/ jueves 8 de junio de 2023

'Corridos tumbados', el nuevo reto en prevención 

Hace algunos días, en México se elevó la polémica sobre el contenido de los “corridos tumbados” que se pusieron de moda y que preocupantemente, están escuchando nuestros niñas, niños y adolescentes (NNyA).

El tema incluso provocó que uno de sus exponentes, “Peso Pluma”, opinara al respecto. Dijo que, si su música la están escuchando los niños, es culpa de los “padres irresponsables”.

Este personaje se está volviendo cada vez más popular entre los jóvenes y se los digo por experiencia propia ya que recientemente, durante una conferencia que el Tribunal Unitario de Justicia Penal para Adolescentes (TUJPA) llevó a una de las escuelas de Morelos, para promover la prevención del delito, enfocada al fomento de valores y aspiraciones de un plan de vida positivo, un adolescente nos expresó que su mayor sueño es conocer a “Peso Pluma”.

Nuestra sorpresa fue mayor cuando algunos de sus compañeros apoyaron el planteamiento e incluso uno aseguró que su aspiración es llegar a ser como es ese cantante y poder cantar “corridos tumbados”; de hecho, ya había comenzado a escribir algunas letras.

Pero siendo objetivos, conocer a un artista no representa una circunstancia negativa, mucho menos aspirar a desarrollarse en el mundo de la música. Sin embargo, nuestros NNyA tiene a su disposición y sin control alguno, canciones, videos, e información en redes sociales que está influenciando negativamente en su comportamiento presente y condicionando su futuro.

LO PREOCUPANTE

No es un asunto menor para nuestra sociedad que nuestros NNyA hoy en día se identifiquen con modelos que evocan a ser maleante, a vender drogas, a aspirar a dinero fácil y rápido, a vengarse de los oponentes, a “halconear” autoridades, a denigrar a las mujeres, a atribuirles un valor netamente sexual y estereotipado en la belleza.

Lo único que nos indica, es que siguen un estilo que está de moda sin reflexionar, que no están contando con suficiente apoyo de padres, maestros y sociedad en general, para ayudarles a saber elegir, distinguir aquello que les afecta y lo que les beneficia e impulsa.

Y ¿sabe por qué?

La respuesta parece simple, no los estamos escuchando con atención. Y me di cuenta de esto cuando algunos jóvenes de la conferencia que les platico nos contaron cuáles eran sus aspiraciones en la vida y nos preguntaron por qué los cuestionábamos.

-Quiero conocer a peso pluma y hacerle un hijo a mi novia.

-Soy libre hasta para matar.

-¿Por qué no respetan nuestros gustos?

Quizá esta última pregunta de nuestros adolescentes le recuerde su juventud, específicamente cuando sus padres debatían sus gustos musicales, sin embargo, en estos tiempos cualquier factor que promueva la violencia en nuestra sociedad, debe de ser un factor para que la sociedad y nuestros Gobiernos lo atiendan.

Por eso es importante enfocarnos en la educación de nuestros hijos e hijas, a fin de que aprendan a conocer y controlar sus emociones. También para que adquieran conocimientos positivos y valores que les sirvan de referencia al momento de tomar una decisión.

NUESTRA OBLIGACIÓN

El Libro quinto de la Ley Nacional del Sistema de Justicia Penal para Adolescentes en México, explica que la prevención social de la violencia y la delincuencia es el conjunto de políticas públicas, programas, estrategias y acciones orientadas a reducir factores de riesgo que favorezcan la generación de violencia y delincuencia, así como combatir distintas causas y factores que las generan.

Por eso, ésta norma reconoce la función preventiva de las familias como la unidad central de la sociedad, encargadas de la integración social primaria de personas adolescentes; y obliga a los gobiernos y la sociedad, a preservar la integridad de las familias, incluidas las familias extensas y sustitutas.

De igual manera, reconoce que la sociedad tiene la obligación de coadyuvar con las familias para cuidar y proteger a personas adolescentes, asegurando su bienestar y sano desarrollo. El Estado tiene la obligación de ofrecer servicios apropiados para lograr estos fines.

Obligaciones que deben traducirse cada día en acciones de protección de nuestros NNyA, para dejar de normalizar la violencia en todos los campos en los que interactúa, ya sea redes sociales, música, información que se divulga, contenido de programas televisivos, etc.

En conclusión, tenemos que poner atención a nuestros jóvenes, escucharlos con atención y darles el apoyo que necesitan en su desarrollo, para que no crean que las mujeres “No ocupan flores” como dice la canción.

Hace algunos días, en México se elevó la polémica sobre el contenido de los “corridos tumbados” que se pusieron de moda y que preocupantemente, están escuchando nuestros niñas, niños y adolescentes (NNyA).

El tema incluso provocó que uno de sus exponentes, “Peso Pluma”, opinara al respecto. Dijo que, si su música la están escuchando los niños, es culpa de los “padres irresponsables”.

Este personaje se está volviendo cada vez más popular entre los jóvenes y se los digo por experiencia propia ya que recientemente, durante una conferencia que el Tribunal Unitario de Justicia Penal para Adolescentes (TUJPA) llevó a una de las escuelas de Morelos, para promover la prevención del delito, enfocada al fomento de valores y aspiraciones de un plan de vida positivo, un adolescente nos expresó que su mayor sueño es conocer a “Peso Pluma”.

Nuestra sorpresa fue mayor cuando algunos de sus compañeros apoyaron el planteamiento e incluso uno aseguró que su aspiración es llegar a ser como es ese cantante y poder cantar “corridos tumbados”; de hecho, ya había comenzado a escribir algunas letras.

Pero siendo objetivos, conocer a un artista no representa una circunstancia negativa, mucho menos aspirar a desarrollarse en el mundo de la música. Sin embargo, nuestros NNyA tiene a su disposición y sin control alguno, canciones, videos, e información en redes sociales que está influenciando negativamente en su comportamiento presente y condicionando su futuro.

LO PREOCUPANTE

No es un asunto menor para nuestra sociedad que nuestros NNyA hoy en día se identifiquen con modelos que evocan a ser maleante, a vender drogas, a aspirar a dinero fácil y rápido, a vengarse de los oponentes, a “halconear” autoridades, a denigrar a las mujeres, a atribuirles un valor netamente sexual y estereotipado en la belleza.

Lo único que nos indica, es que siguen un estilo que está de moda sin reflexionar, que no están contando con suficiente apoyo de padres, maestros y sociedad en general, para ayudarles a saber elegir, distinguir aquello que les afecta y lo que les beneficia e impulsa.

Y ¿sabe por qué?

La respuesta parece simple, no los estamos escuchando con atención. Y me di cuenta de esto cuando algunos jóvenes de la conferencia que les platico nos contaron cuáles eran sus aspiraciones en la vida y nos preguntaron por qué los cuestionábamos.

-Quiero conocer a peso pluma y hacerle un hijo a mi novia.

-Soy libre hasta para matar.

-¿Por qué no respetan nuestros gustos?

Quizá esta última pregunta de nuestros adolescentes le recuerde su juventud, específicamente cuando sus padres debatían sus gustos musicales, sin embargo, en estos tiempos cualquier factor que promueva la violencia en nuestra sociedad, debe de ser un factor para que la sociedad y nuestros Gobiernos lo atiendan.

Por eso es importante enfocarnos en la educación de nuestros hijos e hijas, a fin de que aprendan a conocer y controlar sus emociones. También para que adquieran conocimientos positivos y valores que les sirvan de referencia al momento de tomar una decisión.

NUESTRA OBLIGACIÓN

El Libro quinto de la Ley Nacional del Sistema de Justicia Penal para Adolescentes en México, explica que la prevención social de la violencia y la delincuencia es el conjunto de políticas públicas, programas, estrategias y acciones orientadas a reducir factores de riesgo que favorezcan la generación de violencia y delincuencia, así como combatir distintas causas y factores que las generan.

Por eso, ésta norma reconoce la función preventiva de las familias como la unidad central de la sociedad, encargadas de la integración social primaria de personas adolescentes; y obliga a los gobiernos y la sociedad, a preservar la integridad de las familias, incluidas las familias extensas y sustitutas.

De igual manera, reconoce que la sociedad tiene la obligación de coadyuvar con las familias para cuidar y proteger a personas adolescentes, asegurando su bienestar y sano desarrollo. El Estado tiene la obligación de ofrecer servicios apropiados para lograr estos fines.

Obligaciones que deben traducirse cada día en acciones de protección de nuestros NNyA, para dejar de normalizar la violencia en todos los campos en los que interactúa, ya sea redes sociales, música, información que se divulga, contenido de programas televisivos, etc.

En conclusión, tenemos que poner atención a nuestros jóvenes, escucharlos con atención y darles el apoyo que necesitan en su desarrollo, para que no crean que las mujeres “No ocupan flores” como dice la canción.