/ jueves 5 de mayo de 2022

Las armas nacionales se han cubierto de gloria: 160 años de la Batalla de Puebla

La Batalla de Puebla no solo representa una contienda ganada al ejército francés en aquel entonces sino un paso fundamental en la sobrevivencia del proyecto de México como nación independiente.

Y a pesar de que México ya es un país con estructuras políticas estables, claro, con sus claroscuros, contando con un gobierno de izquierda que busca un país más justo socialmente hablando, los grupos opositores con sus golpeteos hacen recordar los tiempos de lucha entre liberales y conservadores durante el siglo XIX para definir el proyecto de nación, y que condujo a una fractura que pudo terminar en la desaparición de México como una unidad política disgregándose posiblemente en varias entidades políticas distintas o siendo parte de alguna otra más poderosa como la Unión Americana.

Afortunadamente la Batalla de Puebla representó no solo una victoria bélica sino también política y emocional, en virtud de que la causa republicana encabezada por Benito Juárez tuvo un año para reorganizarse políticamente y seguir enfrentando al grupo conservador respaldado por el gobierno extranjero de Francia, que buscaba restar fuerza política a Estados Unidos, y México sería fundamental para ello. Un juego de geopolítica con intereses tanto nacionales como extranjeros representaba la invasión francesa a México.

Hay que agregar que el triunfo del cinco de mayo creo cohesión social a favor del gobierno de Juárez, por lo tanto significó una victoria anímica para los mexicanos, restándole así fuerza al grupo conservador que quería mantener una forma de gobierno monárquica, y con ello una serie de privilegios que abonaban a la desigualdad social que venía acrecentándose desde la época virreinal.

Si bien es cierto, en 1864 se instauró el Segundo Imperio Mexicano con la figura de Maximiliano de Habsburgo, el cinco de mayo significó un punto medular para el triunfo republicano en México y que una vez terminada la intervención francesa y derrocado el Imperio de Maximiliano y de los conservadores, se sientan las bases para la consolidación del Estado mexicano y de un sistema político estable, es decir, quedaban atrás los vaivenes políticos de los primeros cincuenta años de independencia mexicana donde se perdió más de la mitad del territorio, donde los levantamientos armados de militares eran lo común, donde el número de personajes que ocupaban la presidencia era alto, recordemos a Antonio López de Santa Anna, y también donde aún no había una cohesión política y social, pero que se empezaron a cimentar con Juárez, claro, implicó aspectos como hacer que el español como idioma oficial permeará en los sectores indígenas, y que a la postre se fuera denostando las raíces indígenas de la nación mexicana.

Hoy a 160 años de la Batalla de Puebla, vivimos una batalla interna con problemáticas como la inseguridad, la cuestión ambiental, la económica (donde el poder adquisitivo de nuestra moneda se va debilitando), la pobreza extrema, así como la política donde el cinismo de los grupos opositores abona a una fractura en la sociedad mexicana, pero también se necesita una limpia en el partido en el poder, se tiene que dejar atrás aquellos vicios heredados por el priismo y que personajes que se subieron al barco de la 4T los siguen reproduciendo. Si bien es cierto el gobierno actual maneja un discurso de una nueva transformación en el país, aún falta mucho camino por recorrer, y aunque algunas políticas parecieran desfasadas, se requiere consolidar la soberanía que no solo implica que se establezca en el texto constitucional sino en los hechos, necesitamos una soberanía energética y alimentaria y que a los gobiernos neoliberales del PRI y PAN no les interesó.

Twitter: @jcarlosjaimes

Facebook: Juan Carlos Jaimes

Correo eletrónico: jcjaimes_uaem@hotmail.com

La Batalla de Puebla no solo representa una contienda ganada al ejército francés en aquel entonces sino un paso fundamental en la sobrevivencia del proyecto de México como nación independiente.

Y a pesar de que México ya es un país con estructuras políticas estables, claro, con sus claroscuros, contando con un gobierno de izquierda que busca un país más justo socialmente hablando, los grupos opositores con sus golpeteos hacen recordar los tiempos de lucha entre liberales y conservadores durante el siglo XIX para definir el proyecto de nación, y que condujo a una fractura que pudo terminar en la desaparición de México como una unidad política disgregándose posiblemente en varias entidades políticas distintas o siendo parte de alguna otra más poderosa como la Unión Americana.

Afortunadamente la Batalla de Puebla representó no solo una victoria bélica sino también política y emocional, en virtud de que la causa republicana encabezada por Benito Juárez tuvo un año para reorganizarse políticamente y seguir enfrentando al grupo conservador respaldado por el gobierno extranjero de Francia, que buscaba restar fuerza política a Estados Unidos, y México sería fundamental para ello. Un juego de geopolítica con intereses tanto nacionales como extranjeros representaba la invasión francesa a México.

Hay que agregar que el triunfo del cinco de mayo creo cohesión social a favor del gobierno de Juárez, por lo tanto significó una victoria anímica para los mexicanos, restándole así fuerza al grupo conservador que quería mantener una forma de gobierno monárquica, y con ello una serie de privilegios que abonaban a la desigualdad social que venía acrecentándose desde la época virreinal.

Si bien es cierto, en 1864 se instauró el Segundo Imperio Mexicano con la figura de Maximiliano de Habsburgo, el cinco de mayo significó un punto medular para el triunfo republicano en México y que una vez terminada la intervención francesa y derrocado el Imperio de Maximiliano y de los conservadores, se sientan las bases para la consolidación del Estado mexicano y de un sistema político estable, es decir, quedaban atrás los vaivenes políticos de los primeros cincuenta años de independencia mexicana donde se perdió más de la mitad del territorio, donde los levantamientos armados de militares eran lo común, donde el número de personajes que ocupaban la presidencia era alto, recordemos a Antonio López de Santa Anna, y también donde aún no había una cohesión política y social, pero que se empezaron a cimentar con Juárez, claro, implicó aspectos como hacer que el español como idioma oficial permeará en los sectores indígenas, y que a la postre se fuera denostando las raíces indígenas de la nación mexicana.

Hoy a 160 años de la Batalla de Puebla, vivimos una batalla interna con problemáticas como la inseguridad, la cuestión ambiental, la económica (donde el poder adquisitivo de nuestra moneda se va debilitando), la pobreza extrema, así como la política donde el cinismo de los grupos opositores abona a una fractura en la sociedad mexicana, pero también se necesita una limpia en el partido en el poder, se tiene que dejar atrás aquellos vicios heredados por el priismo y que personajes que se subieron al barco de la 4T los siguen reproduciendo. Si bien es cierto el gobierno actual maneja un discurso de una nueva transformación en el país, aún falta mucho camino por recorrer, y aunque algunas políticas parecieran desfasadas, se requiere consolidar la soberanía que no solo implica que se establezca en el texto constitucional sino en los hechos, necesitamos una soberanía energética y alimentaria y que a los gobiernos neoliberales del PRI y PAN no les interesó.

Twitter: @jcarlosjaimes

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