La tarde del viernes se llevó a cabo el funeral de Rodrigo en un cementerio de la zona centro de Ecatepec, el niño quien contaba con 7 años murió arrollado mientras estaba con su familia en un puesto de frituras en la colonia Valle de Anáhuac.
La tarde del pasado miércoles, Rodrigo se encontraba con Rosalba su madre y su pareja sentimental en un puesto semifijo de frituras instalado a un costado de la acera de la avenida Carlos Hank González (Avenida Central). Ese día sería la última vez que verían con vida a “Roñita” como de manera cariñosa llamaban al pequeño.
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Esa tarde, minutos antes de las 14:00 horas, derivado de un altercado entre un automovilista y un motocilista, dos puestos fueron embestidos por un vehículo amarillo que dejó a 5 personas severamente lesionadas y mató al niño quien estudiaba el primer año de primaria.
Tras ser velado todo el día jueves en su casa en la segunda sección de Ciudad Azteca, minutos antes de las 14:00 horas del viernes, el féretro fue subido a la carroza y en medio de un cortejo fúnebre se dirigieron hasta el panteón de San Efrén en la zona centro de Ecatepec, hasta la que sería su última morada.
“Gracias a toda la gente que estuvo conmigo, que nos acompañó. Rodrigo era un niño divertido, alegre hacía amistad a donde fuera, prueba de ello es toda la gente que vino. Ya no se que decir, solo que amo a Rodrigo y aunque esté aquí (enterrado), estaré siempre para él ”, externó Sergio Vera, el padre biológico de Rodrigo.
La despedida fue triste, entre aplausos, porras y música los asistentes no podían contener sus lágrimas, entre estos sus compañeritos de escuela quienes en sus camisetas portaban la fotografía de “Roñita”. Los niños soltaron globos blancos una vez que la última palada de tierra cayó sobre la tumba. Minutos después de las 15:00 horas, concluyó el sepelio.
En el lugar donde ocurrió el hecho, sobre el arroyo vehicular, permanece un altar que fue colocado desde la tarde del miércoles, que está conformado por varias veladoras que forman un cruz, una grúa de plástico color azul, un par de tenis rojos, dos baloncitos, dos chocolates, una figura de trapo de Baby Yoda, dos fotografías, flores y veladoras.
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En su mayoría quienes pasan por el lugar, una estrecha banqueta por la que apenas cabe una persona son jóvenes estudiantes de la Universidad del Valle de México (Unive) y el Tecnológico de Estudios Superiores de Ecatepec (TESE) y algunos usuarios de la estación Ecatepec de la Línea B del Metro quienes se santiguan al observar el altar.
Publicado originalmente en El Sol de Toluca
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