/ martes 5 de marzo de 2024

2024: el año de las mujeres

En este comienzo de la columna, los llevaré a un viaje por el tiempo, en 1975, durante el Año Internacional de la Mujer, las Naciones Unidas conmemoraron por primera vez el Día Internacional de la Mujer.

Dos años después, la Asamblea General de las Naciones Unidas formaliza oficialmente el Día, pese a que su primera celebración se remonta al 28 de febrero de 1909, cuando el Partido Socialista de América designó el día en recuerdo de la huelga de trabajadoras del sector textil el año anterior en la ciudad de Nueva York, Estados Unidos.

Posteriormente, en 1979, la Asamblea General de las Naciones Unidas aprueba la Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer (CEDAW), el instrumento internacional más exhaustivo, que tiene como principal objetivo proteger los derechos humanos de las mujeres.

La Convención exige que los Estados Miembros eliminen la discriminación contra las mujeres en la esfera pública y privada, incluido el ámbito familiar, y se propone alcanzar una igualdad sustantiva entre mujeres y hombres, tanto en las leyes como en la vida real. La CEDAW es el segundo instrumento internacional más ratificado por los Estados Miembros de la ONU.

México, firmó dicha Convención en 1980, pero fue 43 años después, cuando una mujer, la Ministra Norma Lucía Piña Hernández, fue designada como titular del Poder Judicial del Estado Mexicano, rompiendo el paradigma de que esta posición era exclusiva para varones.

Este 2024, es decir, a 44 años de la firma de ese tratado internacional, tendremos por primera vez a una mujer ocupando la titularidad del Poder Ejecutivo Federal, suceso que en el camino trae aparejada la compleja tarea de legitimar la lucha de las mujeres contra la discriminación en la esfera pública, y extinguir la idea de que se trata de una cuestión de cuota o una visión electorera por el porcentaje mayoritario que representa el voto femenino en la contienda electoral de este año.

En Morelos, este año también tendremos una mujer gobernadora, lo que ocurre, 154 años después de que fue emitido el decreto de creación de esta entidad el 17 de abril de 1869.

Por eso, afirmo que este año 2024, es el año de las mujeres, basta reconocer, que dos de los tres poderes del estado mexicano estarán depositados en mujeres.

Pero, ¿qué significa esto para las niñas, las adolescentes y las mujeres adultas? La respuesta es compleja por la gran cantidad de implicaciones que en automático pudiera pensarse que ocurrirán, pero:

¿Acaso termina con la discriminación para el acceso a cargos públicos o privados?, ¿genera empleos con igualdad de condiciones laborales?, ¿garantiza el acceso a una vida libre de violencia?, ¿favorece el empoderamiento y el desarrollo económico de las mujeres?, ¿evita la violencia sexual y el acoso en todas sus formas?, ¿permite el acceso a la educación en condiciones de igualdad?, ¿contribuye al reconocimiento pleno y al ejercicio de todos sus derechos?, ¿permite divulgar opiniones y manifestaciones de forma libre?, ¿termina con la trata de personas y el trabajo infantil?, ¿facilita el acceso a la justicia?, ¿fomenta la igualdad entre hombres y mujeres?, y una larga lista de etcéteras.

Desde luego que no, porque estas son tareas que deben resolverse con una visión de Estado e incluir a todas las personas para provocar un cambio cultural, pero contribuye a:

  • Fijar las bases para que niñas, adolescentes y mujeres mantengan la lucha por sus derechos, se apropien de ellos, exijan y contribuyan a su cumplimiento.
  • A que, todas las personas y entes del Estado nos comprometamos a seguir trabajando para cristalizar la inclusión, la no discriminación y la eliminación de todas las formas de violencia contra las mujeres.
  • Orienta a todas las personas y a la Nación hacia el cumplimiento de la igualdad sustantiva en los ámbitos público y privado, promoviendo el empoderamiento de las mujeres, la paridad de género y la lucha contra toda discriminación basada en el sexo.

En esta conmemoración los invito a reflexionar, que la brecha de desigualdad cada día parece que se hace más corta, por los logros en el campo público, pero quizá porque miramos hacia atrás, pero si vemos hacia adelante, cada una encontrará en su quehacer diario un reto que afrontar, y eso nos cambia la perspectiva de un camino que se ha ensanchado en posición horizontal, porque ahora somos capaces de identificar y reconocer la desigualdad en áreas que no habíamos considerado.

En este contexto, los hombres cada día están asumiendo un rol mucho más participativo en la protección, garantía y promoción de los derechos de las mujeres, pero no debemos olvidar, que esta lucha no confronta, por el contrario, suma y favorece al reconocimiento de la igualdad entre hombres y mujeres, tan necesaria para la construcción de una sociedad más igualitaria, justa e incluyente, tal como quedó consignado hace 18 años, en la Ley General para la Igualdad entre Hombres y Mujeres.

Cierro esta opinión, recordando que cada vez que una mujer es apoyada, reconocida, visibilizada y protegidos sus derechos de forma integral, se rinde homenaje a las que nos antecedieron y nos compromete a tender lazos de sororidad para no ser indiferente ante las desventajas que aún enfrentamos las mujeres.

Deseo fervientemente que las mujeres que pronto habrán de conducir este país y nuestro estado, tengan presente que detrás de ellas, estamos todas, anhelando que sean ejemplo de patriotas, que tejan su historia con buenas acciones y demuestren que la igualdad entre hombres y mujeres construye una gran nación.

Adriana Pineda Fernández – Magistrada Propietaria del Tribunal Unitario de Justicia Penal para Adolescentes

En este comienzo de la columna, los llevaré a un viaje por el tiempo, en 1975, durante el Año Internacional de la Mujer, las Naciones Unidas conmemoraron por primera vez el Día Internacional de la Mujer.

Dos años después, la Asamblea General de las Naciones Unidas formaliza oficialmente el Día, pese a que su primera celebración se remonta al 28 de febrero de 1909, cuando el Partido Socialista de América designó el día en recuerdo de la huelga de trabajadoras del sector textil el año anterior en la ciudad de Nueva York, Estados Unidos.

Posteriormente, en 1979, la Asamblea General de las Naciones Unidas aprueba la Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer (CEDAW), el instrumento internacional más exhaustivo, que tiene como principal objetivo proteger los derechos humanos de las mujeres.

La Convención exige que los Estados Miembros eliminen la discriminación contra las mujeres en la esfera pública y privada, incluido el ámbito familiar, y se propone alcanzar una igualdad sustantiva entre mujeres y hombres, tanto en las leyes como en la vida real. La CEDAW es el segundo instrumento internacional más ratificado por los Estados Miembros de la ONU.

México, firmó dicha Convención en 1980, pero fue 43 años después, cuando una mujer, la Ministra Norma Lucía Piña Hernández, fue designada como titular del Poder Judicial del Estado Mexicano, rompiendo el paradigma de que esta posición era exclusiva para varones.

Este 2024, es decir, a 44 años de la firma de ese tratado internacional, tendremos por primera vez a una mujer ocupando la titularidad del Poder Ejecutivo Federal, suceso que en el camino trae aparejada la compleja tarea de legitimar la lucha de las mujeres contra la discriminación en la esfera pública, y extinguir la idea de que se trata de una cuestión de cuota o una visión electorera por el porcentaje mayoritario que representa el voto femenino en la contienda electoral de este año.

En Morelos, este año también tendremos una mujer gobernadora, lo que ocurre, 154 años después de que fue emitido el decreto de creación de esta entidad el 17 de abril de 1869.

Por eso, afirmo que este año 2024, es el año de las mujeres, basta reconocer, que dos de los tres poderes del estado mexicano estarán depositados en mujeres.

Pero, ¿qué significa esto para las niñas, las adolescentes y las mujeres adultas? La respuesta es compleja por la gran cantidad de implicaciones que en automático pudiera pensarse que ocurrirán, pero:

¿Acaso termina con la discriminación para el acceso a cargos públicos o privados?, ¿genera empleos con igualdad de condiciones laborales?, ¿garantiza el acceso a una vida libre de violencia?, ¿favorece el empoderamiento y el desarrollo económico de las mujeres?, ¿evita la violencia sexual y el acoso en todas sus formas?, ¿permite el acceso a la educación en condiciones de igualdad?, ¿contribuye al reconocimiento pleno y al ejercicio de todos sus derechos?, ¿permite divulgar opiniones y manifestaciones de forma libre?, ¿termina con la trata de personas y el trabajo infantil?, ¿facilita el acceso a la justicia?, ¿fomenta la igualdad entre hombres y mujeres?, y una larga lista de etcéteras.

Desde luego que no, porque estas son tareas que deben resolverse con una visión de Estado e incluir a todas las personas para provocar un cambio cultural, pero contribuye a:

  • Fijar las bases para que niñas, adolescentes y mujeres mantengan la lucha por sus derechos, se apropien de ellos, exijan y contribuyan a su cumplimiento.
  • A que, todas las personas y entes del Estado nos comprometamos a seguir trabajando para cristalizar la inclusión, la no discriminación y la eliminación de todas las formas de violencia contra las mujeres.
  • Orienta a todas las personas y a la Nación hacia el cumplimiento de la igualdad sustantiva en los ámbitos público y privado, promoviendo el empoderamiento de las mujeres, la paridad de género y la lucha contra toda discriminación basada en el sexo.

En esta conmemoración los invito a reflexionar, que la brecha de desigualdad cada día parece que se hace más corta, por los logros en el campo público, pero quizá porque miramos hacia atrás, pero si vemos hacia adelante, cada una encontrará en su quehacer diario un reto que afrontar, y eso nos cambia la perspectiva de un camino que se ha ensanchado en posición horizontal, porque ahora somos capaces de identificar y reconocer la desigualdad en áreas que no habíamos considerado.

En este contexto, los hombres cada día están asumiendo un rol mucho más participativo en la protección, garantía y promoción de los derechos de las mujeres, pero no debemos olvidar, que esta lucha no confronta, por el contrario, suma y favorece al reconocimiento de la igualdad entre hombres y mujeres, tan necesaria para la construcción de una sociedad más igualitaria, justa e incluyente, tal como quedó consignado hace 18 años, en la Ley General para la Igualdad entre Hombres y Mujeres.

Cierro esta opinión, recordando que cada vez que una mujer es apoyada, reconocida, visibilizada y protegidos sus derechos de forma integral, se rinde homenaje a las que nos antecedieron y nos compromete a tender lazos de sororidad para no ser indiferente ante las desventajas que aún enfrentamos las mujeres.

Deseo fervientemente que las mujeres que pronto habrán de conducir este país y nuestro estado, tengan presente que detrás de ellas, estamos todas, anhelando que sean ejemplo de patriotas, que tejan su historia con buenas acciones y demuestren que la igualdad entre hombres y mujeres construye una gran nación.

Adriana Pineda Fernández – Magistrada Propietaria del Tribunal Unitario de Justicia Penal para Adolescentes