/ viernes 24 de febrero de 2023

El papel del mito

Toda pena es soportable, escribe Dinesen, si la ponemos en una historia o contamos una historia sobre ella. Por eso cuando se escucha sobre un evento traumático que atravesó alguien o esas situaciones que tiene que soportar individuos, rápidamente la atención se enfoca en cómo lo resolvió, o por lo menos, intentó salir. Y no es que se posea una extravagante morbosidad hacia las desgracias, sino que se intenta descifrar el comportamiento del afligido.

\u0009La mayoría de las religiones, mitologías y leyendas intentan crear el mismo efecto. No solo buscan establecer los momentos fundacionales con los que convenza a los demás de su veracidad, también desarrolla situaciones en que las personas tienen que aprender lecciones para llegar a un nivel más amplio de espiritualidad. Aunque la mayoría divergen en sus deidades y en perspectivas ya arcaicas, comparten una cosa: la instrucción.

\u0009Nadie cree que en verdad Ícaro salió volando de la isla de Creta con plumas pegadas con cera en su espalda y después cayó por acercarse al sol, pero pocos se atreverían a negar que la ambición es capaz de cegar a cualquiera hasta la perdición. De igual forma, pocos dudan que se pueda privar de alimento por lapsos largos, como Jesús ayunando durante 40 días en el desierto, pero pocos negarían la existencia de una convicción tan arraigada que supera cualquier corrupción.

La veracidad de un mito no se basa tanto en el análisis de las situaciones ficticias, que suelen ser harto imposibles, sino en la verdad de esa ficción: la superación de las adversidades. Tampoco se debe remontar únicamente a las odas bíblicas o mitologías griegas para reconocer las situaciones que otros padecieron y superaron, o que con su error y ejemplo, enseñaron. También hoy en día existen mitos.

\u0009Umberto Eco asemeja al ciudadano promedio con Superman; un hombre que en su día a día es dilapidado por sus superiores, ignorado por la chica de sus sueños y rebajando a la cotidianidad encadenante, pero dentro de él vive un ser con fuerza sobrehumana, indestructible y con la capacidad de volar. Por supuesto, se refiere a esa vida interna que todos sueñan y al contexto diario que también padecen, esperando el día en que por fin renazca un nuevo hombre y así potenciar sus habilidades y virtudes.

\u0009

\u0009Tampoco es coincidencia la popularidad de los superhéroes en la juventud. Cuando un adolescente ve a Spiderman o a Batman no se imagina una vida columpiándose por los edificios o luchando contra el crimen disfrazados, sino a una persona que intenta sobrellevar su vida buscando las razones para seguir haciendo lo correcto. El mito vive ahora en otra forma. Las instrucciones y la enseñanza se encuentran en otro lugar.

\u0009El papel del mito es reconocer la revelación que otros, aún en la ficción, fueron capaces de hacer. Saber que no son los únicos y alguien padeció lo mismo es su poder. Ahí donde a veces se leen historias disparatadas y sin sentido en realidad se encuentran, como sostiene Campbell, símbolos para descifrar. No es extraño que casi todas las historias tengan el mismo arquetipo de aventuras y personajes.

El mito, donde quiera que esté, espera ser interpretado. Algunos viven esperando el momento en que, por fin, después de tanto, se revele la fórmula mágica, que un ángel muestre el camino al paraíso y nos libere de las vicisitudes del destino. Por eso los antiguos se enfrascaban tanto en sus grandes libros, creyendo que estaban las respuestas ahí. El mito, en este sentido, es el mapa del tesoro.


Toda pena es soportable, escribe Dinesen, si la ponemos en una historia o contamos una historia sobre ella. Por eso cuando se escucha sobre un evento traumático que atravesó alguien o esas situaciones que tiene que soportar individuos, rápidamente la atención se enfoca en cómo lo resolvió, o por lo menos, intentó salir. Y no es que se posea una extravagante morbosidad hacia las desgracias, sino que se intenta descifrar el comportamiento del afligido.

\u0009La mayoría de las religiones, mitologías y leyendas intentan crear el mismo efecto. No solo buscan establecer los momentos fundacionales con los que convenza a los demás de su veracidad, también desarrolla situaciones en que las personas tienen que aprender lecciones para llegar a un nivel más amplio de espiritualidad. Aunque la mayoría divergen en sus deidades y en perspectivas ya arcaicas, comparten una cosa: la instrucción.

\u0009Nadie cree que en verdad Ícaro salió volando de la isla de Creta con plumas pegadas con cera en su espalda y después cayó por acercarse al sol, pero pocos se atreverían a negar que la ambición es capaz de cegar a cualquiera hasta la perdición. De igual forma, pocos dudan que se pueda privar de alimento por lapsos largos, como Jesús ayunando durante 40 días en el desierto, pero pocos negarían la existencia de una convicción tan arraigada que supera cualquier corrupción.

La veracidad de un mito no se basa tanto en el análisis de las situaciones ficticias, que suelen ser harto imposibles, sino en la verdad de esa ficción: la superación de las adversidades. Tampoco se debe remontar únicamente a las odas bíblicas o mitologías griegas para reconocer las situaciones que otros padecieron y superaron, o que con su error y ejemplo, enseñaron. También hoy en día existen mitos.

\u0009Umberto Eco asemeja al ciudadano promedio con Superman; un hombre que en su día a día es dilapidado por sus superiores, ignorado por la chica de sus sueños y rebajando a la cotidianidad encadenante, pero dentro de él vive un ser con fuerza sobrehumana, indestructible y con la capacidad de volar. Por supuesto, se refiere a esa vida interna que todos sueñan y al contexto diario que también padecen, esperando el día en que por fin renazca un nuevo hombre y así potenciar sus habilidades y virtudes.

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\u0009Tampoco es coincidencia la popularidad de los superhéroes en la juventud. Cuando un adolescente ve a Spiderman o a Batman no se imagina una vida columpiándose por los edificios o luchando contra el crimen disfrazados, sino a una persona que intenta sobrellevar su vida buscando las razones para seguir haciendo lo correcto. El mito vive ahora en otra forma. Las instrucciones y la enseñanza se encuentran en otro lugar.

\u0009El papel del mito es reconocer la revelación que otros, aún en la ficción, fueron capaces de hacer. Saber que no son los únicos y alguien padeció lo mismo es su poder. Ahí donde a veces se leen historias disparatadas y sin sentido en realidad se encuentran, como sostiene Campbell, símbolos para descifrar. No es extraño que casi todas las historias tengan el mismo arquetipo de aventuras y personajes.

El mito, donde quiera que esté, espera ser interpretado. Algunos viven esperando el momento en que, por fin, después de tanto, se revele la fórmula mágica, que un ángel muestre el camino al paraíso y nos libere de las vicisitudes del destino. Por eso los antiguos se enfrascaban tanto en sus grandes libros, creyendo que estaban las respuestas ahí. El mito, en este sentido, es el mapa del tesoro.