/ miércoles 31 de mayo de 2023

¿Quiénes están más cerca de nuestros jóvenes?

Se ha preguntado ¿cuándo fue la última vez que se acercó a una niña, niño o adolescentes (NNyA) para saber ¿cómo se sentía o qué necesitaba? Quizá alguien ya se le adelantó, pero no precisamente con buenas intenciones.

Pensemos en esto: cuando la familia o el Estado falla para ser una buena opción en el desarrollo de nuestras niñas, niños y adolescentes, las organizaciones criminales aprovechan cualquier oportunidad para acercarse a ellos, darles falsas oportunidades de crecimiento y reclutarlos.

Cuando nuestros jóvenes no encuentran alguien que los escuche, que los aconseje, que los apoye o que simplemente los haga sentir parte de una familia o de un grupo, nuestras NNyA buscan ese sentido de pertenencia en cualquier lugar y es entonces que los grupos criminales aprovechan enocasiones esa vulnerabilidad.

Lo triste en este tema es que parecería que, en algunos lugares de nuestro país, las bandas están más cerca de las NNyA cubriendo sus necesidades y que la sociedad, así como el Estado poco a poco se han estado alejando.

LAS CONSECUENCIAS

Hace algunas semanas, me encontré con una historia de éste tipo, durante el trabajo de campo que el Tribunal Unitario de Justicia Penal para Adolescentes (TUJPA) de Morelos, hace para alejar a nuestros jóvenes de la delincuencia mediante acciones de prevención que mandata el Libro Quinto de la Ley Nacional del Sistema Integral de Justicia Penal para Adolescentes.

Resulta que un estudiante de primaria (de una escuela que omitiremos sus datos) decidió dejar de asistir al colegio porque tenía miedo de ser agredido físicamente. Días antes un grupo de personas ligadas a la delincuencia organizada lo intimidaron para forzarlo a vender drogas.

A esa edad los niños están pensando en jugar y divertirse, pero si quizá este pequeño hubiera tenido la necesidad de ganar dinero para su familia, como lo hemos visto en otros casos, hubiera caído en las “garras” de la delincuencia. Afortunadamente, las maestras y maestros, así como sus padres y la Comisión Estatal de Seguridad lograron intervenir.

Sin embargo, existen muchos otros casos que no tienen el mismo resultado, tan solo de enero a abril de este 2023, el delito de narcomenudeo es el segundo que más se atendió en el TUJPA con siete adolescentes imputados, esto nos lleva a reflexionar sobre las causas que indujeron, forzaron o motivaron a cometer delitos.

UN GRAN RETO

En México, se calcula que el 50 por ciento de los adolescentes que se encuentran en el sistema de justicia penal, han tenido en algún momento contacto con una organización criminal,así lo aseguró Antonio Hazael Ruiz Ortega, Comisario de Prevención y Readaptación Social, quien fue uno de los exponentes del primer foro para la “Prevención y Protección de Niñas, Niños y Adolescentes Vinculados a la Delincuencia Organizada”.

Este encuentro fue organizado por la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana del Gobierno Federal, con el objetivo de visibilizar el problema y atender especialmente a los niños, niñas y adolescentes que han sido reclutados por el crimen organizado.

El tema es de alta relevancia para el Estado Mexicano, que tiene como reto, ser la primera opción de niñas, niños y adolescente cuando requieren especialmente protección, garantía, promoción y respeto de sus derechos humanos,tal como lo exige nuestra Constitución federal en su artículo primero.

Bajo esta mirada constitucional, todas las personas y autoridades estamos obligados a entender que los niños, niñas y adolescentes que son reclutados de manera forzada por la delincuencia organizada no son delincuentes, son víctimas de los grupos criminales que los usan para cumplir sus fines. Entonces necesitamos generar vías de acercamiento con aquellos que ya están en un proceso judicial en sistema de justicia y abrir canales de comunicación a quienes están en riesgo o en condición de reclutado, porque ellos son realmente víctimas.

Por ejemplo, uno de los expositores de este Foro, relató que, teniendo apenas trece años,fue reclutado como soldado en un conflicto armado,y que después, cuando se incorporó a un proceso de reinserción, era muy difícil que la gente entendiera que era víctima de un reclutamiento forzado.

hoy en día,se dice en las redes sociales “nuestra sociedad no está preparada para esta conversación”, porque la justicia se concibe como un método de venganza. Trabajemos para dejar de verlos como delincuentes y entenderlos como personas que quieren una oportunidad, porque sus derechos como niños, niñas y adolescentes fueron violados y necesitan que sean restituidos, que no sean discriminados y que puedan ser integrados a la sociedad para que logren concretar un proyecto de vida sano.

Tal vez Usted mismo conozca un caso similar, entonces debemos preguntarnos qué estamos haciendo como sociedad para acercarnos y proteger a nuestras NNyA frente a la amenaza del reclutamiento de la delincuencia. Y, me gustaría cerrar esta opinión con un proverbio africano:

“El niño que no sea abrazado por su tribu, cuando sea adulto, quemará la aldea para poder sentir su calor”.

Se ha preguntado ¿cuándo fue la última vez que se acercó a una niña, niño o adolescentes (NNyA) para saber ¿cómo se sentía o qué necesitaba? Quizá alguien ya se le adelantó, pero no precisamente con buenas intenciones.

Pensemos en esto: cuando la familia o el Estado falla para ser una buena opción en el desarrollo de nuestras niñas, niños y adolescentes, las organizaciones criminales aprovechan cualquier oportunidad para acercarse a ellos, darles falsas oportunidades de crecimiento y reclutarlos.

Cuando nuestros jóvenes no encuentran alguien que los escuche, que los aconseje, que los apoye o que simplemente los haga sentir parte de una familia o de un grupo, nuestras NNyA buscan ese sentido de pertenencia en cualquier lugar y es entonces que los grupos criminales aprovechan enocasiones esa vulnerabilidad.

Lo triste en este tema es que parecería que, en algunos lugares de nuestro país, las bandas están más cerca de las NNyA cubriendo sus necesidades y que la sociedad, así como el Estado poco a poco se han estado alejando.

LAS CONSECUENCIAS

Hace algunas semanas, me encontré con una historia de éste tipo, durante el trabajo de campo que el Tribunal Unitario de Justicia Penal para Adolescentes (TUJPA) de Morelos, hace para alejar a nuestros jóvenes de la delincuencia mediante acciones de prevención que mandata el Libro Quinto de la Ley Nacional del Sistema Integral de Justicia Penal para Adolescentes.

Resulta que un estudiante de primaria (de una escuela que omitiremos sus datos) decidió dejar de asistir al colegio porque tenía miedo de ser agredido físicamente. Días antes un grupo de personas ligadas a la delincuencia organizada lo intimidaron para forzarlo a vender drogas.

A esa edad los niños están pensando en jugar y divertirse, pero si quizá este pequeño hubiera tenido la necesidad de ganar dinero para su familia, como lo hemos visto en otros casos, hubiera caído en las “garras” de la delincuencia. Afortunadamente, las maestras y maestros, así como sus padres y la Comisión Estatal de Seguridad lograron intervenir.

Sin embargo, existen muchos otros casos que no tienen el mismo resultado, tan solo de enero a abril de este 2023, el delito de narcomenudeo es el segundo que más se atendió en el TUJPA con siete adolescentes imputados, esto nos lleva a reflexionar sobre las causas que indujeron, forzaron o motivaron a cometer delitos.

UN GRAN RETO

En México, se calcula que el 50 por ciento de los adolescentes que se encuentran en el sistema de justicia penal, han tenido en algún momento contacto con una organización criminal,así lo aseguró Antonio Hazael Ruiz Ortega, Comisario de Prevención y Readaptación Social, quien fue uno de los exponentes del primer foro para la “Prevención y Protección de Niñas, Niños y Adolescentes Vinculados a la Delincuencia Organizada”.

Este encuentro fue organizado por la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana del Gobierno Federal, con el objetivo de visibilizar el problema y atender especialmente a los niños, niñas y adolescentes que han sido reclutados por el crimen organizado.

El tema es de alta relevancia para el Estado Mexicano, que tiene como reto, ser la primera opción de niñas, niños y adolescente cuando requieren especialmente protección, garantía, promoción y respeto de sus derechos humanos,tal como lo exige nuestra Constitución federal en su artículo primero.

Bajo esta mirada constitucional, todas las personas y autoridades estamos obligados a entender que los niños, niñas y adolescentes que son reclutados de manera forzada por la delincuencia organizada no son delincuentes, son víctimas de los grupos criminales que los usan para cumplir sus fines. Entonces necesitamos generar vías de acercamiento con aquellos que ya están en un proceso judicial en sistema de justicia y abrir canales de comunicación a quienes están en riesgo o en condición de reclutado, porque ellos son realmente víctimas.

Por ejemplo, uno de los expositores de este Foro, relató que, teniendo apenas trece años,fue reclutado como soldado en un conflicto armado,y que después, cuando se incorporó a un proceso de reinserción, era muy difícil que la gente entendiera que era víctima de un reclutamiento forzado.

hoy en día,se dice en las redes sociales “nuestra sociedad no está preparada para esta conversación”, porque la justicia se concibe como un método de venganza. Trabajemos para dejar de verlos como delincuentes y entenderlos como personas que quieren una oportunidad, porque sus derechos como niños, niñas y adolescentes fueron violados y necesitan que sean restituidos, que no sean discriminados y que puedan ser integrados a la sociedad para que logren concretar un proyecto de vida sano.

Tal vez Usted mismo conozca un caso similar, entonces debemos preguntarnos qué estamos haciendo como sociedad para acercarnos y proteger a nuestras NNyA frente a la amenaza del reclutamiento de la delincuencia. Y, me gustaría cerrar esta opinión con un proverbio africano:

“El niño que no sea abrazado por su tribu, cuando sea adulto, quemará la aldea para poder sentir su calor”.