/ miércoles 27 de diciembre de 2023

El ferrocarril del Istmo impulsará el desarrollo nacional

El Ferrocarril del Istmo de Tehuantepec, inaugurado la semana pasada, dará fluidez al comercio mundial, resolviendo la saturación tanto del canal de Panamá como de los puertos de USA, entorpecidos por el enorme volumen de carga. El corredor transocéanico hará posible colocar las mercancías de Asia en el mercado más grande del mundo.

Las nuevas vías férreas mexicanas cuentan con 3 ramales: la línea Z, recién inaugurada, corre de Coatzacoalcos, en el Golfo de México, a Salina Cruz, en el Pacífico, con 317 kilómetros. Tiene diez estaciones, de las cuales las más importantes son: Coatzacoalcos, Jáltipan, Lagunas, Nizantla, Tehuantepec y Salina Cruz.

La segunda rama es la línea FA, que correrá de El Chapo, en Veracruz, a Palenque, en Chiapas, lugar donde se enlazará con el Tren Maya. Su diseño se basa en la necesidad de proveer de carga a la península de Yucatán con las mercancías procedentes de Coatzacoalcos. Recogerá también los combustibles de la Refinería de Dos Bocas, en Tabasco, para trasladarlos a los diversos destinos de esa península. En total, este ramal tendrá una extensión de 310 kilómetros.

La tercera ruta será la línea K, que correrá por el borde de la costa del Pacífico entre los estados de Oaxaca y Chiapas, y llega de Ixtepec a Ciudad Hidalgo. Esta vía más tarde se conectará con Guatemala, cuando se pongan en marcha las obras que se emprenderán dentro del programa fronterizo con el país centroamericano. Tiene en total 376 kilómetros.

La inversión total del gobierno federal en este conjunto de obras es hasta la fecha de alrededor de 4 mil millones de pesos, las que se construyeron con la participación de varias empresas privadas como Ingenieros Civiles Asociados (ICA) y Carso, de Carlos Slim, entre otras, incluyendo una empresa española y otra portuguesa.

A lo largo y ancho de la cintura interocéanica, se están construyendo 10 parques industriales para que se instalen empresas que armarán partes de los productos elaborados principalmente en países asiáticos. También se instalarán empresas que fabricarán productos completos y originales. Este conjunto de empresas, por la experiencia recogida en otros parques del país, favorecerán la creación a su alrededor de centenares de pequeñas y medianas factorías mexicanas, que producirán las partes necesarias para completar el ensamblado.

En total, se están construyendo 10 parques industriales en la región del istmo, con una inversión federal de 4 mil 600 millones de pesos aproximadamente. Los parques se construyen en: Coatzacoalcos (2) Acayucan, Minatitlán y Medias Aguas en el estado de Veracruz, y Matías Romero, Ixtepec, Tehuantepec, Juchitán y Salina Cruz, en Oaxaca.

Cada parque industrial tendrá una superficie promedio de 380 hectáreas, y las empresas que se están instalando tendrán sustanciales estímulos fiscales. Por ejemplo, serán beneficiadas con reducciones del Impuesto sobre la Renta (ISR) Impuesto al Valor Agregado (IVA) y predial. Para este último habrá necesidad de coordinar acciones con las autoridades municipales, encargadas de recaudar este impuesto.

En principio, las obras de construcción de los parques industriales ya están dando empleo a miles de obreros y técnicos del país, muchos de ellos procedentes de la refinería de Dos Bocas y del Tren Maya, en especial de los tramos recién terminados. Pero a mediano plazo, cuando se instales las nuevas empresas, esta región podrá generar hasta 300 mil puestos de trabajo formales en la primera etapa.

También se calcula que miles de obreros procedentes de Guatemala en especial, y de toda Centroamérica en general, encontrarán junto a los mexicanos un empleo bien pagado y con seguridad social. Este es uno de los debates más importantes de la actualidad. Por ejemplo: la precandidata Claudia Sheinbaum, de la coalición de izquierda, ha opinado en diversos programas de TV que el país necesita aprender de la experiencia que nos dejó la primera ola de industrialización que trajo el Tratado de Libre Comercio (TLC) en los años 90, convenio que en la actualidad se ha convertido en T-MEC.

En Ciudad Juárez y otras urbes del norte del país, las empresas maquiladoras aprovecharon la mano de obra mexicana, muy hábil y barata, y precarizaron el trabajo a través de bajos salarios y pocas o nulas prestaciones sociales. Los y las trabajadoras mexicanas encontraron empleos mal pagados y sin prestaciones sociales como vivienda, servicio médico y otros. Al mismo tiempo, no hubo transporte ni seguridad adecuados.

Aquella fue la época de “las muertas de Juárez”, mujeres principalmente de extracción obrera y estudiantil, muchas de ellas procedentes de otras regiones del país. Al mismo tiempo crecieron las barriadas miserables y hubo miles de niños abandonados. Si bien los y las trabajadoras encontraron empleo, se generaron otros males sociales, principalmente la falta de vivienda, seguridad pública, seguridad social y salarios adecuados.

En adelante, el nuevo gobernó federal que surgirá de las elecciones de junio del 2024, se deberá esforzar por garantizar un crecimiento económico que vaya junto con la protección a los obreros y obreras en materia de vivienda, transporte, servicio médico, seguridad social, educación y prestaciones sociales. Estos temas se pueden gestionar con las grandes empresas que se quieren asentar.

Estas empresas, de categoría mundial, se instalarán en México porque así les conviene. El nuevo gobierno debe partir en su negociación de la idea de que México es un país valioso, tanto por su mano de obra joven y capaz, como por sus obras de infraestructura de primer nivel, y también por su cercanía con el mercado más grande del mundo, que se ubica en América del norte.

El nearshoring, como nueva tendencia de la economía mundial, es un movimiento estratégico de relocalización de las grandes empresas, de manera que su producción pueda conservar su calidad, y se realice cerca del mercado hacia donde van dirigidas. En ese sentido, miles de empresas de USA, Japón, Corea y de la propia China invertirán sus capitales para construir fábricas en regiones que tengan cercanía con los lugares donde se puedan vender. Ese espacio lo garantiza México.

Una mercancía producida en México no necesita viajar miles de kilómetros por mar a puertos de ambas costas de USA; ni esperar semanas para que se realicen las maniobras de desembarco, ni pagar altos costos por el traslado final de los productos a los mercados. En fin: los empresarios se ahorrarán miles de millones de dólares. Y por lo mismo, podrán pagar buenos salarios y brindar buenas prestaciones como vivienda, transporte y servicio médico.

El Ferrocarril del Istmo de Tehuantepec, inaugurado la semana pasada, dará fluidez al comercio mundial, resolviendo la saturación tanto del canal de Panamá como de los puertos de USA, entorpecidos por el enorme volumen de carga. El corredor transocéanico hará posible colocar las mercancías de Asia en el mercado más grande del mundo.

Las nuevas vías férreas mexicanas cuentan con 3 ramales: la línea Z, recién inaugurada, corre de Coatzacoalcos, en el Golfo de México, a Salina Cruz, en el Pacífico, con 317 kilómetros. Tiene diez estaciones, de las cuales las más importantes son: Coatzacoalcos, Jáltipan, Lagunas, Nizantla, Tehuantepec y Salina Cruz.

La segunda rama es la línea FA, que correrá de El Chapo, en Veracruz, a Palenque, en Chiapas, lugar donde se enlazará con el Tren Maya. Su diseño se basa en la necesidad de proveer de carga a la península de Yucatán con las mercancías procedentes de Coatzacoalcos. Recogerá también los combustibles de la Refinería de Dos Bocas, en Tabasco, para trasladarlos a los diversos destinos de esa península. En total, este ramal tendrá una extensión de 310 kilómetros.

La tercera ruta será la línea K, que correrá por el borde de la costa del Pacífico entre los estados de Oaxaca y Chiapas, y llega de Ixtepec a Ciudad Hidalgo. Esta vía más tarde se conectará con Guatemala, cuando se pongan en marcha las obras que se emprenderán dentro del programa fronterizo con el país centroamericano. Tiene en total 376 kilómetros.

La inversión total del gobierno federal en este conjunto de obras es hasta la fecha de alrededor de 4 mil millones de pesos, las que se construyeron con la participación de varias empresas privadas como Ingenieros Civiles Asociados (ICA) y Carso, de Carlos Slim, entre otras, incluyendo una empresa española y otra portuguesa.

A lo largo y ancho de la cintura interocéanica, se están construyendo 10 parques industriales para que se instalen empresas que armarán partes de los productos elaborados principalmente en países asiáticos. También se instalarán empresas que fabricarán productos completos y originales. Este conjunto de empresas, por la experiencia recogida en otros parques del país, favorecerán la creación a su alrededor de centenares de pequeñas y medianas factorías mexicanas, que producirán las partes necesarias para completar el ensamblado.

En total, se están construyendo 10 parques industriales en la región del istmo, con una inversión federal de 4 mil 600 millones de pesos aproximadamente. Los parques se construyen en: Coatzacoalcos (2) Acayucan, Minatitlán y Medias Aguas en el estado de Veracruz, y Matías Romero, Ixtepec, Tehuantepec, Juchitán y Salina Cruz, en Oaxaca.

Cada parque industrial tendrá una superficie promedio de 380 hectáreas, y las empresas que se están instalando tendrán sustanciales estímulos fiscales. Por ejemplo, serán beneficiadas con reducciones del Impuesto sobre la Renta (ISR) Impuesto al Valor Agregado (IVA) y predial. Para este último habrá necesidad de coordinar acciones con las autoridades municipales, encargadas de recaudar este impuesto.

En principio, las obras de construcción de los parques industriales ya están dando empleo a miles de obreros y técnicos del país, muchos de ellos procedentes de la refinería de Dos Bocas y del Tren Maya, en especial de los tramos recién terminados. Pero a mediano plazo, cuando se instales las nuevas empresas, esta región podrá generar hasta 300 mil puestos de trabajo formales en la primera etapa.

También se calcula que miles de obreros procedentes de Guatemala en especial, y de toda Centroamérica en general, encontrarán junto a los mexicanos un empleo bien pagado y con seguridad social. Este es uno de los debates más importantes de la actualidad. Por ejemplo: la precandidata Claudia Sheinbaum, de la coalición de izquierda, ha opinado en diversos programas de TV que el país necesita aprender de la experiencia que nos dejó la primera ola de industrialización que trajo el Tratado de Libre Comercio (TLC) en los años 90, convenio que en la actualidad se ha convertido en T-MEC.

En Ciudad Juárez y otras urbes del norte del país, las empresas maquiladoras aprovecharon la mano de obra mexicana, muy hábil y barata, y precarizaron el trabajo a través de bajos salarios y pocas o nulas prestaciones sociales. Los y las trabajadoras mexicanas encontraron empleos mal pagados y sin prestaciones sociales como vivienda, servicio médico y otros. Al mismo tiempo, no hubo transporte ni seguridad adecuados.

Aquella fue la época de “las muertas de Juárez”, mujeres principalmente de extracción obrera y estudiantil, muchas de ellas procedentes de otras regiones del país. Al mismo tiempo crecieron las barriadas miserables y hubo miles de niños abandonados. Si bien los y las trabajadoras encontraron empleo, se generaron otros males sociales, principalmente la falta de vivienda, seguridad pública, seguridad social y salarios adecuados.

En adelante, el nuevo gobernó federal que surgirá de las elecciones de junio del 2024, se deberá esforzar por garantizar un crecimiento económico que vaya junto con la protección a los obreros y obreras en materia de vivienda, transporte, servicio médico, seguridad social, educación y prestaciones sociales. Estos temas se pueden gestionar con las grandes empresas que se quieren asentar.

Estas empresas, de categoría mundial, se instalarán en México porque así les conviene. El nuevo gobierno debe partir en su negociación de la idea de que México es un país valioso, tanto por su mano de obra joven y capaz, como por sus obras de infraestructura de primer nivel, y también por su cercanía con el mercado más grande del mundo, que se ubica en América del norte.

El nearshoring, como nueva tendencia de la economía mundial, es un movimiento estratégico de relocalización de las grandes empresas, de manera que su producción pueda conservar su calidad, y se realice cerca del mercado hacia donde van dirigidas. En ese sentido, miles de empresas de USA, Japón, Corea y de la propia China invertirán sus capitales para construir fábricas en regiones que tengan cercanía con los lugares donde se puedan vender. Ese espacio lo garantiza México.

Una mercancía producida en México no necesita viajar miles de kilómetros por mar a puertos de ambas costas de USA; ni esperar semanas para que se realicen las maniobras de desembarco, ni pagar altos costos por el traslado final de los productos a los mercados. En fin: los empresarios se ahorrarán miles de millones de dólares. Y por lo mismo, podrán pagar buenos salarios y brindar buenas prestaciones como vivienda, transporte y servicio médico.