/ lunes 7 de enero de 2019

¡Que suenen los caracoles, el Sol Invictus está por nacer!

Las fiestas decembrinas han terminado entre abrazos, promesas y muchos buenos deseos. Pero, ¿te has puesto a pensar alguna vez cuál es el origen de muchas de las creencias que envuelven hoy día a a nuestro planeta?

Cuando no existía el concepto del tiempo, los humanos se regían simplemente por la observación de los cambios climáticos y la contemplación de la naturaleza y entonces, el Sol se convirtió en la deidad primordial en las más importantes civilizaciones antiguas.

En la mitología mesopotámica (primera civilización) tenían al dios Shamash, dios del Sol y la justicia. Los sumerios lo llamaban Utupara; los babilonios, Tammuz, Marduk o Merodac. En el código de Hammurabi representan al dios Shamash entregando las leyes a Hammurabi que regiría a los hombres con bienestar y justicia.

De alguna manera, las mitologías germánica, nórdica y escandinava, así como las creencias y leyendas que se asentaron en Britania, Islandia, Galia e Hispania se entrelazaban entre sí. La mitología germana fue la mejor preservada y a su vez, evolucionó en las mitologías indoeuropeas tempranas. No era una religión revelada porque no había una verdad entregada por los dioses a los mortales y tampoco tenían un libro sagrado. Sus conocimientos fueron transmitidos oralmente a través de largas poesías hasta la época de los vikingos, muchos de estos conocimientos basados en las Eddas (compilaciones de historias relacionadas con la mitología nórdica) y textos medievales escritos después de la cristianización. En el folclore escandinavo, como en muchos otros países, algunas tradiciones han sido preservadas hasta nuestros días.

La mitología griega y romana tienen mucho en común, pero sabemos que la mitología griega nació antes que la romana, así que los romanos adoptaron las costumbres griegas y comenzaron a cambiar los nombres de los dioses griegos, pero modificando el significado de cada uno de éllos, excepto el del dios Apolo. Los antiguos griegos tenían dos dioses del Sol. Uno era Helios, el otro, el mismo Apolo. Según el mitólogo español José Antonio Pérez-Rioja, la diferencia consistía en que Helios era el dios del Sol en el sentido astronómico y Apolo era la significación espiritual y moral. Helio o Helios, era hermano de Selene, la luna y Apolo era Hijo de Zeus y Leto, hermano mellizo de Artemisa. En la Edad Media, los cristianos lo identificaban con el Demonio, con el poder profano, culto prohibido, condenando a la hoguera a sus seguidores.

En la mitología egipcia encontramos al dios RA, dios del cielo y del Sol que daba origen a la vida, símbolo de la luz solar, responsable del ciclo de la muerte y la resurrección. Poseía el cuerpo de un hombre y cabeza de halcón sobre la cual portaba el disco solar. Ra gobernó Egipto durante miles de años llevando bienestar y prosperidad a sus habitantes gracias a las fabulosas cosechas y a sus magníficas leyes. Los egipcios lo veneraron por mucho tiempo hasta que un día tomó forma humana, envejeció y dejaron de respetarlo.

Mitra (el dios que vino del oriente) era el dios solar de Persia cuya idolatría se difundió más tarde en la India y en el Imperio romano. Se sabe que esta religión fue adoptada por los romanos en el siglo 62 a.C. y compitió con el cristianismo hasta el siglo IV. Así mismo, se cree que los primeros pensadores cristianos fueron judíos helenizantes que vivían en un mundo pagano y, por eso mismo, sus primeras teorías tienen base teórica en rituales propios del paganismo. El teólogo francés Alfred Firmim Loisy decía: “el cristianismo es más o menos una adaptación de los elementos esenciales del paganismo al monoteísmo judío de esos siglos y en donde el trabajo interior de la consciencia religiosa es preparado y a la vez condicionado por una tradición religiosas anterior y no del producto de experiencias religiosas totalmente independientes que tendrían en sí mismas toda su explicación”. En este contexto romano, el culto a esta deidad se desarrolló como una religión de misterio, es decir, aquella que intenta transmitir el conocimiento a través de la experiencia. Un modo de vida importante en las sociedades secretas, masculinas exclusivamente, que obligaba a la honestidad. Su imagen se conserva en diversas esculturas, principalmente en el siglo III se representaba como un hombre joven con un gorro frigio. Gorro que desde el siglo XIX se consagra como símbolo internacional de la libertad y el republicanismo en varias partes del mundo.

El culto al Sol fue continuo desde el primer rey de la antigua Roma hasta la institución del cristianismo como única fe del Imperio. Existe un cierto debate sobre el significado de su celebración el día 25 de diciembre. Los historiadores han observado que hay una adaptación del Natalis Solis Invictus romano, festividad del renacimiento de la luz y que personificaba al dios Apolo introducido por el emperador Aureliano en el año 274. De hecho, su propio nombre se deriva del latín, aurora, que significa salida del sol, y muchos piensan que no era un nombre que escogió precisamente al azahar. Los romanos festejaban también la Saturnalia en honor a Saturno, dios de la agricultura y verdadero protagonista de la renovación del ciclo. Durante estos días hacían intercambios de regalos, se liberaban temporalmente a los esclavos y se detenían las guerras y otras obligaciones. Pero no solo los romanos celebraban esta fecha tan especial, también se celebraba en la antigua Babilonia. Los germanos y escandinavos celebraban el 26 el nacimiento de Freyr y algunos historiadores observan la casualidad de decorar un árbol perenne, como el abeto, en honor a Yggdrasil, el árbol del universo. Pero no fue sino hasta el año 350 D.C cuando el papa Julio I solicitó que el nacimiento de Jesucristo se celebrara en esa misma fecha para que los romanos se pudieran convertir al cristianismo con mayor facilidad y la primera referencia de un banquete en Constantinopla, como los que celebran hoy en día, fue en el año 370 D.C.

Los celtas también veneraban al solsticio de invierno (Grainstad un Gheimridh) al renovar el ciclo de vida, festejo que prevalece hasta nuestros días. El dios Sol era Lugh. * En la mitología nórdica está Trundholm, la diosa del Sol, también llamada Sunna y Sunne, derivaciones de las palabras Sol y Domingo en el inglés antiguo. * Suria era el rey del Sol en el hinduismo. Estaba representado en su triple aspecto de deidad bienhechora que alumbra, vivifica y alimenta. Se le menciona en el texto más antiguo de la india en el II milenio A.C. En su alabanza se invocan hermosos himnos védicos de la aurora y del ocaso.

En el siglo siete se celebraba en Japón a la diosa Amaterasu. * La mitología china también comparte tradiciones sumerias, griegas, mayas y judaicas, sus orígenes del Festival del Solsticio del invierno se remonta al yin y el yang, filosofía del equilibrio y la armonía con el cosmos; días con más horas de luz, el aumento de la energía positiva fluye. * En el pueblo originario de Laponia, (dividido entre Noruega, Rusia, Suecia y Finlandia), los Saami adoraban a la también diosa del Sol, Beiwe. * Las tradiciones de los kalash, pueblo todavía existente de Pakístán, celebran en diciembre la fiesta Chaumos, la principal de la región, y dura 10 días; prohibida a los musulmanes pero no a los extranjeros que no lo sean. Tienen todavía simillitudes con el politeísmo de la antigua Grecia.

Todas las culturas americanas también tenían sus propias deidades previo a la llegada de los españoles: * Inti es el nombre quechua del Sol en la mitología inca, Situado en el primer peldaño del escalafón celeste, fuente de toda riqueza, rey del cielo, de las plantas, del universo. Los quechuas fundaron templos en todo su imperio y el más importante es el de Cuzco. * Los Mayas festejan el Sagrado Wayeb, últimos cinco días del calendario que complemetaban los 365 del ciclo solar. Durante esos días la población se abstenían del aseo, tiempo de ayuno (para dejar descansar a la Madre Tierra), no actividades sexuales; es decir, periodo de purificación, de reflexión, formación, evaluación, renovación. En la mitología maya, Kinich Ahau era el dios del Sol, patrono de la música y poesía, casado con la Luna, Ixchel. Kinich Ahau gobernaba a todos los dioses, distribuía las tierrras y solucionaba los problemas. Los sacerdotes de sus templos eran llamados Ah Kin, los del Sol del tiempo.

En el imperio Azteca el advenimiento de Huitzilopochtli, dios del sol y la guerra, llegaba durante el solsticio, entre el 7 y el 26 de diciembre. Huitzilopochti era el dios supremo, dios de la guerra , del fuego y del sol. Tonatiuh, era considerado como lídel del cielo, Quinto Sol. De acuerdo con la cosmogonía náhuatl, cada sol era un dios con propia era cósmica y los aztecas decían vivir en la era de Tonatiuh (Nahui Ollin). * Los Incas también celebraban el renacimiento de Inti, el dios del sol. Este dios protagonizaba también un mes donde se celebraba el Cápac Raymi. En general casi todas las culturas tienen una referencia al solsticio ocurrido en torno al 25 de diciembre. Es fácil ver la relación con el sol, el cambio de ciclo y la implicación sobre los dioses.

Este breve recorrido en la historia desde los primeros trazos de la fe humana que dieron fondo y forma a los sistemas contemporáneos de nuestras creencias nos hace comprender que la humanidad comparte algo profundamente escondido en su naturaleza humana, cualesquiera que sean hoy las convicciones. Por esto, durante el acercamiento del solsticio, momento mágico y tan esperado y con espíritu renovador, progresista, renacentista, altruista, con hambre de conocimiento y además reclicador, muchos en el planeta encendieron la hoguera de su corazón en su más pronfunda concepción cósmica y espiritual, cerraron los ojos y dijeron:

¡QUE SUENEN LOS CARACOLES, El SOL INVICTUS ESTA POR NACER¡

Cuando no existía el concepto del tiempo, los humanos se regían simplemente por la observación de los cambios climáticos y la contemplación de la naturaleza y entonces, el Sol se convirtió en la deidad primordial en las más importantes civilizaciones antiguas.

En la mitología mesopotámica (primera civilización) tenían al dios Shamash, dios del Sol y la justicia. Los sumerios lo llamaban Utupara; los babilonios, Tammuz, Marduk o Merodac. En el código de Hammurabi representan al dios Shamash entregando las leyes a Hammurabi que regiría a los hombres con bienestar y justicia.

De alguna manera, las mitologías germánica, nórdica y escandinava, así como las creencias y leyendas que se asentaron en Britania, Islandia, Galia e Hispania se entrelazaban entre sí. La mitología germana fue la mejor preservada y a su vez, evolucionó en las mitologías indoeuropeas tempranas. No era una religión revelada porque no había una verdad entregada por los dioses a los mortales y tampoco tenían un libro sagrado. Sus conocimientos fueron transmitidos oralmente a través de largas poesías hasta la época de los vikingos, muchos de estos conocimientos basados en las Eddas (compilaciones de historias relacionadas con la mitología nórdica) y textos medievales escritos después de la cristianización. En el folclore escandinavo, como en muchos otros países, algunas tradiciones han sido preservadas hasta nuestros días.

La mitología griega y romana tienen mucho en común, pero sabemos que la mitología griega nació antes que la romana, así que los romanos adoptaron las costumbres griegas y comenzaron a cambiar los nombres de los dioses griegos, pero modificando el significado de cada uno de éllos, excepto el del dios Apolo. Los antiguos griegos tenían dos dioses del Sol. Uno era Helios, el otro, el mismo Apolo. Según el mitólogo español José Antonio Pérez-Rioja, la diferencia consistía en que Helios era el dios del Sol en el sentido astronómico y Apolo era la significación espiritual y moral. Helio o Helios, era hermano de Selene, la luna y Apolo era Hijo de Zeus y Leto, hermano mellizo de Artemisa. En la Edad Media, los cristianos lo identificaban con el Demonio, con el poder profano, culto prohibido, condenando a la hoguera a sus seguidores.

En la mitología egipcia encontramos al dios RA, dios del cielo y del Sol que daba origen a la vida, símbolo de la luz solar, responsable del ciclo de la muerte y la resurrección. Poseía el cuerpo de un hombre y cabeza de halcón sobre la cual portaba el disco solar. Ra gobernó Egipto durante miles de años llevando bienestar y prosperidad a sus habitantes gracias a las fabulosas cosechas y a sus magníficas leyes. Los egipcios lo veneraron por mucho tiempo hasta que un día tomó forma humana, envejeció y dejaron de respetarlo.

Mitra (el dios que vino del oriente) era el dios solar de Persia cuya idolatría se difundió más tarde en la India y en el Imperio romano. Se sabe que esta religión fue adoptada por los romanos en el siglo 62 a.C. y compitió con el cristianismo hasta el siglo IV. Así mismo, se cree que los primeros pensadores cristianos fueron judíos helenizantes que vivían en un mundo pagano y, por eso mismo, sus primeras teorías tienen base teórica en rituales propios del paganismo. El teólogo francés Alfred Firmim Loisy decía: “el cristianismo es más o menos una adaptación de los elementos esenciales del paganismo al monoteísmo judío de esos siglos y en donde el trabajo interior de la consciencia religiosa es preparado y a la vez condicionado por una tradición religiosas anterior y no del producto de experiencias religiosas totalmente independientes que tendrían en sí mismas toda su explicación”. En este contexto romano, el culto a esta deidad se desarrolló como una religión de misterio, es decir, aquella que intenta transmitir el conocimiento a través de la experiencia. Un modo de vida importante en las sociedades secretas, masculinas exclusivamente, que obligaba a la honestidad. Su imagen se conserva en diversas esculturas, principalmente en el siglo III se representaba como un hombre joven con un gorro frigio. Gorro que desde el siglo XIX se consagra como símbolo internacional de la libertad y el republicanismo en varias partes del mundo.

El culto al Sol fue continuo desde el primer rey de la antigua Roma hasta la institución del cristianismo como única fe del Imperio. Existe un cierto debate sobre el significado de su celebración el día 25 de diciembre. Los historiadores han observado que hay una adaptación del Natalis Solis Invictus romano, festividad del renacimiento de la luz y que personificaba al dios Apolo introducido por el emperador Aureliano en el año 274. De hecho, su propio nombre se deriva del latín, aurora, que significa salida del sol, y muchos piensan que no era un nombre que escogió precisamente al azahar. Los romanos festejaban también la Saturnalia en honor a Saturno, dios de la agricultura y verdadero protagonista de la renovación del ciclo. Durante estos días hacían intercambios de regalos, se liberaban temporalmente a los esclavos y se detenían las guerras y otras obligaciones. Pero no solo los romanos celebraban esta fecha tan especial, también se celebraba en la antigua Babilonia. Los germanos y escandinavos celebraban el 26 el nacimiento de Freyr y algunos historiadores observan la casualidad de decorar un árbol perenne, como el abeto, en honor a Yggdrasil, el árbol del universo. Pero no fue sino hasta el año 350 D.C cuando el papa Julio I solicitó que el nacimiento de Jesucristo se celebrara en esa misma fecha para que los romanos se pudieran convertir al cristianismo con mayor facilidad y la primera referencia de un banquete en Constantinopla, como los que celebran hoy en día, fue en el año 370 D.C.

Los celtas también veneraban al solsticio de invierno (Grainstad un Gheimridh) al renovar el ciclo de vida, festejo que prevalece hasta nuestros días. El dios Sol era Lugh. * En la mitología nórdica está Trundholm, la diosa del Sol, también llamada Sunna y Sunne, derivaciones de las palabras Sol y Domingo en el inglés antiguo. * Suria era el rey del Sol en el hinduismo. Estaba representado en su triple aspecto de deidad bienhechora que alumbra, vivifica y alimenta. Se le menciona en el texto más antiguo de la india en el II milenio A.C. En su alabanza se invocan hermosos himnos védicos de la aurora y del ocaso.

En el siglo siete se celebraba en Japón a la diosa Amaterasu. * La mitología china también comparte tradiciones sumerias, griegas, mayas y judaicas, sus orígenes del Festival del Solsticio del invierno se remonta al yin y el yang, filosofía del equilibrio y la armonía con el cosmos; días con más horas de luz, el aumento de la energía positiva fluye. * En el pueblo originario de Laponia, (dividido entre Noruega, Rusia, Suecia y Finlandia), los Saami adoraban a la también diosa del Sol, Beiwe. * Las tradiciones de los kalash, pueblo todavía existente de Pakístán, celebran en diciembre la fiesta Chaumos, la principal de la región, y dura 10 días; prohibida a los musulmanes pero no a los extranjeros que no lo sean. Tienen todavía simillitudes con el politeísmo de la antigua Grecia.

Todas las culturas americanas también tenían sus propias deidades previo a la llegada de los españoles: * Inti es el nombre quechua del Sol en la mitología inca, Situado en el primer peldaño del escalafón celeste, fuente de toda riqueza, rey del cielo, de las plantas, del universo. Los quechuas fundaron templos en todo su imperio y el más importante es el de Cuzco. * Los Mayas festejan el Sagrado Wayeb, últimos cinco días del calendario que complemetaban los 365 del ciclo solar. Durante esos días la población se abstenían del aseo, tiempo de ayuno (para dejar descansar a la Madre Tierra), no actividades sexuales; es decir, periodo de purificación, de reflexión, formación, evaluación, renovación. En la mitología maya, Kinich Ahau era el dios del Sol, patrono de la música y poesía, casado con la Luna, Ixchel. Kinich Ahau gobernaba a todos los dioses, distribuía las tierrras y solucionaba los problemas. Los sacerdotes de sus templos eran llamados Ah Kin, los del Sol del tiempo.

En el imperio Azteca el advenimiento de Huitzilopochtli, dios del sol y la guerra, llegaba durante el solsticio, entre el 7 y el 26 de diciembre. Huitzilopochti era el dios supremo, dios de la guerra , del fuego y del sol. Tonatiuh, era considerado como lídel del cielo, Quinto Sol. De acuerdo con la cosmogonía náhuatl, cada sol era un dios con propia era cósmica y los aztecas decían vivir en la era de Tonatiuh (Nahui Ollin). * Los Incas también celebraban el renacimiento de Inti, el dios del sol. Este dios protagonizaba también un mes donde se celebraba el Cápac Raymi. En general casi todas las culturas tienen una referencia al solsticio ocurrido en torno al 25 de diciembre. Es fácil ver la relación con el sol, el cambio de ciclo y la implicación sobre los dioses.

Este breve recorrido en la historia desde los primeros trazos de la fe humana que dieron fondo y forma a los sistemas contemporáneos de nuestras creencias nos hace comprender que la humanidad comparte algo profundamente escondido en su naturaleza humana, cualesquiera que sean hoy las convicciones. Por esto, durante el acercamiento del solsticio, momento mágico y tan esperado y con espíritu renovador, progresista, renacentista, altruista, con hambre de conocimiento y además reclicador, muchos en el planeta encendieron la hoguera de su corazón en su más pronfunda concepción cósmica y espiritual, cerraron los ojos y dijeron:

¡QUE SUENEN LOS CARACOLES, El SOL INVICTUS ESTA POR NACER¡

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