/ viernes 19 de mayo de 2023

La escuela como capital

La tradición de estudiar para obtener mejores resultados en la perspectiva de vida es verdadera hasta cierto punto. Esto se debe a que en el mercado laboral altamente competitivo, se tiende a privilegiar a las personas que han desarrollado habilidades y que han obtenido su educación de instituciones reconocidas. Por lo tanto, la posibilidad de mejorar la calidad de vida no se basa únicamente en el estudio, sino en una serie de factores adicionales.

Fue Bourdieu quien nos mostró que las instituciones educativas son una forma de reproducción de las clases sociales. En otras palabras, en las escuelas, las personas no solo adquieren conocimientos que les serán útiles, sino que también aprenden las distinciones entre aquellos que tienen mayores oportunidades de movilidad social y aquellos que no las tienen. ¿Por qué ocurre esto? La respuesta radica en que el proceso de adquirir un mayor capital cultural comienza en la estructura familiar y en los gustos de cada individuo.

Por ejemplo, una familia que tiende a participar en actividades culturales de forma cotidiana brindará a sus hijos la oportunidad de desarrollar habilidades que luego se complementarán en la escuela. Leer, practicar música o incluso practicar deportes crea una red de aptitudes que beneficiará al individuo al tener un criterio más amplio al adquirir sus propios gustos. En contraste, una familia que no tiene tales intereses difícilmente brindará estas oportunidades a sus hijos.

Esto no se limita únicamente a eso. Dependiendo de los recursos económicos de la familia, se puede costear una escuela prestigiosa donde los hijos adquieran conocimientos más específicos, como otros idiomas, habilidades de escritura creativa o habilidades de oratoria. Esto crea una brecha significativa entre aquellos que competirán en el futuro. Incluso dentro de las escuelas públicas, la brecha de capital cultural es enorme: algunos niños trabajan desde temprana edad, mientras que otros no tienen los recursos culturales necesarios para su desarrollo, y por supuesto, están aquellos que pueden aprovechar sus habilidades con cursos, clases particulares y diplomados.

Entonces, ¿el estudio ya no posibilita la movilidad social? Por supuesto que sí, pero también influyen otros factores. Bourdieu sugirió que en las democracias, el poder no se limita únicamente al capital económico, sino que también abarca el capital cultural, académico, político y social. Por eso no es sorprendente que en los grandes aparatos del Estado, se reconozcan fácilmente a personas por su apellido y por sus credenciales obtenidas en prestigiosas instituciones educativas, incluso en el extranjero. Esto se conoce como la 'nobleza del Estado'.

Ahora es importante tener conciencia de que, aunque el estudio brinda mejores perspectivas de vida, también funciona como una estructura que perpetúa los privilegios y las oportunidades de movilidad social. Por lo tanto, es bastante complicado para muchas personas avanzar en sus proyectos de vida al darse cuenta de que la mayoría de los espacios para crecer han sido acaparados por aquellos con mejores redes de preparación y apoyo.

En este sentido, para muchos la educación se convierte en un arma de doble filo.

La tradición de estudiar para obtener mejores resultados en la perspectiva de vida es verdadera hasta cierto punto. Esto se debe a que en el mercado laboral altamente competitivo, se tiende a privilegiar a las personas que han desarrollado habilidades y que han obtenido su educación de instituciones reconocidas. Por lo tanto, la posibilidad de mejorar la calidad de vida no se basa únicamente en el estudio, sino en una serie de factores adicionales.

Fue Bourdieu quien nos mostró que las instituciones educativas son una forma de reproducción de las clases sociales. En otras palabras, en las escuelas, las personas no solo adquieren conocimientos que les serán útiles, sino que también aprenden las distinciones entre aquellos que tienen mayores oportunidades de movilidad social y aquellos que no las tienen. ¿Por qué ocurre esto? La respuesta radica en que el proceso de adquirir un mayor capital cultural comienza en la estructura familiar y en los gustos de cada individuo.

Por ejemplo, una familia que tiende a participar en actividades culturales de forma cotidiana brindará a sus hijos la oportunidad de desarrollar habilidades que luego se complementarán en la escuela. Leer, practicar música o incluso practicar deportes crea una red de aptitudes que beneficiará al individuo al tener un criterio más amplio al adquirir sus propios gustos. En contraste, una familia que no tiene tales intereses difícilmente brindará estas oportunidades a sus hijos.

Esto no se limita únicamente a eso. Dependiendo de los recursos económicos de la familia, se puede costear una escuela prestigiosa donde los hijos adquieran conocimientos más específicos, como otros idiomas, habilidades de escritura creativa o habilidades de oratoria. Esto crea una brecha significativa entre aquellos que competirán en el futuro. Incluso dentro de las escuelas públicas, la brecha de capital cultural es enorme: algunos niños trabajan desde temprana edad, mientras que otros no tienen los recursos culturales necesarios para su desarrollo, y por supuesto, están aquellos que pueden aprovechar sus habilidades con cursos, clases particulares y diplomados.

Entonces, ¿el estudio ya no posibilita la movilidad social? Por supuesto que sí, pero también influyen otros factores. Bourdieu sugirió que en las democracias, el poder no se limita únicamente al capital económico, sino que también abarca el capital cultural, académico, político y social. Por eso no es sorprendente que en los grandes aparatos del Estado, se reconozcan fácilmente a personas por su apellido y por sus credenciales obtenidas en prestigiosas instituciones educativas, incluso en el extranjero. Esto se conoce como la 'nobleza del Estado'.

Ahora es importante tener conciencia de que, aunque el estudio brinda mejores perspectivas de vida, también funciona como una estructura que perpetúa los privilegios y las oportunidades de movilidad social. Por lo tanto, es bastante complicado para muchas personas avanzar en sus proyectos de vida al darse cuenta de que la mayoría de los espacios para crecer han sido acaparados por aquellos con mejores redes de preparación y apoyo.

En este sentido, para muchos la educación se convierte en un arma de doble filo.