[Especial] Acusan discapacitados la falta de infraestructura vial

Óscar y Freddy, a pesar de sus limitaciones, han logrado salir adelante gracias a sus padres

Katy Cárdenas | El Sol de Cuernavaca

  · sábado 11 de enero de 2020

La mayoría de edificios no cuentan con rampas ni accesos fáciles para las / Froylán Trujillo | El Sol de Cuernavaca

Las personas con discapacidad coinciden en que la falta de infraestructura vial en calles y banquetas siguen complicando su derecho a la movilidad, al igual que edificios públicos y privados.

El Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Información (INEGI), contabilizó en el último Censo de Población que en Morelos habitan 80 mil personas con discapacidad; a nivel nacional conformaban el 5.1 por ciento de la población hace diez años, cifras que evidentemente cambiaran con el Censo poblacional ocurrirá en el mes de marzo de este 2020.

El 39.4 por ciento fue por nacimiento, seguido por las personas por edad avanzada, por nacimiento y accidente, en ese orden.

"Lamentablemente la falta de accesibilidad en la arquitectura, y banquetas no nos ayudan; diferentes edificios no tiene la calidad para nosotros, no tiene rampas, pasamanos, no tiene la accesibilidad que necesitamos", señala Óscar Enrique, quien desde hace más de 15 años enfrenta una discapacidad producida por Distrofia Muscular, actualmente es responsable de una dirección municipal, es casado y tiene 2 hijos que lo admiran por su lucha diaria al enfrentar la vida con la mejor actitud.

"Entré en una etapa de negación, no aceptaba que no podía caminar y que estaba destinado a una silla de ruedas; por fortuno hubo personas que me ayudaron a quitar todos esos fantasmas de mi cabeza y eso me permitió aceptar mi discapacidad y luchar", apuntó.

Las barreras físicas que se limitan al portar una silla de ruedas para trasladarse no le impidió llegar a ser servidor público ya con 31 años de edad y una familia sólida, gracias a su fe y al apoyo de sus amigos logró ver más allá del reloj biológico que le impuso un médico al decirle que no pasaría de determinada edad con vida.

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"Tuve amigos que me quitaron esos fantasmas que yo llevaba arrastrando, me enseñaron a ver la vida de otra forma, que valía la pena, es ahí como yo acepto mi discapacidad, acepté vivir con discapacidad, porque anteriormente me consideraba una persona normal y a partir de los 15 años es cuando yo tomo la silla de ruedas".

Óscar hizo su vida normal hasta que a los 15 años le diagnosticaron el padecimiento con el que dio un vuelco a su historia.

"Tengo 2 hijos que no tienen discapacidad y que noto lo orgulloso que estan de mi, de lo que hago, me muestran su cariño animándome a salir a delante y ahora tengo un motivo más para avanzar".

Originario del municipio de Jiutepec, invitó a niños y jóvenes que tengan alguna discapacidad a que "le echen ganas, que no se desanimen, la vida vale la pena, todo requiere de un esfuerzo pero al final vale mucho la pena yo soy en carne viva de que la vida vale la pena".

"Siempre voy más allá de lo establecido", menciona Freddy Joel, quien a sus 29 años de edad ha laborado en el Poder Legislativo, tiene una asociación en pro de las personas con discapacidad, y actualmente está a cargo de un programa social comunitario.

Poco a poco han superado la negación y el miedo, logrando ocupar cargos importantes

Freddy reconoce que sin el apoyo de su primer círculo integrado por sus padres, hermana y amigos, nunca hubiera podido salir del "bache" por el que pasó cuando supo de su diagnostico: Semi parálisis cerebral.

Padecimiento que en algún momento puso pausa a sus estudios puesto que toda su vida acudió a planteles normales.

Sus padres buscaron ayuda psicológica, que aunque no fue fácil encontrarlas ya que no existen programas sociales que abonen a enfrentar la discapacidad de la mejor forma posible, lo hicieron.

"A lo largo de la vida he encontrado personas que me han apoyado pero lo fundamental siempre fueron mis papás y mis amigos; tuve ayuda psicológica y terapéutica para salir adelante".

Freddy dice que él "voy más allá de lo establecido y lo permitido", en la sociedad que ciertamente sigue teniendo resistencia a respetar los derechos de las personas con discapacidad y a etiquetarlos por el hecho de "no puedes hacer esto o aquello".

Convencido de que entre ellos mismos pueden hacer un camino más fácil a sus pares, creó una asociación con la cual ayuda a 25 personas a través de actividades para auto emplearse como elaborar una pulsera o un collar.

"Nos enfocamos en actividades manuales y motrices", platica mientras sus compañeros de trabajo pasan y lo observan con miradas de ánimo. El crecimiento es "paulatino" pero se puede.

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