputar un espacio en el Zócalo, en el curso de la mañana, con maestros de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) que ocupaban el lugar desde días anteriores. Estos hechos opacaron la presentación de Xóchitl Gálvez como candidata “ciudadana” a la Presidencia, y de Santiago Taboada como aspirante al gobierno de la Ciudad de México. En los hechos, fue una especie de cierre de campaña de ambas candidaturas.

Durante el debate presidencial que tuvo lugar en la noche, se repitieron los lamentables episodios de los encuentros anteriores: la candidata prianista llegó muy cansada, muy tensa, abrumada por las largas horas de su jornada dominical, y en su rostro se reflejó ese hastío, los efectos acumulados de sus aventuras y desventuras. Se comportó de manera muy agresiva contra la candidata de la izquierda y en sus intervenciones fue notoria la ausencia de ideas, proyectos y propuestas de gobierno.

Jorge Álvarez Máynez, el candidato del partido naranja, abandonó su sonrisa dentrífica, adoptó una actitud más seria y se dedicó a cazar las múltiples oportunidades que le brindó la exsenadora panista. Y le asestó golpes muy duros, críticas muy agudas y punzantes que en buena medida la ablandaron. Cuando la candidata prianista aseguró que ella sí conoce la manera de resolver los problemas, Máynez le respondió: si tú sabes, por qué no le dijiste a Fox que no cometiera tantos errores. Por qué no le dijiste a Calderón que su guerra era una estupidez. En otro momento, le señaló: eres muy buena para criticar a los demás, pero no quieres que te señalemos las fallas que tuviste con los gobiernos de Vicente Fox –de la cual fuiste miembro—de Calderón y de Peña Nieto. No te gustan las críticas.

La candidata del PRIAN, por su parte, violó de manera reiterada las reglas previamente establecidas para el debate: en varias ocasiones mostró carteles de burla contra Claudia Sheinbaum, pero lo hizo durante los tiempos que no le correspondían. Y también presentó el libro de Anabel Hernández donde la autora afirma que la candidata de izquierda recibió recursos del narco. El INE le había prohibido expresamente que se refiriera a Sheinbaum como “narcocandidata”. Los moderadores le señalaron, además, que no era válido presentar libros. Y Claudia Sheinbaum se burló de ella diciendo que, en vez de recurrir a la imaginación de Anabel Hernández, la candidata prianista podría haber evocado “Las crónicas marcianas” o algún otro relato fantasioso.

En un momento del debate, Claudia Sheinbaum se refirió a la reunión de la ministra Norma Piña –presidenta de la SCJN—con los magistrados del Tribunal Electoral de la Federación (TEPJF) en una casa particular, para vincularlos con Alejandro Moreno Cárdenas “Alito”, presidente del PRI, con el fin de que tomaran acuerdos “en lo oscurito”. El candidato naranja y la prianista eludieron el tema, no se dieron por enterados.

Cuando los moderadores preguntaron al candidato y las candidatas sobre las reformas al poder judicial, Xóchitl Gálvez evadió el tema, mientras la aspirante de la izquierda señaló la urgencia de democratizar la impartición de la justicia, ya que no se puede avanzar en el combate a la inseguridad sin la participación activa de todos los poderes del estado, en especial de la SCJN. Claudia Sheinbaum puso énfasis al señalar que la ministra Norma Piña debe aclarar los hechos que se le imputan, sobre todo por la influencia que en el futuro pudiera ejercer sobre los resultados de la elección presidencial del próximo 2 de junio.

Uno de los golpes bajos que la candidata prianista quiso asestar a Claudia Sheinbaum fue preguntarle sobre su visita al Papa Francisco, en la cual –dijo—la candidata morenista llevó una falda donde aparecía la Virgen de Guadalupe. Mañosamente, la exsenadora panista dijo que el asunto no es si su adversaria es creyente o atea, sino la utilización que hizo de los símbolos religiosos para manipular a la población mexicana.

Fue obvia la intención de Xóchitl Gálvez de introducir el tema religioso en el debate público, asunto ya superado por la experiencia histórica de la nación. Claudia Sheinbaum rechazó la pregunta como “una provocación”, y dijo que consultaría el tema con su equipo de campaña. Pero en los comentarios del público se pudo leer: “¿Y quién dijo que para ser guadalupano se necesita ser católico..?”. La realidad es que, en México, la imagen de la Virgen morena ha estado al frente de las luchas más radicales de la historia nacional, desde la Independencia hasta la revolución de 1910, y en especial estuvo entre los combatientes zapatistas.

En resumen: de nada valieron a los asesores de campaña de Xóchitl Gálvez haberse quitado el disfraz de “ciudadanos” que usaron en sus marchas anteriores; la “marea rosa” que, por pudor, suplantó al tricolor del PRI, el albiazul del PAN y el amarillo del Sol Azteca, no sirvieron a la causa electoral de la derecha. Por el contrario, sus candidaturas presidencial y de la capital fueron sometidas a una sobreexposición, y su efecto fue palpable: esas campañas no levantaron el apoyo popular a pesar del enorme despilfarro de recursos, y de la colosal exhibición de poderío mediático. Simplemente sus esfuerzos no fueron bien recibidos en el ánimo popular. La conciencia política del pueblo mexicano ha avanzado mucho, y hoy no acepta medias verdades ni guerra sucia.

Por cuanto a los resultados del debate, fue una mala jornada para Xóchitl Gálvez y sus congéneres prianistas. La casa Mendoza, Blanco y Asociados (MEBA) publicó que Claudia Sheinbaum obtuvo el 53.4% de las preferencias, contra el 35.5% de Xóchitl Gálvez y 9.8% de Jorge Álvarez Máynez. La empresa TResearch consignó que Claudia Sheinbaum obtuvo 55.6% de aprobación, contra 32.8% de la aspirante prianista y 6.7% para Jorge Álvarez Máynez. Varias casas encuestadoras reportaron la impresión de que Claudia Sheinbaum pareció “mas presidenciable” a los ciudadanos, con más ideas y propuestas.

El domingo 19 de mayo tuvieron lugar dos eventos cruciales que no pudieron revertir las preferencias electorales --hasta la fecha favorables a la izquierda—cuando el camino ya está muy avanzado rumbo a la presidencia de la República: la marcha “rosa” y el tercer debate presidencial fueron los hechos más relevantes del escenario político nacional.

La movilización prianista no consiguió sus objetivos. Todo empezó mal para la coalición de derecha: la “marea rosa” tuvo que disputar un espacio en el Zócalo, en el curso de la mañana, con maestros de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) que ocupaban el lugar desde días anteriores. Estos hechos opacaron la presentación de Xóchitl Gálvez como candidata “ciudadana” a la Presidencia, y de Santiago Taboada como aspirante al gobierno de la Ciudad de México. En los hechos, fue una especie de cierre de campaña de ambas candidaturas.

Durante el debate presidencial que tuvo lugar en la noche, se repitieron los lamentables episodios de los encuentros anteriores: la candidata prianista llegó muy cansada, muy tensa, abrumada por las largas horas de su jornada dominical, y en su rostro se reflejó ese hastío, los efectos acumulados de sus aventuras y desventuras. Se comportó de manera muy agresiva contra la candidata de la izquierda y en sus intervenciones fue notoria la ausencia de ideas, proyectos y propuestas de gobierno.

Jorge Álvarez Máynez, el candidato del partido naranja, abandonó su sonrisa dentrífica, adoptó una actitud más seria y se dedicó a cazar las múltiples oportunidades que le brindó la exsenadora panista. Y le asestó golpes muy duros, críticas muy agudas y punzantes que en buena medida la ablandaron. Cuando la candidata prianista aseguró que ella sí conoce la manera de resolver los problemas, Máynez le respondió: si tú sabes, por qué no le dijiste a Fox que no cometiera tantos errores. Por qué no le dijiste a Calderón que su guerra era una estupidez. En otro momento, le señaló: eres muy buena para criticar a los demás, pero no quieres que te señalemos las fallas que tuviste con los gobiernos de Vicente Fox –de la cual fuiste miembro—de Calderón y de Peña Nieto. No te gustan las críticas.

La candidata del PRIAN, por su parte, violó de manera reiterada las reglas previamente establecidas para el debate: en varias ocasiones mostró carteles de burla contra Claudia Sheinbaum, pero lo hizo durante los tiempos que no le correspondían. Y también presentó el libro de Anabel Hernández donde la autora afirma que la candidata de izquierda recibió recursos del narco. El INE le había prohibido expresamente que se refiriera a Sheinbaum como “narcocandidata”. Los moderadores le señalaron, además, que no era válido presentar libros. Y Claudia Sheinbaum se burló de ella diciendo que, en vez de recurrir a la imaginación de Anabel Hernández, la candidata prianista podría haber evocado “Las crónicas marcianas” o algún otro relato fantasioso.

En un momento del debate, Claudia Sheinbaum se refirió a la reunión de la ministra Norma Piña –presidenta de la SCJN—con los magistrados del Tribunal Electoral de la Federación (TEPJF) en una casa particular, para vincularlos con Alejandro Moreno Cárdenas “Alito”, presidente del PRI, con el fin de que tomaran acuerdos “en lo oscurito”. El candidato naranja y la prianista eludieron el tema, no se dieron por enterados.

Cuando los moderadores preguntaron al candidato y las candidatas sobre las reformas al poder judicial, Xóchitl Gálvez evadió el tema, mientras la aspirante de la izquierda señaló la urgencia de democratizar la impartición de la justicia, ya que no se puede avanzar en el combate a la inseguridad sin la participación activa de todos los poderes del estado, en especial de la SCJN. Claudia Sheinbaum puso énfasis al señalar que la ministra Norma Piña debe aclarar los hechos que se le imputan, sobre todo por la influencia que en el futuro pudiera ejercer sobre los resultados de la elección presidencial del próximo 2 de junio.

Uno de los golpes bajos que la candidata prianista quiso asestar a Claudia Sheinbaum fue preguntarle sobre su visita al Papa Francisco, en la cual –dijo—la candidata morenista llevó una falda donde aparecía la Virgen de Guadalupe. Mañosamente, la exsenadora panista dijo que el asunto no es si su adversaria es creyente o atea, sino la utilización que hizo de los símbolos religiosos para manipular a la población mexicana.

Fue obvia la intención de Xóchitl Gálvez de introducir el tema religioso en el debate público, asunto ya superado por la experiencia histórica de la nación. Claudia Sheinbaum rechazó la pregunta como “una provocación”, y dijo que consultaría el tema con su equipo de campaña. Pero en los comentarios del público se pudo leer: “¿Y quién dijo que para ser guadalupano se necesita ser católico..?”. La realidad es que, en México, la imagen de la Virgen morena ha estado al frente de las luchas más radicales de la historia nacional, desde la Independencia hasta la revolución de 1910, y en especial estuvo entre los combatientes zapatistas.

En resumen: de nada valieron a los asesores de campaña de Xóchitl Gálvez haberse quitado el disfraz de “ciudadanos” que usaron en sus marchas anteriores; la “marea rosa” que, por pudor, suplantó al tricolor del PRI, el albiazul del PAN y el amarillo del Sol Azteca, no sirvieron a la causa electoral de la derecha. Por el contrario, sus candidaturas presidencial y de la capital fueron sometidas a una sobreexposición, y su efecto fue palpable: esas campañas no levantaron el apoyo popular a pesar del enorme despilfarro de recursos, y de la colosal exhibición de poderío mediático. Simplemente sus esfuerzos no fueron bien recibidos en el ánimo popular. La conciencia política del pueblo mexicano ha avanzado mucho, y hoy no acepta medias verdades ni guerra sucia.

Por cuanto a los resultados del debate, fue una mala jornada para Xóchitl Gálvez y sus congéneres prianistas. La casa Mendoza, Blanco y Asociados (MEBA) publicó que Claudia Sheinbaum obtuvo el 53.4% de las preferencias, contra el 35.5% de Xóchitl Gálvez y 9.8% de Jorge Álvarez Máynez. La empresa TResearch consignó que Claudia Sheinbaum obtuvo 55.6% de aprobación, contra 32.8% de la aspirante prianista y 6.7% para Jorge Álvarez Máynez. Varias casas encuestadoras reportaron la impresión de que Claudia Sheinbaum pareció “mas presidenciable” a los ciudadanos, con más ideas y propuestas.