/ miércoles 17 de agosto de 2022

La izquierda marcha con gran ventaja en Edomex

Las candidaturas de los partidos políticos se han venido definiendo con relación a las próximas elecciones locales en el Estado de México. Por Morena y la izquierda, Delfina Gómez, actual secretaria de Educación Pública, fue oficialmente designada, de acuerdo con encuestas internas que dio a conocer el dirigente Mario Delgado.

Por el PAN, Enrique Vargas del Villar, diputado local, coordinador de los diputados panistas locales y además funcionario que ha hecho una carrera política muy cercana al Grupo Atlacomulco, fue lanzado por el líder del blanquiazul, Marko Cortés, en una maniobra irregular. Hace varias semanas, Vargas del Villar se había reunido con Enrique Peña Nieto en Madrid.

Por lo demás, Juan Zepeda hoy es aspirante por Movimiento Ciudadano, y algunos políticos aún mantienen aspiraciones a través del moribundo PRD. El candidato de este partido es Omar Ortega. Los bloques políticos han quedado así claramente definidos.

El PRI –partido que aún mantiene formalmente el poder en esa entidad—no ha opinado nada, sumergido como está en la crisis paralizante derivada de la necedad de Alito Moreno, su presidente, quien se ha empecinado en sostenerse en el cargo contra viento y marea. Alfredo del Mazo, por su lado, no se ha comprometido ni ha metido las manos en favor de ningún candidato.

El “destape” de Vargas del Villar fue un verdadero madruguete protagonizado por Marko Cortés, dirigente nacional del PAN, ya que lo lanzó al ruedo sin consultar con sus aliados. Claudio X González, dirigente de la coalición de derecha, señaló posteriormente que ese tipo de nombramientos debe hacerse dentro del marco de la alianza, ya que si las tres fuerzas no van unidas –dijo-- se podría “perder la plaza”.

En todo caso, la maniobra de Marko Cortés abrió el juego interno de las negociaciones. Calderón la llamó “bajeza” por tratar de impedir la unión de las fuerzas de derecha, y el mundo de los blanquiazules se desplomó sobre el incauto dirigente. Finalmente, éste dio marcha atrás y minimizó su destape, dejando todo como una simple mención de un panista distinguido en una pasarela.

En el PRI, por otro lado, hay mucha lentitud, ya que todos los asuntos políticos han debido aplazarse debido a que su cabeza visible, Alito Moreno, se encuentra fuera de acción. No ata ni desata. Los mecanismos internos de reemplazo no funcionan. Además, lo acaban de destituir de la Comisión de Gobernación de la Cámara de Diputados, en un movimiento fulgurante promovido por la diputada Andrea Chávez, de Morena, y apuntalado por Gerardo Fernández Noroña, del PT.

Dentro del PRI hay varios aspirantes al gobierno del estado. Y se han empezado a mover, aunque sus movimientos casi no se notan debido a los alborotos mencionados. Hay 2 mujeres y un varón:

1.- Alejandra del Moral, actual secretaria de Desarrollo Social del gobierno local, y quien por lo tanto tiene a su cargo el manejo de los programas sociales de la entidad.

2.- Ana Lilia Herrera, actual diputada federal y fuerte aspirante a la candidatura, y

3.- Ernesto Némer, funcionario muy allegado a distintas administraciones del Edomex, emanadas del grupo dominante. Estuvo casado con Carolina Monroy, prima de Peña Nieto y del actual gobernador, Alfredo del Mazo. Hombre de confianza del grupo hegemónico.

De este grupo podría salir el abanderado de la coalición prianista, dependiendo del manejo que hagan de los medios de comunicación y de sus posibilidades. También, de los descartes que vayan ocurriendo y de las diversas combinaciones que se presenten.

Por el lado de las encuestas, se han inclinado muy pronto en favor de la izquierda. Los números se presentan así: Morena tiene 38% de las preferencias, pero añadiendo PVEM y PT, los números suben a 48% a la fecha (agosto 2022) El Financiero.

La oposición de derecha cuenta con las siguientes cifras: PRI, 16%: PAN, 16%; PRD 7%. En total, 39%. O sea la coalición prianista tiene 9 puntos porcentuales por debajo de la coalición de izquierda. Movimiento Ciudadano (MC) cuenta a la fecha con el 10% de las simpatías ciudadanas. De acuerdo con la misma fuente.

Estas cifras son, sin embargo, solo de inicio. En primer lugar, porque no han empezado las campañas. La gente ya empieza a observar el orden que se mantiene dentro de las filas de izquierda, mientras el desorden y la falta de seriedad cunden en las filas prianistas. Falta todavía un buen tramo por recorrer para los aspirantes del tricolor en pos del nombramiento principal, y una vez resuelto, los cargos alternos que se otorgarán a cada aspirante.

Este camino dista mucho de ser tranquilo. Aún quedan muchos rompimientos, muchos madruguetes, muchos golpes bajos que se darán entre los diversos aspirantes prianistas. Una guerra de desgaste que los puede alejar aún más de los electores.

Para la opinión pública en su conjunto, la victoria de la izquierda y Delfina Gómez está asegurada. En la elección de 2017, por ejemplo, luchando contra viento y marea, teniendo todo en contra, la aspirante texcocana pudo vencer al candidato Del Mazo, quien solo se recuperó con la votación de los partidos aliados (PVEM, PES).

En las nuevas circunstancias, la candidatura de Delfina Gómez marcha con banderas desplegadas. No tiene al gobernador priísta en contra, y ahora cuenta con el apoyo del PVEM. Finalmente, Delfina tiene gran legitimidad y tiene además el apoyo del presidente de México, AMLO. En el horizonte ya se empieza a prefigurar –a varios meses de distancia—una victoria electoral muy holgada. Al menos así lo han expresado en público los voceros de Televisa.

Por otro lado, algo queda pendiente: en las elecciones del 2023 habrá dos gubernaturas en juego: Edomex y Coahuila. La ley establece, dentro del concepto de paridad de género, que si la coalición fuera encabezada por un varón en Edomex, en Coahuila deberá llevar al frente a una mujer. Y viceversa.

Para Morena y la izquierda, el tema está resuelto: Delfina Gómez será candidata en Edomex, y por lo tanto en Coahuila la coalición de izquierda deberá llevar al frente un varón. Pero la coalición de derecha tiene aún esa asignatura pendiente. Por si algo le faltara.


Las candidaturas de los partidos políticos se han venido definiendo con relación a las próximas elecciones locales en el Estado de México. Por Morena y la izquierda, Delfina Gómez, actual secretaria de Educación Pública, fue oficialmente designada, de acuerdo con encuestas internas que dio a conocer el dirigente Mario Delgado.

Por el PAN, Enrique Vargas del Villar, diputado local, coordinador de los diputados panistas locales y además funcionario que ha hecho una carrera política muy cercana al Grupo Atlacomulco, fue lanzado por el líder del blanquiazul, Marko Cortés, en una maniobra irregular. Hace varias semanas, Vargas del Villar se había reunido con Enrique Peña Nieto en Madrid.

Por lo demás, Juan Zepeda hoy es aspirante por Movimiento Ciudadano, y algunos políticos aún mantienen aspiraciones a través del moribundo PRD. El candidato de este partido es Omar Ortega. Los bloques políticos han quedado así claramente definidos.

El PRI –partido que aún mantiene formalmente el poder en esa entidad—no ha opinado nada, sumergido como está en la crisis paralizante derivada de la necedad de Alito Moreno, su presidente, quien se ha empecinado en sostenerse en el cargo contra viento y marea. Alfredo del Mazo, por su lado, no se ha comprometido ni ha metido las manos en favor de ningún candidato.

El “destape” de Vargas del Villar fue un verdadero madruguete protagonizado por Marko Cortés, dirigente nacional del PAN, ya que lo lanzó al ruedo sin consultar con sus aliados. Claudio X González, dirigente de la coalición de derecha, señaló posteriormente que ese tipo de nombramientos debe hacerse dentro del marco de la alianza, ya que si las tres fuerzas no van unidas –dijo-- se podría “perder la plaza”.

En todo caso, la maniobra de Marko Cortés abrió el juego interno de las negociaciones. Calderón la llamó “bajeza” por tratar de impedir la unión de las fuerzas de derecha, y el mundo de los blanquiazules se desplomó sobre el incauto dirigente. Finalmente, éste dio marcha atrás y minimizó su destape, dejando todo como una simple mención de un panista distinguido en una pasarela.

En el PRI, por otro lado, hay mucha lentitud, ya que todos los asuntos políticos han debido aplazarse debido a que su cabeza visible, Alito Moreno, se encuentra fuera de acción. No ata ni desata. Los mecanismos internos de reemplazo no funcionan. Además, lo acaban de destituir de la Comisión de Gobernación de la Cámara de Diputados, en un movimiento fulgurante promovido por la diputada Andrea Chávez, de Morena, y apuntalado por Gerardo Fernández Noroña, del PT.

Dentro del PRI hay varios aspirantes al gobierno del estado. Y se han empezado a mover, aunque sus movimientos casi no se notan debido a los alborotos mencionados. Hay 2 mujeres y un varón:

1.- Alejandra del Moral, actual secretaria de Desarrollo Social del gobierno local, y quien por lo tanto tiene a su cargo el manejo de los programas sociales de la entidad.

2.- Ana Lilia Herrera, actual diputada federal y fuerte aspirante a la candidatura, y

3.- Ernesto Némer, funcionario muy allegado a distintas administraciones del Edomex, emanadas del grupo dominante. Estuvo casado con Carolina Monroy, prima de Peña Nieto y del actual gobernador, Alfredo del Mazo. Hombre de confianza del grupo hegemónico.

De este grupo podría salir el abanderado de la coalición prianista, dependiendo del manejo que hagan de los medios de comunicación y de sus posibilidades. También, de los descartes que vayan ocurriendo y de las diversas combinaciones que se presenten.

Por el lado de las encuestas, se han inclinado muy pronto en favor de la izquierda. Los números se presentan así: Morena tiene 38% de las preferencias, pero añadiendo PVEM y PT, los números suben a 48% a la fecha (agosto 2022) El Financiero.

La oposición de derecha cuenta con las siguientes cifras: PRI, 16%: PAN, 16%; PRD 7%. En total, 39%. O sea la coalición prianista tiene 9 puntos porcentuales por debajo de la coalición de izquierda. Movimiento Ciudadano (MC) cuenta a la fecha con el 10% de las simpatías ciudadanas. De acuerdo con la misma fuente.

Estas cifras son, sin embargo, solo de inicio. En primer lugar, porque no han empezado las campañas. La gente ya empieza a observar el orden que se mantiene dentro de las filas de izquierda, mientras el desorden y la falta de seriedad cunden en las filas prianistas. Falta todavía un buen tramo por recorrer para los aspirantes del tricolor en pos del nombramiento principal, y una vez resuelto, los cargos alternos que se otorgarán a cada aspirante.

Este camino dista mucho de ser tranquilo. Aún quedan muchos rompimientos, muchos madruguetes, muchos golpes bajos que se darán entre los diversos aspirantes prianistas. Una guerra de desgaste que los puede alejar aún más de los electores.

Para la opinión pública en su conjunto, la victoria de la izquierda y Delfina Gómez está asegurada. En la elección de 2017, por ejemplo, luchando contra viento y marea, teniendo todo en contra, la aspirante texcocana pudo vencer al candidato Del Mazo, quien solo se recuperó con la votación de los partidos aliados (PVEM, PES).

En las nuevas circunstancias, la candidatura de Delfina Gómez marcha con banderas desplegadas. No tiene al gobernador priísta en contra, y ahora cuenta con el apoyo del PVEM. Finalmente, Delfina tiene gran legitimidad y tiene además el apoyo del presidente de México, AMLO. En el horizonte ya se empieza a prefigurar –a varios meses de distancia—una victoria electoral muy holgada. Al menos así lo han expresado en público los voceros de Televisa.

Por otro lado, algo queda pendiente: en las elecciones del 2023 habrá dos gubernaturas en juego: Edomex y Coahuila. La ley establece, dentro del concepto de paridad de género, que si la coalición fuera encabezada por un varón en Edomex, en Coahuila deberá llevar al frente a una mujer. Y viceversa.

Para Morena y la izquierda, el tema está resuelto: Delfina Gómez será candidata en Edomex, y por lo tanto en Coahuila la coalición de izquierda deberá llevar al frente un varón. Pero la coalición de derecha tiene aún esa asignatura pendiente. Por si algo le faltara.