/ martes 8 de agosto de 2023

Retos del Sistema de Justicia

¿Qué opina Usted de la justicia, la conoce, sabe cuáles son sus derechos y obligaciones?

Cuando escucha la palabra justicia, ¿qué le viene a la mente?

Este tema es bastante polémico y más cuando nos centramos en la materia a penal. Para la mayoría los cambios que hace más de una década se hicieron para pasar del sistema “inquisitivo” a un sistema acusatorio y oral, no ha traído los beneficios esperados.

Es decir, que la justicia sea pronta, expedita, gratuita, que repare integralmente el daño a la víctima, que no se violen derechos humanos y que garantice su ejercicio pleno, investigaciones eficaces, persecución penal efectiva, reinserción social, entre otros.

Quizá en alguna ocasión Usted haya escuchado coloquialmente que “la justicia sigue estando ciega” a la realidad en que vivimos. Casos hay en cada esquina, por ejemplo, con las niñas y niños que son explotados por sus padres o, terceros que los obligan a trabajar; otro, con la publicidad engañosa que justifica la evidente anticipación de campañas electorales.

También con el litigio público de casos judiciales, el escarnio y la difamación que se hace en el anonimato de las redes sociales, los datos estadísticos discordantes, y muchos etcéteras más.

¿Conoce la Ley?

Esta percepción es generalizada en la población, que poco o nada entiende de los procedimientos para denunciar un delito, de su utilidad, del rol que tiene la policía y el ministerio público, de qué conductas son las que la ley penal establece como delitos, de los procedimientos que se siguen para juzgar a una persona.

O en qué consiste que se presuma inocente a una persona investigada o procesada, cuáles son los fines del sistema de justicia, de la asesoría jurídica, de los juicios orales en material penal, laboral y mercantil, entre otros.

Tal vez, una de las razones sea que estos temas no son estudiados ni difundidos con la visión de gestar una cultura de la legalidad y del Estado de derecho en la población, y por eso, hoy en día, tenemos tantos conflictos en todos los ámbitos, incluso entre autoridades.

La difusión de la Ley

De ahí que resulta de suma importancia que el Poder Judicial contribuya en la difusión y formación ciudadana respecto a cómo operan los sistemas de justicia, porque sin éste conocimiento no es posible pensar en lograr los fines de las distintas leyes, que regulan por ejemplo relaciones familiares, la cultura cívica, el medio ambiente.

Al igual que los asuntos fiscales, las telecomunicaciones, los delitos, las vías generales de comunicación, las armas de fuego, la propiedad intelectual, los derechos de la niñez, las relaciones laborales, mercantiles, agrarias, electorales, de tránsito, y otros diversos temas de impacto social que juntos conforman las reglas de convivencia social a la que todos, queramos o no, estamos sometidos.

Esto nos lleva a replantearnos cómo jerarquizar los retos de los sistemas de justicia, si desde la visión tradicional de los Tribunales con enfoque a los aspectos técnicos de la administración de justicia, los presupuestos para abatir el rezago o mejorar condiciones laborales, o la transformación de los procedimientos de la forma escrita a la oral, a la digitalización y uso de tecnologías de la información, o bien, atendiendo a los reclamos sociales de hacer de estos sistemas procedimientos accesibles, sencillos y mucho, pero mucho más apegados a las necesidades de los Justiciables.

¿Cómo lograrlo?

Primero habría que entender que hoy se nos exige a los Tribunales ministrar justicia con un enfoque multidisciplinario, garantista, de protección integral y alejado de tecnicismos que impidan comprender las causas de las decisiones.

También se nos demanda mejorar los procedimientos de primer contacto con la justicia para que ésta sea verdaderamente cercana a la gente, que cualquiera pueda tener acceso, que las desigualdades puedan atenderse para no dejar a nadie fuera, que los jueces tengan una visión mucho más amplia para no limitarse a ponderar derechos.

Sino que opte por decisiones que sean lo menos lesivas para las partes, pero al mismo tiempo las más idóneas para buscar resarcir de la mejor manera los daños, esto es, conocer ampliamente el juzgamiento con las distintas perspectivas específicas para superar las asimetrías de poder y de protección integral de mujeres, niñas, niños, adolescentes, discapacitados, indígenas, migrantes.

En suma, de todos aquellos que necesitan de este esquema reforzado para el ejercicio pleno de sus derechos.

Los retos

Entendidos los retos de esta forma, queda claro que los sistemas de justicia todavía deben enfrentar la transformación que nos marca la necesidad social y no solo preocuparse por edificios, salarios, presupuestos y pugnas entre instituciones.

Es necesario evaluar si todo lo que hacemos verdaderamente contribuye a forjar una sociedad que crea en la justicia administrada en tribunales, de lo contrario, veremos aún más linchamientos, violencia vicaria, violencia familiar, conflictos vecinales, resolución de conflictos de forma violenta, desacuerdos y ausencia de paz.

Y si, el Poder Judicial también es corresponsable del desorden social por la falta de credibilidad en sus decisiones, por lo tardío de la justicia, la falta de preparación con enfoque social, lo precario de los recintos judiciales, la baja tecnificación de sus procedimientos, así como lo cuestionable de muchas decisiones.

¿Conoce algún caso o ha vivido alguna injusticia?, bueno, entonces sabe que existe mucho trabajo por hacer en esta materia.

¿Qué opina Usted de la justicia, la conoce, sabe cuáles son sus derechos y obligaciones?

Cuando escucha la palabra justicia, ¿qué le viene a la mente?

Este tema es bastante polémico y más cuando nos centramos en la materia a penal. Para la mayoría los cambios que hace más de una década se hicieron para pasar del sistema “inquisitivo” a un sistema acusatorio y oral, no ha traído los beneficios esperados.

Es decir, que la justicia sea pronta, expedita, gratuita, que repare integralmente el daño a la víctima, que no se violen derechos humanos y que garantice su ejercicio pleno, investigaciones eficaces, persecución penal efectiva, reinserción social, entre otros.

Quizá en alguna ocasión Usted haya escuchado coloquialmente que “la justicia sigue estando ciega” a la realidad en que vivimos. Casos hay en cada esquina, por ejemplo, con las niñas y niños que son explotados por sus padres o, terceros que los obligan a trabajar; otro, con la publicidad engañosa que justifica la evidente anticipación de campañas electorales.

También con el litigio público de casos judiciales, el escarnio y la difamación que se hace en el anonimato de las redes sociales, los datos estadísticos discordantes, y muchos etcéteras más.

¿Conoce la Ley?

Esta percepción es generalizada en la población, que poco o nada entiende de los procedimientos para denunciar un delito, de su utilidad, del rol que tiene la policía y el ministerio público, de qué conductas son las que la ley penal establece como delitos, de los procedimientos que se siguen para juzgar a una persona.

O en qué consiste que se presuma inocente a una persona investigada o procesada, cuáles son los fines del sistema de justicia, de la asesoría jurídica, de los juicios orales en material penal, laboral y mercantil, entre otros.

Tal vez, una de las razones sea que estos temas no son estudiados ni difundidos con la visión de gestar una cultura de la legalidad y del Estado de derecho en la población, y por eso, hoy en día, tenemos tantos conflictos en todos los ámbitos, incluso entre autoridades.

La difusión de la Ley

De ahí que resulta de suma importancia que el Poder Judicial contribuya en la difusión y formación ciudadana respecto a cómo operan los sistemas de justicia, porque sin éste conocimiento no es posible pensar en lograr los fines de las distintas leyes, que regulan por ejemplo relaciones familiares, la cultura cívica, el medio ambiente.

Al igual que los asuntos fiscales, las telecomunicaciones, los delitos, las vías generales de comunicación, las armas de fuego, la propiedad intelectual, los derechos de la niñez, las relaciones laborales, mercantiles, agrarias, electorales, de tránsito, y otros diversos temas de impacto social que juntos conforman las reglas de convivencia social a la que todos, queramos o no, estamos sometidos.

Esto nos lleva a replantearnos cómo jerarquizar los retos de los sistemas de justicia, si desde la visión tradicional de los Tribunales con enfoque a los aspectos técnicos de la administración de justicia, los presupuestos para abatir el rezago o mejorar condiciones laborales, o la transformación de los procedimientos de la forma escrita a la oral, a la digitalización y uso de tecnologías de la información, o bien, atendiendo a los reclamos sociales de hacer de estos sistemas procedimientos accesibles, sencillos y mucho, pero mucho más apegados a las necesidades de los Justiciables.

¿Cómo lograrlo?

Primero habría que entender que hoy se nos exige a los Tribunales ministrar justicia con un enfoque multidisciplinario, garantista, de protección integral y alejado de tecnicismos que impidan comprender las causas de las decisiones.

También se nos demanda mejorar los procedimientos de primer contacto con la justicia para que ésta sea verdaderamente cercana a la gente, que cualquiera pueda tener acceso, que las desigualdades puedan atenderse para no dejar a nadie fuera, que los jueces tengan una visión mucho más amplia para no limitarse a ponderar derechos.

Sino que opte por decisiones que sean lo menos lesivas para las partes, pero al mismo tiempo las más idóneas para buscar resarcir de la mejor manera los daños, esto es, conocer ampliamente el juzgamiento con las distintas perspectivas específicas para superar las asimetrías de poder y de protección integral de mujeres, niñas, niños, adolescentes, discapacitados, indígenas, migrantes.

En suma, de todos aquellos que necesitan de este esquema reforzado para el ejercicio pleno de sus derechos.

Los retos

Entendidos los retos de esta forma, queda claro que los sistemas de justicia todavía deben enfrentar la transformación que nos marca la necesidad social y no solo preocuparse por edificios, salarios, presupuestos y pugnas entre instituciones.

Es necesario evaluar si todo lo que hacemos verdaderamente contribuye a forjar una sociedad que crea en la justicia administrada en tribunales, de lo contrario, veremos aún más linchamientos, violencia vicaria, violencia familiar, conflictos vecinales, resolución de conflictos de forma violenta, desacuerdos y ausencia de paz.

Y si, el Poder Judicial también es corresponsable del desorden social por la falta de credibilidad en sus decisiones, por lo tardío de la justicia, la falta de preparación con enfoque social, lo precario de los recintos judiciales, la baja tecnificación de sus procedimientos, así como lo cuestionable de muchas decisiones.

¿Conoce algún caso o ha vivido alguna injusticia?, bueno, entonces sabe que existe mucho trabajo por hacer en esta materia.