Algo que hay que reconocer a Cuauhtémoc Blanco Bravo es que su trabajo en las canchas de futbol se ha refinado incluso con los años. No se trata de los dos goles que metió frente al Cruz Azul, sino a lo más destacado, el gobernador electo de Morelos, cuando hubo oportunidad de liarse a porrazos con los del equipo rival, se contuvo y acaso se acercó a ver de qué se trataba el relajo sin involucrarse de lleno en los mamporros. Uno pensaba que el mayor riesgo de que Cuauhtémoc Blanco participara en un partido de futbol televisado no era que tuviera una sequía de goles, de hecho hizo dos y uno de muy buena calidad; el riesgo real era que le ganara el barrio y que aquella vez que nos dijo a varios “ya no soy peleonero, antes sí, pero ya no”, hubiera sido una mentira, pero no, en los hechos, Blanco Bravo dio una demostración de templanza.
Si, como muchos dicen, el comportamiento en lo que amamos es un reflejo de la personalidad, de la calidad del alma, y por consiguiente de la conducta que observaremos profesionalmente, habría que reconocer que Cuauhtémoc Blanco tuvo la suficiente templanza como para no pelear. No fuera Graco Ramírez el que cometió la falta sobre su compañero, porque entonces quién sabe. Pero la tranquilidad de muchos es que seguramente el gobernador actual, Graco Ramírez, guardará una prudente distancia como para no exaltar de más a Cuauhtémoc y que esa personalidad pacífica que estrena el gobernador Blanco, sea permanente en su ejercicio de gobierno.
Detalle aparte del partido fue la curiosa transmisión televisiva en que al referirse a Cuauhtémoc usaban su futuro cargo, “el gobernador”, aunque a lo mejor alguien les dijo que aún no toma protesta y luego ya usaban el “Cuauh”, “Cuauhtémoc Blaaaanco”, o sólo “Cuauhtémoc” con el que tradicionalmente se referían a él. Pero ese “el América está ganando el partido con el gol del Señor Gobernador”, será inolvidable y remite a películas de Cantinflas, o de Chespirito, o a ese mundo surrealista que sólo en México…
Hubo muchos que festejaron el triunfo, no del América, sino de Cuauhtémoc en la cancha, en redes sociales se hablaba de su buen desempeño y si bien la política no es futbol, el espíritu que demostró el gobernador para imponerse hasta a los ímpetus de arrabal (conste que jugó en el Estadio Azul); la infunde cierta esperanza a quienes le han seguido y consideran que esa personalidad es la que puede sacar adelante a Morelos. En todo caso, el problema no estará tanto en la personalidad de Cuauh, quid est demostratum, sino en el equipo que le acompañe, que esperemos sea mejor con los bastante gorditos futbolistas que saltaron a la cancha con él el sábado.
Es probable que este sábado sigan saliendo los nombres de la alineación que le acompañará los seis años en algo que me niego a ubicar como una cáscara futbolera, no porque los valores de quienes participan en ella no deban ser los mismos que los de aquellos deportistas, sino por el hecho de que no hay un rival real enfrente. No hay a quien vencer. La actividad de gobierno debe tener claro que el objetivo es muy superior a imponerse a un rival, se trata en todo caso de construir un mundo mejor para quienes lo habitamos, y para eso servirá el carácter de Cuauhtémoc Blanco, pero aún necesitamos mucho más. Eso es lo que debe aportar su equipo de trabajo, ¿estarán listos?
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