/ martes 17 de octubre de 2023

La guerra que sí queremos ver

A diez días de que hayan sucedido los ataques terroristas de Hamás en Israel, parece que todo el mundo se ha convertido en tremendo experto para poder explicar la situación en aquella región del mundo. Algunos han hablado y otros han escrito al respecto sobre el conocimiento que se tiene sobre la importancia de que Israel tenga una legítima defensa de su territorio, mientras otros han aprovechado el problema para recalcar los abusos de los que el pueblo palestino ha sido testigo en su territorio desde hace años, sobre todo desde la fundación del Estado de Israel.

El problema es que no hemos logrado entender el fondo del problema y, además, hemos empezado a definir posturas basados en ideologías o posicionamientos sobre uno u otro bando de esta guerra. De hecho, algunos han intentado explicar la importancia de que Israel se defienda de los ataques terroristas e, incluso, han fijado la postura de que su legítima defensa es válida a pesar de las muertes y daños colaterales que ha causado. Y justo aquí viene el problema, porque los defensores del pueblo palestino han aprovechado la historia para retomar el discurso en contra del pueblo israelí y de las atrocidades bélicas cometidas en contra de los palestinos. Todo es verdad en ambos lados, tanto el terrorismo de Hamás, como la guerra de Israel contra un pueblo desprotegido.

En este orden de ideas, por increíble que parezca, David y Goliat se enfrentan por enésima vez, pero parece que con el mismo resultado, contrario a la leyenda donde David mata a Goliat porque ahora, como desde hace más de 70 años, Goliat le ha enseñado a David quién es el que manda y, sobre todo, quién es el que tiene el apoyo de otros Goliats para poder hacer valer su razón en esa parte del mundo. Para muestra un botón: apenas unos momentos luego de los ataques de Hamás en Israel, tanto Estados Unidos como la Unión Europea se han pronunciado a favor de la legítima defensa de Israel y de la operación militar llevada a cabo en Gaza.

Incluso, me atrevo a pensar que para ello existen un par de razones que a continuación expreso: a) el primero tiene que ver con que Estados Unidos se ha unido a esta idea de revancha porque estos hechos le han hecho recordar lo sucedido el 11 de septiembre de 2001 y, luego, toda la contra ofensiva desarrollada en Afganistán, situación que pudiera verse reflejada en Gaza luego de que Netanyahu dijera que acabarían con Hamás al cien por ciento a través de la invasión en Gaza, y b) que la Unión Europea se ha solidarizado con Israel, pues fueron ellos quienes impulsaran la creación de un Estado en aquella parte que alguna vez le correspondiera a la Palestina que era administrada por el Reino Unido, es decir, son ellos, los europeos, los que ven en el desquite israelí una posibilidad de retomar aquello que alguna vez controlaron.

Es más, dentro de todo lo que he escuchado y leído al respecto en los últimos días, son pocas las opiniones que han intentado hablar de que ambas acciones han sido, al mismo tiempo, culpables y víctimas de lo que está sucediendo pues el sesgo hacia uno u otro lado es completamente marcado al grado de que, así como Biden y Von der Leyen se han posicionado a favor de Israel, Gustavo Petro -presidente de Colombia- ha publicado que su nación no tolerará el genocidio en la Franja de Gaza. Hasta Bukele se pronunció al respecto diciendo que lo peor que le pudo pasar a ambos Estados es la creación y ascenso de Hamás.

Creo que el problema de las naciones, de los involucrados en el problema y de todos los opinólogos que nos atrevemos a hablar o escribir de este tema es que no nos damos cuenta que la razón y posible solución es entender el posicionamiento de ambos Estados desde su contexto actual, es decir, el principal problema tiene que ver con entender que no podemos ver el problema con los ojos de hace 70 años, sino con la vista puesta en la realidad, una donde pueden y deben coexistir Estados que deben mirar hacia adelante, pensando en beneficio de sus poblaciones porque, a pesar de que Palestina es el que ha puesto más muertos, los fallecidos en Israel también cuentan, no importando que sean en menor cantidad.

El mundo debe reconocer la existencia de ambos Estados a través de todos sus organismos, sobre todo de aquellos que priorizan el mundo occidental donde Israel es parte de ellos, pero también de aquellos en donde el mundo árabe participa y donde Palestina es un punto de reflexión. Las naciones deberían considerar que el problema no es el origen (ya lejano), sino el futuro, ese en el que ya no participarán los cuatro mil muertos que ya suma esta nueva guerra, una que el mundo sí quiere ver y que no olvida como otras tantas que suceden en otros rincones del planeta.

FERNANDO ABREGO CAMARILLO es Doctor en Ciencias Administrativas por el IPN. Profesor de telesecundaria en los SEIEM además de investigador y catedrático de tiempo completo en la academia de Bloques Regionales de la Escuela Superior de Comercio y Administración Unidad Santo Tomás en el IPN. Sígalo en @fabrecam

A diez días de que hayan sucedido los ataques terroristas de Hamás en Israel, parece que todo el mundo se ha convertido en tremendo experto para poder explicar la situación en aquella región del mundo. Algunos han hablado y otros han escrito al respecto sobre el conocimiento que se tiene sobre la importancia de que Israel tenga una legítima defensa de su territorio, mientras otros han aprovechado el problema para recalcar los abusos de los que el pueblo palestino ha sido testigo en su territorio desde hace años, sobre todo desde la fundación del Estado de Israel.

El problema es que no hemos logrado entender el fondo del problema y, además, hemos empezado a definir posturas basados en ideologías o posicionamientos sobre uno u otro bando de esta guerra. De hecho, algunos han intentado explicar la importancia de que Israel se defienda de los ataques terroristas e, incluso, han fijado la postura de que su legítima defensa es válida a pesar de las muertes y daños colaterales que ha causado. Y justo aquí viene el problema, porque los defensores del pueblo palestino han aprovechado la historia para retomar el discurso en contra del pueblo israelí y de las atrocidades bélicas cometidas en contra de los palestinos. Todo es verdad en ambos lados, tanto el terrorismo de Hamás, como la guerra de Israel contra un pueblo desprotegido.

En este orden de ideas, por increíble que parezca, David y Goliat se enfrentan por enésima vez, pero parece que con el mismo resultado, contrario a la leyenda donde David mata a Goliat porque ahora, como desde hace más de 70 años, Goliat le ha enseñado a David quién es el que manda y, sobre todo, quién es el que tiene el apoyo de otros Goliats para poder hacer valer su razón en esa parte del mundo. Para muestra un botón: apenas unos momentos luego de los ataques de Hamás en Israel, tanto Estados Unidos como la Unión Europea se han pronunciado a favor de la legítima defensa de Israel y de la operación militar llevada a cabo en Gaza.

Incluso, me atrevo a pensar que para ello existen un par de razones que a continuación expreso: a) el primero tiene que ver con que Estados Unidos se ha unido a esta idea de revancha porque estos hechos le han hecho recordar lo sucedido el 11 de septiembre de 2001 y, luego, toda la contra ofensiva desarrollada en Afganistán, situación que pudiera verse reflejada en Gaza luego de que Netanyahu dijera que acabarían con Hamás al cien por ciento a través de la invasión en Gaza, y b) que la Unión Europea se ha solidarizado con Israel, pues fueron ellos quienes impulsaran la creación de un Estado en aquella parte que alguna vez le correspondiera a la Palestina que era administrada por el Reino Unido, es decir, son ellos, los europeos, los que ven en el desquite israelí una posibilidad de retomar aquello que alguna vez controlaron.

Es más, dentro de todo lo que he escuchado y leído al respecto en los últimos días, son pocas las opiniones que han intentado hablar de que ambas acciones han sido, al mismo tiempo, culpables y víctimas de lo que está sucediendo pues el sesgo hacia uno u otro lado es completamente marcado al grado de que, así como Biden y Von der Leyen se han posicionado a favor de Israel, Gustavo Petro -presidente de Colombia- ha publicado que su nación no tolerará el genocidio en la Franja de Gaza. Hasta Bukele se pronunció al respecto diciendo que lo peor que le pudo pasar a ambos Estados es la creación y ascenso de Hamás.

Creo que el problema de las naciones, de los involucrados en el problema y de todos los opinólogos que nos atrevemos a hablar o escribir de este tema es que no nos damos cuenta que la razón y posible solución es entender el posicionamiento de ambos Estados desde su contexto actual, es decir, el principal problema tiene que ver con entender que no podemos ver el problema con los ojos de hace 70 años, sino con la vista puesta en la realidad, una donde pueden y deben coexistir Estados que deben mirar hacia adelante, pensando en beneficio de sus poblaciones porque, a pesar de que Palestina es el que ha puesto más muertos, los fallecidos en Israel también cuentan, no importando que sean en menor cantidad.

El mundo debe reconocer la existencia de ambos Estados a través de todos sus organismos, sobre todo de aquellos que priorizan el mundo occidental donde Israel es parte de ellos, pero también de aquellos en donde el mundo árabe participa y donde Palestina es un punto de reflexión. Las naciones deberían considerar que el problema no es el origen (ya lejano), sino el futuro, ese en el que ya no participarán los cuatro mil muertos que ya suma esta nueva guerra, una que el mundo sí quiere ver y que no olvida como otras tantas que suceden en otros rincones del planeta.

FERNANDO ABREGO CAMARILLO es Doctor en Ciencias Administrativas por el IPN. Profesor de telesecundaria en los SEIEM además de investigador y catedrático de tiempo completo en la academia de Bloques Regionales de la Escuela Superior de Comercio y Administración Unidad Santo Tomás en el IPN. Sígalo en @fabrecam