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El estado de Morelos es el tercero más pequeño del territorio nacional. Tan solo un poquito más grande que Tlaxcala. A pesar de eso, la entidad morelense guarda varias sorpresas a dimensión de su superficie.
Al norte de nuestra entidad podemos encontrar altitudes de un poco más de 2 mil 500 metros sobre el nivel del mar (msnm) y al sur de unos 850 msnm.
En esa pequeña área existe un gradiente de mil 650 metros sobre el nivel del mar que, en conjunto con otras características físicas y biológicas, producen una biodiversidad interesante.
A Morelos prácticamente lo podemos clasificar en dos tipos principales de vegetación: bosque de pino-encino al norte y selva baja caducifolia del centro al sur. Y creo que hemos experimentado cómo es que cambia la temperatura de un punto a otro.
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Área Natural Protegida
Estamos en temporada de frío, acaba de pasar Navidad y todavía hay olor a pino en el ambiente, por lo que hablaremos un poco de un área natural protegida asombrosa que alberga este ecosistema tan bello: El Parque Nacional Lagunas de Zempoala.
El lugar de las 20 lagunas fue decretado área natural protegida en 1743, abarcando parte del municipio de Huitzilac y compartiendo con Ocuilán, en el Estado de México. Sus paisajes parecen salidos de una película en un sitio remoto, pero está a sólo 30 minutos de Cuernavaca.
Su bosque se compone principalmente de tres especies arbóreas: pinos, encinos y oyameles. Pero, además, su riqueza en la vegetación acuática es de gran relevancia para todo el país. Esto lo sabemos gracias a los esfuerzos de colecta de biólogos mexicanos, como el Doctor Jaime Bonilla-Barbosa que se dedicó a explorar esta zona para conocer su biodiversidad.
Este lugar también es peculiar respecto a su fauna, ya que ahí habita el famoso Teporingo, un conejito endémico de esa zona volcánica y que está en peligro de extinción. Incluso encontramos ajolotes, venados y hasta pumas; cada vez en menor medida, pero los esfuerzos en conservación se siguen realizando.
Al escribir estas líneas no pude evitar recordar a mi maestro y amigo el Dr. Jaime Bonilla, a quien le mando un saludo al cielo. Durante su vida nos regaló el valioso conocimiento de una de las áreas más bellas que tenemos que seguir protegiendo en el estado. Su legado vivirá por siempre.
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