/ martes 20 de junio de 2023

¿Está seguro de que sus hijos e hijas le tienen confianza?

Cuando emprendimos la tarea de la prevención social de la violencia en el Tribunal Unitario de Justicia Penal para Adolescentes (TUJPA), trazamos una ruta de trabajo orientada, en buena medida, a transmitir mensajes que contribuyeran al desarrollo integral de niñas, niños y adolescentes como vía para evitar la delincuencia juvenil.

De paso difundir qué hacemos las autoridades implicadas en la justicia penal para adolescentes, pero hoy sabemos que nuestra labor debe ir mucho más allá.

Cómo llegamos a esa conclusión, diría que, por sorpresa, porque de pronto, entre los alumnos asistentes a las conferencias que llevamos a las escuelas, vimos llorar sin consuelo a niñas y niños conmovidos por la historia de vida y situaciones delictivas que narraban los expositores, sus discursos fueron el detonante para sacar a la luz “heridas” hechas por los delitos que sufrieron y de los que no le han contado a nadie.

Es aquí donde hicimos un alto y nos preguntamos, realmente existe la suficiente confianza de los hijos hacia sus padres. En verdad hay esa comunicación para saber qué piensan los estudiantes y cuáles son sus inquietudes no solo en el hogar sino en las escuelas. Parecería que en algunos casos las niñas, niños y adolescentes sufren en silencio así que en las conferencias hemos detectado algunos casos de violencia y los canalizamos a las autoridades competentes.

Confieso que nos sentimos agobiados, pero al mismo tiempo afortunados de lograr la confianza de estos adolescentes con nosotros, nos hizo sentir muy comprometidos a cumplir sus expectativas de atención, protección y de que se les garantice el ejercicio pleno de sus derechos, el principal, vivir una vida libre de violencia.

Esta historia comenzó el pasado mes de enero con nuestro recorrido por diferentes escuelas de nivel primaria, secundaria y preparatoria del estado de Morelos. El formato que implementamos para las conferencias educativas permite la interacción de los alumnos con el personal del TUJPA y los expositores como respecto a los temas abordados en cada conferencia, justo ahí han surgido los casos a los que me refiero.

Los mensajes que se imparten tienen contenido significativo como la formación de valores, la resolución de conflictos, la identificación de lo que es lo justo y lo injusto, la perspectiva de género, la discapacidad, los derechos de niñas, niños y adolescentes, hasta los delitos en particular, y la forma en que un juez o magistrado resuelve un caso.

Entonces, para nuestro asombro, de cada auditorio han surgido casos que requieren atención inmediata, casos que revelan la vulnerabilidad de nuestra niñez, de situaciones que exponen carencia de una sana relación entre padres e hijos, de la falta de mecanismos fáciles, cercanos y útiles para que nuestros niños, niñas y adolescentes puedan tener opciones de apoyo dentro y fuera de la familia, surgidos desde el gobierno, pero también de los propios centros escolares y de la sociedad.

Hemos conocido distintos casos indignantes de violencia sexual, hostigamiento, ciberacoso, violación a la intimidad personal por la difusión de fotografías íntimas, distintas formas de bullying, violencia familiar. Todos estos se encontraban ocultos por la inocencia y fragilidad de las víctimas, por actos de manipulación de sus agresores, por ejercicios de poder entre alumnos y maestros dentro de algunos centros educativos.

Esto nos ha obligado a hace un análisis respecto a la ruta de acciones que deben seguirse para atender eficazmente estos asuntos, porque no es un tema solo legal, sino de la identificación de riesgos, capacidad institucional para atenderlos, y un aspecto muy relevante, el apoyo y crianza positiva en el seno familiar.

A todos nos corresponde participar activamente en la construcción de redes de apoyo a nuestros niños, niñas y adolescentes, nadie puede ni debe excluirse de tal responsabilidad, estemos atentos ante cualquier signo de alarma, protejamos su integridad en la convivencia con adultos, pero, sobre todo, no les neguemos la oportunidad de sentir y darles nuestro apoyo total, porque es inadmisible que oculten la violencia que sufren por la indiferencia de todos o simplemente porque se les tilda de fantasiosos o mentirosos.

Así que le pregunto ¿podría percatarse de que su hijo(a) es o ha sido víctima de un delito?


Cuando emprendimos la tarea de la prevención social de la violencia en el Tribunal Unitario de Justicia Penal para Adolescentes (TUJPA), trazamos una ruta de trabajo orientada, en buena medida, a transmitir mensajes que contribuyeran al desarrollo integral de niñas, niños y adolescentes como vía para evitar la delincuencia juvenil.

De paso difundir qué hacemos las autoridades implicadas en la justicia penal para adolescentes, pero hoy sabemos que nuestra labor debe ir mucho más allá.

Cómo llegamos a esa conclusión, diría que, por sorpresa, porque de pronto, entre los alumnos asistentes a las conferencias que llevamos a las escuelas, vimos llorar sin consuelo a niñas y niños conmovidos por la historia de vida y situaciones delictivas que narraban los expositores, sus discursos fueron el detonante para sacar a la luz “heridas” hechas por los delitos que sufrieron y de los que no le han contado a nadie.

Es aquí donde hicimos un alto y nos preguntamos, realmente existe la suficiente confianza de los hijos hacia sus padres. En verdad hay esa comunicación para saber qué piensan los estudiantes y cuáles son sus inquietudes no solo en el hogar sino en las escuelas. Parecería que en algunos casos las niñas, niños y adolescentes sufren en silencio así que en las conferencias hemos detectado algunos casos de violencia y los canalizamos a las autoridades competentes.

Confieso que nos sentimos agobiados, pero al mismo tiempo afortunados de lograr la confianza de estos adolescentes con nosotros, nos hizo sentir muy comprometidos a cumplir sus expectativas de atención, protección y de que se les garantice el ejercicio pleno de sus derechos, el principal, vivir una vida libre de violencia.

Esta historia comenzó el pasado mes de enero con nuestro recorrido por diferentes escuelas de nivel primaria, secundaria y preparatoria del estado de Morelos. El formato que implementamos para las conferencias educativas permite la interacción de los alumnos con el personal del TUJPA y los expositores como respecto a los temas abordados en cada conferencia, justo ahí han surgido los casos a los que me refiero.

Los mensajes que se imparten tienen contenido significativo como la formación de valores, la resolución de conflictos, la identificación de lo que es lo justo y lo injusto, la perspectiva de género, la discapacidad, los derechos de niñas, niños y adolescentes, hasta los delitos en particular, y la forma en que un juez o magistrado resuelve un caso.

Entonces, para nuestro asombro, de cada auditorio han surgido casos que requieren atención inmediata, casos que revelan la vulnerabilidad de nuestra niñez, de situaciones que exponen carencia de una sana relación entre padres e hijos, de la falta de mecanismos fáciles, cercanos y útiles para que nuestros niños, niñas y adolescentes puedan tener opciones de apoyo dentro y fuera de la familia, surgidos desde el gobierno, pero también de los propios centros escolares y de la sociedad.

Hemos conocido distintos casos indignantes de violencia sexual, hostigamiento, ciberacoso, violación a la intimidad personal por la difusión de fotografías íntimas, distintas formas de bullying, violencia familiar. Todos estos se encontraban ocultos por la inocencia y fragilidad de las víctimas, por actos de manipulación de sus agresores, por ejercicios de poder entre alumnos y maestros dentro de algunos centros educativos.

Esto nos ha obligado a hace un análisis respecto a la ruta de acciones que deben seguirse para atender eficazmente estos asuntos, porque no es un tema solo legal, sino de la identificación de riesgos, capacidad institucional para atenderlos, y un aspecto muy relevante, el apoyo y crianza positiva en el seno familiar.

A todos nos corresponde participar activamente en la construcción de redes de apoyo a nuestros niños, niñas y adolescentes, nadie puede ni debe excluirse de tal responsabilidad, estemos atentos ante cualquier signo de alarma, protejamos su integridad en la convivencia con adultos, pero, sobre todo, no les neguemos la oportunidad de sentir y darles nuestro apoyo total, porque es inadmisible que oculten la violencia que sufren por la indiferencia de todos o simplemente porque se les tilda de fantasiosos o mentirosos.

Así que le pregunto ¿podría percatarse de que su hijo(a) es o ha sido víctima de un delito?