/ martes 9 de mayo de 2023

Bullying, una tarea por atender

Cuando hablamos de bullying algunos adultos recuerdan aquellos momentos en que de niños, niñas o adolescentes, padecieron, propiciaron o les tocó ver algún caso de abuso escolar. Pero también hay quien asegura que en sus tiemapos uno se aguantaba y que ahora los niños “son de cristal”.

Lo cierto es que desde la decada de los 70s, el psicologo sueco, Dan Olweus, descubrió varias de las consecuencias de esta problemática.

Y hasta hoy las infancias y adolescencias reclaman acciones para frenar el acoso escolar y lo hacen en su lenguaje, presentando autoestima baja, timidez, inseguridad, aislamiento, vergüenza, y muchas veces de forma agresiva, fuera de los sitios donde son acosados.

¿Pero qué es el bullying?

El Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF por sus siglas en inglés), lo define como la conducta de persecución física y/o psicológica que realiza un estudiante contra otro, de forma negativa, continua e intencionada. En tanto que el ciberbullying, lo considera una variante que se produce a través del internet.

Pero no son los únicos tipos de bullying, también lo son las agresiones físicas o verbales, la exclusión social, el acoso sexual, y las derivaciones de éstos como la extorsión, robos, difamación por creación de rumores, etc.

Es decir, que el acoso escolar es una forma de violencia que ocurre en nuestras escuelas, sin importar el nivel educativo o clase social. La ejerce uno o varios alumnos de forma constante y reiterada a uno o varios de sus compañeros.

Sobre todo a aquellos que no pueden defenderse porque generalmente enfrentan situaciones de desventaja o inferioridad, como edad, fuerza, timidez, entre otros.

¿Cómo está México?

El último reporte de 2018 del Programa para la Evaluación Internacional de Alumnos (PISA por sus siglas en inglés) de la Organización para Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), establece que 2 de cada 10 alumnos en México han sufrido Bullying.

Sin embargo, la Comisión Nacional de Derechos Humanos ha informado que el 40 por ciento de los alumnos de nivel primaria y secundaria ha sufrido acoso escolar, esto es, 7.5 millones de personas en nuestro país.

Estás cifras que son más o menos coincidentes con la Encuesta de Cohesión Social para la Prevención de la Violencia y la Delincuencia (ECOPRED) 2014, publicada en 2015 por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI).

En ese estudio se establece que 4.22 millones de jóvenes de 12 a 18 años que asisten a la escuela, 1.36 millones sufrieron acoso escolar o Bullying durante el 2014, lo que equivale al 32.22 por ciento del total de adolescentes que asisten a la escuela, es decir, uno de cada tres.

El resultado de este problema debe ser del más alto interés de las familias, comunidad y gobierno en todos sus niveles y poderes, porque las consecuencias están a la vista, no solo en el sufrimiento de nuestros niñas, niños y adolescentes, sino en la forma en que les estamos educando para enfrentar y gestionar soluciones a los conflictos desde las primeras etapas de desarrollo.

¿Dónde empieza todo?

Las causas del bullying son atribuidas por especialistas en psicología a los modelos educativos que son referente para los niños, por ejemplo, si un padre al conducir su vehículo grita, toca exageradamente el claxon, o incluso se lía a golpes por un problema de tránsito, lo que enseña a sus hijos es intolerancia, agresividad y respuestas violentas a una situación de estrés, por eso en la escuela su hijo golpea, empuja, arrebata o agrede verbalmente para expresar su desacuerdo con alguna circunstancia que siente desfavorable.

El Bullying, bajo distintas circunstancias, puede constituir delitos como Inducción al suicidio, lesiones (daño a la salud), extorsión, amenazas, violación a la intimidad personal, acoso sexual - hostigamiento sexual, ciberacoso sexual, utilización de imágenes y/o voz de personas menores de edad - pornografía infantil.

Por eso, es mejor enseñarles a las niñas, niños y adolescentes valores como el respeto, el compañerismo, la diversidad y tolerancia, fijar límites e inculcar reglas de convivencia, antes de que alguno de sus comportamientos lo lleve a tener contacto con las leyes administrativas o penales, desde luego, también los padres, la comunidad y el gobierno debe tener claros los aspectos preventivos para evitar casos de bullying, y saber aplicar los protocolos para su atención integral.

Pero este tema es tan extenso que incluso podríamos hablar sobre el origen de este y otros comportamientos en una segunda parte, ¿no te parece?

Cuando hablamos de bullying algunos adultos recuerdan aquellos momentos en que de niños, niñas o adolescentes, padecieron, propiciaron o les tocó ver algún caso de abuso escolar. Pero también hay quien asegura que en sus tiemapos uno se aguantaba y que ahora los niños “son de cristal”.

Lo cierto es que desde la decada de los 70s, el psicologo sueco, Dan Olweus, descubrió varias de las consecuencias de esta problemática.

Y hasta hoy las infancias y adolescencias reclaman acciones para frenar el acoso escolar y lo hacen en su lenguaje, presentando autoestima baja, timidez, inseguridad, aislamiento, vergüenza, y muchas veces de forma agresiva, fuera de los sitios donde son acosados.

¿Pero qué es el bullying?

El Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF por sus siglas en inglés), lo define como la conducta de persecución física y/o psicológica que realiza un estudiante contra otro, de forma negativa, continua e intencionada. En tanto que el ciberbullying, lo considera una variante que se produce a través del internet.

Pero no son los únicos tipos de bullying, también lo son las agresiones físicas o verbales, la exclusión social, el acoso sexual, y las derivaciones de éstos como la extorsión, robos, difamación por creación de rumores, etc.

Es decir, que el acoso escolar es una forma de violencia que ocurre en nuestras escuelas, sin importar el nivel educativo o clase social. La ejerce uno o varios alumnos de forma constante y reiterada a uno o varios de sus compañeros.

Sobre todo a aquellos que no pueden defenderse porque generalmente enfrentan situaciones de desventaja o inferioridad, como edad, fuerza, timidez, entre otros.

¿Cómo está México?

El último reporte de 2018 del Programa para la Evaluación Internacional de Alumnos (PISA por sus siglas en inglés) de la Organización para Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), establece que 2 de cada 10 alumnos en México han sufrido Bullying.

Sin embargo, la Comisión Nacional de Derechos Humanos ha informado que el 40 por ciento de los alumnos de nivel primaria y secundaria ha sufrido acoso escolar, esto es, 7.5 millones de personas en nuestro país.

Estás cifras que son más o menos coincidentes con la Encuesta de Cohesión Social para la Prevención de la Violencia y la Delincuencia (ECOPRED) 2014, publicada en 2015 por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI).

En ese estudio se establece que 4.22 millones de jóvenes de 12 a 18 años que asisten a la escuela, 1.36 millones sufrieron acoso escolar o Bullying durante el 2014, lo que equivale al 32.22 por ciento del total de adolescentes que asisten a la escuela, es decir, uno de cada tres.

El resultado de este problema debe ser del más alto interés de las familias, comunidad y gobierno en todos sus niveles y poderes, porque las consecuencias están a la vista, no solo en el sufrimiento de nuestros niñas, niños y adolescentes, sino en la forma en que les estamos educando para enfrentar y gestionar soluciones a los conflictos desde las primeras etapas de desarrollo.

¿Dónde empieza todo?

Las causas del bullying son atribuidas por especialistas en psicología a los modelos educativos que son referente para los niños, por ejemplo, si un padre al conducir su vehículo grita, toca exageradamente el claxon, o incluso se lía a golpes por un problema de tránsito, lo que enseña a sus hijos es intolerancia, agresividad y respuestas violentas a una situación de estrés, por eso en la escuela su hijo golpea, empuja, arrebata o agrede verbalmente para expresar su desacuerdo con alguna circunstancia que siente desfavorable.

El Bullying, bajo distintas circunstancias, puede constituir delitos como Inducción al suicidio, lesiones (daño a la salud), extorsión, amenazas, violación a la intimidad personal, acoso sexual - hostigamiento sexual, ciberacoso sexual, utilización de imágenes y/o voz de personas menores de edad - pornografía infantil.

Por eso, es mejor enseñarles a las niñas, niños y adolescentes valores como el respeto, el compañerismo, la diversidad y tolerancia, fijar límites e inculcar reglas de convivencia, antes de que alguno de sus comportamientos lo lleve a tener contacto con las leyes administrativas o penales, desde luego, también los padres, la comunidad y el gobierno debe tener claros los aspectos preventivos para evitar casos de bullying, y saber aplicar los protocolos para su atención integral.

Pero este tema es tan extenso que incluso podríamos hablar sobre el origen de este y otros comportamientos en una segunda parte, ¿no te parece?