Lázaro Cárdenas fue un ex presidente de México muy sui géneris, único que no tiene comparación con los últimos mandatarios, así lo aseguró en su conferencia magistral el investigador y catedrático Ricardo Pérez Monfort.
La noche del jueves 3 de noviembre el doctor en historia de México presentó su conferencia magistral “Los últimos años de Lázaro Cárdenas (1958- 1970)”.
El evento se realizó en Casa Lázaro Cárdenas, que fue propiedad del expresidente, lugar en el que el mandatario en 1938 tomó la decisión de responder al desafío de las empresas petroleras con la expropiación de sus propiedades y la nacionalización del petróleo.
El historiador señaló que en 1958, año de la sucesión presidencial entre Adolfo Ruiz Cortines y Adolfo López Mateos, se vivió un momento complicado porque el país tuvo una serie de crisis severas, huelgas, conflictos con estudiantes y maestros, trabajadores y ferrocarrileros.
En ese entonces Lázaro Cárdenas se concentraba en la administración de la comisión del Tepalcatepec, que era el desarrollo de Tierra Caliente, en Michoacán y Guerrero, pero a la vez estaba preocupado por la situación que atravesaba el país.
Pérez Monfort relató que posteriormente Cárdenas viajó a Europa, la Unión Soviética, Japón y Estados Unidos tratando de mantenerse alejado de los reflectores, además de recibir un premio por la paz, se involucró en conocer nuevas tecnologías.
Estando en la frontera entre Italia y Francia, el General Lázaro Cárdenas se enteró del triunfo de la Revolución Cubana el 1 de enero de 1959, y regresando a México se convirtió en un gran defensor y se manifestó en contra del imperialismo del gobierno norteamericano.
Ricardo Pérez señaló que al legar el festejo de los 60 años de la Revolución Mexicana, el presidente produce el Testamento Lázaro Cárdenas, que se publica después de su muerte.
En 1970 el mandatario murió víctima de cáncer y con su muerte, aseguró el historiador, se cerró una etapa de la historia contemporánea de México.
Pérez Monfort resaltó que el general Cárdenas fue un presidente muy querido, a diferencia de lo que en la actualidad vivimos.
“En esa época se le respetaba muchísimo, no andaba con guaruras de un lado de otro, opinaba abiertamente en los periódicos, lo atacaban también con una enorme violencia verbal, pero era otro tipo de debate político”, finalizó.
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