/ martes 7 de noviembre de 2023

La ciencia al servicio del progreso y la paz en Morelos

El desarrollo científico conduce, en el fondo, hacia un mundo armónico e incluso capaz de reemplazar la violencia, opinan investigadores

A través del tiempo, Morelos ha sido un caldo de cultivo para la innovación y el avance científico. Los científicos que trabajan en sus más de 50 centros de investigación han generado importantes desarrollos en distintos rubros, especialmente en el campo de la biomedicina. Pero el desarrollo de tecnologías y metodologías basadas en la ciencia no sólo ha permitido responder a necesidades humanas muy particulares, sino que es un ejercicio que, en el fondo, conduce a la población hacia un mundo más armónico, en donde la ciencia es capaz de reemplazar la violencia.

"A veces, el papel de la ciencia puede ser controversial, porque lo que vemos es que más bien ha servido a la guerra, pero creo que la ciencia puede servir para la paz", dice Kalina Bermúdez Torres, del Departamento de Biotecnología del Centro de Desarrollo de Productos Bióticos (Ceprobi) del Instituto Politécnico Nacional (IPN).

Antídoto para la violencia

La ciencia morelense se ha reflejado en varios avances que hoy contribuyen, principalmente, al cuidado de la salud humana, como el antídoto contra la picadura del veneno de alacrán, desarrollado en el Instituto de Biotecnología de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y hoy circula en todo el mundo.

Hoy en día las investigaciones responden a nuevos problemas y necesidades, como lo demuestran los últimos desarrollos biotecnológicos para enfrentar el dengue, enfermedad que este 2023 ha dejado uno de los peores escenarios registrados en la entidad, con más de tres mil contagios confirmados por las autoridades y 19 defunciones, atendiendo solo a las cifras oficiales.

"Creo que hay varias vertientes en las que se puede abordar a la ciencia como un camino para la paz y el desarrollo de la humanidad. Por un lado, por la parte de los propios desarrollos, que contribuyen a la preservación humana, pero también está la posibilidad de que el hacer ciencia es una alternativa contra la violencia. La generación del conocimiento científico y su divulgación entre los niños y jóvenes pueden ser un incentivo para la naturaleza, pero también para la paz".

Hacia la erradicación del dengue

El combate contra el dengue está tomando un giro inesperado gracias al trabajo del investigador Humberto Lanz, del Centro de Investigaciones sobre Enfermedades Infecciosas del Instituto Nacional de Salud Pública.

El enfoque, radicalmente distinto al de las estrategias convencionales, podría considerarse un parteaguas en el campo de la salud pública y el bienestar.

El equipo del investigador, integrado por ocho científicos, se ha adentrado en la biología del mosquito Aedes aegypti, portador del virus del dengue, así como de otras infecciones, buscando neutralizarlo desde su raíz para que no pueda contagiarlo a los humanos:

"Nos hemos centrado en inducir un estado de resistencia en los mosquitos para que no transmitan el dengue", explica.

El método implica la exposición de larvas de mosquitos a un virus del dengue inactivado, una técnica desarrollada meticulosamente en el laboratorio: "Es similar a vacunar a los mosquitos", señaló.

Aunque aún reducidos al ámbito controlado del insectario que se encuentra en el laboratorio, los resultados de la investigación son muy prometedores, pero el científico reconoce que existen varios obstáculos, principalmente en términos financieros, en un país que parece dejarle de apostar a la ciencia.

"Ha habido una disminución en el apoyo a la investigación científica en México," lamentó, destacando cómo esta tendencia afecta a proyectos como el suyo que intentan consolidar el camino para aplicaciones futuras que podrían salvar muchas vidas. De contar con el financiamiento adecuado, el equipo podría ver los efectos de este trabajo a nivel poblacional en los próximos tres años. Mediante una serie de colaboraciones interinstitucionales, que incluyen a la Universidad de California, en Estados Unidos, se trata de un trabajo que podría tener un impacto positivo no solo en México, sino en todo el mundo".

"Entender los fenómenos biológicos a fondo nos permitirá enfrentar no solo problemas de salud pública sino otros desafíos nacionales", enfatiza Lanz.

Cultivos sustentables sin químicos dañinos

Kalina Bermúdez Torres, del Ceprobi, lidera otro proyecto revolucionario, esta vez en ámbito de la agrobiotecnología y el control de vectores de enfermedades, protagonizado por una legumosa que promete no solo mejorar el cultivo de maíz y erradicar los riesgos sanitarios que supone el uso de insecticidas en el campo, sino también ofrecer una solución biológica al problema del dengue y Chikungunya.

Se trata del Lupinus, cuyos alcaloides actúan como un arsenal natural contra diversas plagas: "Los alcaloides del Lupinus pueden funcionar para controlar plagas de insectos que atacan al maíz. Ya lo probamos con el gusano cogoyero del maíz y también con el mosquito Aedes aegypti".

Esta planta, que crece en las regiones altas, no solo beneficia el cultivo con el que coexiste sino que se perfila como una innovadora estrategia de control biológico, capaz de afectar el desarrollo de larvas de insectos perjudiciales.

La investigadora enfatiza la importancia de propagar estas especies sin mermar las poblaciones silvestres y para ello se ha inclinado por la técnica de cultivo in vitro. No obstante, se enfrenta a un desafío significativo: "La planta produce una determinada cantidad de alcaloides en su hábitat natural, pero esta baja hasta 100 veces si la movemos de ahí", dijo.

Esta condición ralentizará la llegada de un sistema de protección de cultivos de maíz a través de la leguminosa en terrenos ubicados en la región oriente y sur de Morelos, donde la altitud es menor, pero podría ser una realidad a corto y mediano plazo en las zonas más altas, como Huitzilac, Tlalnepantla y Tetela del Volcán. En el Estado de México, algunas parcelas están ofreciendo los primeros resultados:

"Ahorita tenemos dos parcelas: una en Texcoco y otra en Amecameca, con muy buenos resultados", sostiene Bermúdez.

Alternativa contra el dengue y Chikungunya

Más allá del mejoramiento del cultivo de maíz, el laboratorio del Ceprobi también avanza en la formulación de extractos para combatir al mosquito Aedes aegypti a partir de la legumisosa. Este desarrollo se realiza en colaboración con instituciones como el Centro Interdisciplinario de Investigación para el Desarrollo Integral Regional de Sinaloa y el Centro Nacional para el Control de Vectores.


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A través del tiempo, Morelos ha sido un caldo de cultivo para la innovación y el avance científico. Los científicos que trabajan en sus más de 50 centros de investigación han generado importantes desarrollos en distintos rubros, especialmente en el campo de la biomedicina. Pero el desarrollo de tecnologías y metodologías basadas en la ciencia no sólo ha permitido responder a necesidades humanas muy particulares, sino que es un ejercicio que, en el fondo, conduce a la población hacia un mundo más armónico, en donde la ciencia es capaz de reemplazar la violencia.

"A veces, el papel de la ciencia puede ser controversial, porque lo que vemos es que más bien ha servido a la guerra, pero creo que la ciencia puede servir para la paz", dice Kalina Bermúdez Torres, del Departamento de Biotecnología del Centro de Desarrollo de Productos Bióticos (Ceprobi) del Instituto Politécnico Nacional (IPN).

Antídoto para la violencia

La ciencia morelense se ha reflejado en varios avances que hoy contribuyen, principalmente, al cuidado de la salud humana, como el antídoto contra la picadura del veneno de alacrán, desarrollado en el Instituto de Biotecnología de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y hoy circula en todo el mundo.

Hoy en día las investigaciones responden a nuevos problemas y necesidades, como lo demuestran los últimos desarrollos biotecnológicos para enfrentar el dengue, enfermedad que este 2023 ha dejado uno de los peores escenarios registrados en la entidad, con más de tres mil contagios confirmados por las autoridades y 19 defunciones, atendiendo solo a las cifras oficiales.

"Creo que hay varias vertientes en las que se puede abordar a la ciencia como un camino para la paz y el desarrollo de la humanidad. Por un lado, por la parte de los propios desarrollos, que contribuyen a la preservación humana, pero también está la posibilidad de que el hacer ciencia es una alternativa contra la violencia. La generación del conocimiento científico y su divulgación entre los niños y jóvenes pueden ser un incentivo para la naturaleza, pero también para la paz".

Hacia la erradicación del dengue

El combate contra el dengue está tomando un giro inesperado gracias al trabajo del investigador Humberto Lanz, del Centro de Investigaciones sobre Enfermedades Infecciosas del Instituto Nacional de Salud Pública.

El enfoque, radicalmente distinto al de las estrategias convencionales, podría considerarse un parteaguas en el campo de la salud pública y el bienestar.

El equipo del investigador, integrado por ocho científicos, se ha adentrado en la biología del mosquito Aedes aegypti, portador del virus del dengue, así como de otras infecciones, buscando neutralizarlo desde su raíz para que no pueda contagiarlo a los humanos:

"Nos hemos centrado en inducir un estado de resistencia en los mosquitos para que no transmitan el dengue", explica.

El método implica la exposición de larvas de mosquitos a un virus del dengue inactivado, una técnica desarrollada meticulosamente en el laboratorio: "Es similar a vacunar a los mosquitos", señaló.

Aunque aún reducidos al ámbito controlado del insectario que se encuentra en el laboratorio, los resultados de la investigación son muy prometedores, pero el científico reconoce que existen varios obstáculos, principalmente en términos financieros, en un país que parece dejarle de apostar a la ciencia.

"Ha habido una disminución en el apoyo a la investigación científica en México," lamentó, destacando cómo esta tendencia afecta a proyectos como el suyo que intentan consolidar el camino para aplicaciones futuras que podrían salvar muchas vidas. De contar con el financiamiento adecuado, el equipo podría ver los efectos de este trabajo a nivel poblacional en los próximos tres años. Mediante una serie de colaboraciones interinstitucionales, que incluyen a la Universidad de California, en Estados Unidos, se trata de un trabajo que podría tener un impacto positivo no solo en México, sino en todo el mundo".

"Entender los fenómenos biológicos a fondo nos permitirá enfrentar no solo problemas de salud pública sino otros desafíos nacionales", enfatiza Lanz.

Cultivos sustentables sin químicos dañinos

Kalina Bermúdez Torres, del Ceprobi, lidera otro proyecto revolucionario, esta vez en ámbito de la agrobiotecnología y el control de vectores de enfermedades, protagonizado por una legumosa que promete no solo mejorar el cultivo de maíz y erradicar los riesgos sanitarios que supone el uso de insecticidas en el campo, sino también ofrecer una solución biológica al problema del dengue y Chikungunya.

Se trata del Lupinus, cuyos alcaloides actúan como un arsenal natural contra diversas plagas: "Los alcaloides del Lupinus pueden funcionar para controlar plagas de insectos que atacan al maíz. Ya lo probamos con el gusano cogoyero del maíz y también con el mosquito Aedes aegypti".

Esta planta, que crece en las regiones altas, no solo beneficia el cultivo con el que coexiste sino que se perfila como una innovadora estrategia de control biológico, capaz de afectar el desarrollo de larvas de insectos perjudiciales.

La investigadora enfatiza la importancia de propagar estas especies sin mermar las poblaciones silvestres y para ello se ha inclinado por la técnica de cultivo in vitro. No obstante, se enfrenta a un desafío significativo: "La planta produce una determinada cantidad de alcaloides en su hábitat natural, pero esta baja hasta 100 veces si la movemos de ahí", dijo.

Esta condición ralentizará la llegada de un sistema de protección de cultivos de maíz a través de la leguminosa en terrenos ubicados en la región oriente y sur de Morelos, donde la altitud es menor, pero podría ser una realidad a corto y mediano plazo en las zonas más altas, como Huitzilac, Tlalnepantla y Tetela del Volcán. En el Estado de México, algunas parcelas están ofreciendo los primeros resultados:

"Ahorita tenemos dos parcelas: una en Texcoco y otra en Amecameca, con muy buenos resultados", sostiene Bermúdez.

Alternativa contra el dengue y Chikungunya

Más allá del mejoramiento del cultivo de maíz, el laboratorio del Ceprobi también avanza en la formulación de extractos para combatir al mosquito Aedes aegypti a partir de la legumisosa. Este desarrollo se realiza en colaboración con instituciones como el Centro Interdisciplinario de Investigación para el Desarrollo Integral Regional de Sinaloa y el Centro Nacional para el Control de Vectores.


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