/ miércoles 29 de noviembre de 2023

Regresan a México los trenes de pasajeros

El pueblo mexicano tendrá de nuevo a su disposición el transporte de pasajeros por ferrocarril, después de 25 años de que fuera desmantelado el sistema ferroviario nacional por Ernesto Zedillo a fines del siglo pasado, cuando entregó el transporte de carga a varias empresas nacionales y extranjeras y suprimió el servicio de pasajeros.

Mediante un decreto del presidente López Obrador, publicado el 20 de noviembre pasado –aniversario de la Revolución Mexicana—el gobierno mexicano fijó un plazo que vencerá el próximo 15 de enero de 2024, para que las empresas concesionarias del transporte de carga por ferrocarril, presenten sus propuestas de inversión en el rubro de pasajeros; la propuesta será evaluada por la secretaría del ramo, como condición para otorgarles las nuevas concesiones de este servicio.

En caso de no hacerlo, el gobierno buscará inversionistas privados, o bien a las fuerzas armadas, para que se hagan cargo de realizar los estudios de inversión, de viabilidad financiera y los que se requieran para concretar los trabajos y consumar el objetivo. El gobierno de AMLO considera el transporte de pasajeros por ferrocarril como parte del área prioritaria para el desarrollo nacional. De acuerdo con la información disponible, la propuesta se ha venido analizando por el gobierno desde hace meses con los empresarios que manejan las concesiones mencionadas.

Entre los años 1996-98, Zedillo otorgó concesiones para el transporte de carga a Ferromex (a través de Grupo Ferroviario Mexicano, GFM) y Ferrosur, así como a otras empresas nacionales y extranjeras. Fueron beneficiadas también la empresa Kansas City Southern, junto con su asociada mexicana TFM (Transportación Ferroviaria Mexicana) así como algunas sociedades mexicanas del ramo. Por cierto, al terminar su periodo de gobierno, Zedillo fue a trabajar como asesor a la empresa Union Pacific, asociada a la KCS.

En total, fueron 22 mil 130 kilómetros de vía concesionados por Zedillo, donde trabajaban 15 mil 500 empleados y obreros, y cuyo parque contaba con 220 locomotoras y 254 mil carros de carga.

El decreto de AMLO establece nuevas concesiones en el área de transporte de pasajeros. En conjunto, serán 7 ramales ferroviarios los que se concesionarán para este servicio en diversas regiones del país:

-Veracruz- Coatzacoalcos, llamado “el mexicano”. Es el ferrocarril más antiguo de México.

-Aeropuerto Internacional “Felipe Ángeles” a Pachuca. Esta es una concesión nueva

-México-Querétaro-León- Aguascalientes

-Manzanillo-Colima-Guadalajara-Irapuato

-México- San Luis Potosí-Monterrey-Nuevo Laredo

-México- Querétaro- Guadalajara- Tepic- Mazatlán-Nogales

-Aguascalientes- Chihuahua- Ciudad Juárez

El presidente López Obrador expresó que la propuesta incluida en su decreto no significa una expropiación, sino el ejercicio del derecho del gobierno mexicano a prestar el servicio de transporte de pasajeros a la población mexicana, tal como se estableció desde 1997 en el mismo decreto emitido por Zedillo. El gobierno de Zedillo solo suspendió, pero no renunció, a prestar el mencionado transporte.

El sistema ferroviario nacional fue originalmente diseñado para unir los centros de población del país con el mercado de los Estados Unidos, con el fin de incrementar el intercambio de mercancías entre ambas naciones. Solo el ferrocarril de la Ciudad de México al puerto de Veracruz tuvo como fin conectar el flujo de mercancías procedentes de Europa con el país.

El nuevo diseño pretende, además, incrementar la movilidad de la población en la zona metropolitana del centro del país: Toluca y Pachuca (capitales de los estados circunvecinos Edomex e Hidalgo) se relacionarán de manera más fluida con la Ciudad de México. Hay una conexión del AIFA con la capital del país, por lo que la nueva concesión redondea el sistema, tomando en cuenta que está en marcha la conexión de Toluca con la capital del país.

En total son unos 18 mil kilómetros de vías férreas las que abarca el decreto de AMLO. Desde luego, todos los ramales cuentan con el derecho de vía correspondiente. Es muy probable que las actuales empresas concesionarias aprovechen la oportunidad de presentar sus propuestas para operar el transporte de pasajeros, tomando en cuenta que no les convendría que otras empresas –sean de particulares o de los militares—operen el sistema de manera paralela usando las mismas vías.

El transporte de carga tiene dinámica diferente al de pasajeros. La carga es pesada y lenta, mientras el transporte de pasajeros es más liviano y veloz. Hay dos formas de aprovechar el sistema actual. En algunos ramales, habrá necesidad de llegar a un acuerdo para coordinar ambos servicios. Es decir, los trenes de carga tendrían derecho a usar las vías dentro de un horario determinado, para que el transporte de pasajeros se haga en otro momento.

La segunda forma es construir nuevas líneas férreas dentro de la superficie protegida por el derecho de vía, con el fin de que los ramales que operan la carga en la actualidad lo sigan haciendo, mientras las vías nuevas serían usadas para el transporte de pasajeros, con el fin de brindar mayor comodidad y seguridad a las personas que viajen.

En todos los casos, hay necesidad de revisar el estado actual de las vías, darles mantenimiento, renovar los durmientes, modernizar la operación y, en donde sea posible, introducir la electrificación del sistema. El objetivo es prestar a la población mexicana un servicio de transporte más económico, menos contaminante y con mayor eficiencia.

Una observación que podemos hacer consiste en que la orografía mexicana ha sido históricamente un obstáculo para la integración económica del país. La movilidad que hoy se pretende en ambos aspectos –carga y pasajeros—exige que el sistema ferroviario cubra la superficie nacional de manera lineal y transversal. Las vías férreas del país están orientadas principalmente hacia el norte y el sur, pero no se han construido carreteras o vías férreas transversales que vayan de un océano a otro.

Con la construcción del ferrocarril del Istmo –que corre de Atlántico al Pacífico—queda cubierto una parte del déficit. Pero el resto del país no está conectado de una costa a otra. No hay conexión del transporte desde Mazatlán, en el Pacífico, con algún puerto del Golfo de México. En este sentido, hay necesidad de que el ferrocarril que va de Manzanillo a Irapuato (con estaciones intermedias en Colima, Guadalajara y León) se prolongue hasta las costas del Golfo. Hace falta un ramal que pueda conectar Irapuato con San Luis Potosí, por ejemplo, para llegar a Nuevo Laredo.

El pueblo mexicano tendrá de nuevo a su disposición el transporte de pasajeros por ferrocarril, después de 25 años de que fuera desmantelado el sistema ferroviario nacional por Ernesto Zedillo a fines del siglo pasado, cuando entregó el transporte de carga a varias empresas nacionales y extranjeras y suprimió el servicio de pasajeros.

Mediante un decreto del presidente López Obrador, publicado el 20 de noviembre pasado –aniversario de la Revolución Mexicana—el gobierno mexicano fijó un plazo que vencerá el próximo 15 de enero de 2024, para que las empresas concesionarias del transporte de carga por ferrocarril, presenten sus propuestas de inversión en el rubro de pasajeros; la propuesta será evaluada por la secretaría del ramo, como condición para otorgarles las nuevas concesiones de este servicio.

En caso de no hacerlo, el gobierno buscará inversionistas privados, o bien a las fuerzas armadas, para que se hagan cargo de realizar los estudios de inversión, de viabilidad financiera y los que se requieran para concretar los trabajos y consumar el objetivo. El gobierno de AMLO considera el transporte de pasajeros por ferrocarril como parte del área prioritaria para el desarrollo nacional. De acuerdo con la información disponible, la propuesta se ha venido analizando por el gobierno desde hace meses con los empresarios que manejan las concesiones mencionadas.

Entre los años 1996-98, Zedillo otorgó concesiones para el transporte de carga a Ferromex (a través de Grupo Ferroviario Mexicano, GFM) y Ferrosur, así como a otras empresas nacionales y extranjeras. Fueron beneficiadas también la empresa Kansas City Southern, junto con su asociada mexicana TFM (Transportación Ferroviaria Mexicana) así como algunas sociedades mexicanas del ramo. Por cierto, al terminar su periodo de gobierno, Zedillo fue a trabajar como asesor a la empresa Union Pacific, asociada a la KCS.

En total, fueron 22 mil 130 kilómetros de vía concesionados por Zedillo, donde trabajaban 15 mil 500 empleados y obreros, y cuyo parque contaba con 220 locomotoras y 254 mil carros de carga.

El decreto de AMLO establece nuevas concesiones en el área de transporte de pasajeros. En conjunto, serán 7 ramales ferroviarios los que se concesionarán para este servicio en diversas regiones del país:

-Veracruz- Coatzacoalcos, llamado “el mexicano”. Es el ferrocarril más antiguo de México.

-Aeropuerto Internacional “Felipe Ángeles” a Pachuca. Esta es una concesión nueva

-México-Querétaro-León- Aguascalientes

-Manzanillo-Colima-Guadalajara-Irapuato

-México- San Luis Potosí-Monterrey-Nuevo Laredo

-México- Querétaro- Guadalajara- Tepic- Mazatlán-Nogales

-Aguascalientes- Chihuahua- Ciudad Juárez

El presidente López Obrador expresó que la propuesta incluida en su decreto no significa una expropiación, sino el ejercicio del derecho del gobierno mexicano a prestar el servicio de transporte de pasajeros a la población mexicana, tal como se estableció desde 1997 en el mismo decreto emitido por Zedillo. El gobierno de Zedillo solo suspendió, pero no renunció, a prestar el mencionado transporte.

El sistema ferroviario nacional fue originalmente diseñado para unir los centros de población del país con el mercado de los Estados Unidos, con el fin de incrementar el intercambio de mercancías entre ambas naciones. Solo el ferrocarril de la Ciudad de México al puerto de Veracruz tuvo como fin conectar el flujo de mercancías procedentes de Europa con el país.

El nuevo diseño pretende, además, incrementar la movilidad de la población en la zona metropolitana del centro del país: Toluca y Pachuca (capitales de los estados circunvecinos Edomex e Hidalgo) se relacionarán de manera más fluida con la Ciudad de México. Hay una conexión del AIFA con la capital del país, por lo que la nueva concesión redondea el sistema, tomando en cuenta que está en marcha la conexión de Toluca con la capital del país.

En total son unos 18 mil kilómetros de vías férreas las que abarca el decreto de AMLO. Desde luego, todos los ramales cuentan con el derecho de vía correspondiente. Es muy probable que las actuales empresas concesionarias aprovechen la oportunidad de presentar sus propuestas para operar el transporte de pasajeros, tomando en cuenta que no les convendría que otras empresas –sean de particulares o de los militares—operen el sistema de manera paralela usando las mismas vías.

El transporte de carga tiene dinámica diferente al de pasajeros. La carga es pesada y lenta, mientras el transporte de pasajeros es más liviano y veloz. Hay dos formas de aprovechar el sistema actual. En algunos ramales, habrá necesidad de llegar a un acuerdo para coordinar ambos servicios. Es decir, los trenes de carga tendrían derecho a usar las vías dentro de un horario determinado, para que el transporte de pasajeros se haga en otro momento.

La segunda forma es construir nuevas líneas férreas dentro de la superficie protegida por el derecho de vía, con el fin de que los ramales que operan la carga en la actualidad lo sigan haciendo, mientras las vías nuevas serían usadas para el transporte de pasajeros, con el fin de brindar mayor comodidad y seguridad a las personas que viajen.

En todos los casos, hay necesidad de revisar el estado actual de las vías, darles mantenimiento, renovar los durmientes, modernizar la operación y, en donde sea posible, introducir la electrificación del sistema. El objetivo es prestar a la población mexicana un servicio de transporte más económico, menos contaminante y con mayor eficiencia.

Una observación que podemos hacer consiste en que la orografía mexicana ha sido históricamente un obstáculo para la integración económica del país. La movilidad que hoy se pretende en ambos aspectos –carga y pasajeros—exige que el sistema ferroviario cubra la superficie nacional de manera lineal y transversal. Las vías férreas del país están orientadas principalmente hacia el norte y el sur, pero no se han construido carreteras o vías férreas transversales que vayan de un océano a otro.

Con la construcción del ferrocarril del Istmo –que corre de Atlántico al Pacífico—queda cubierto una parte del déficit. Pero el resto del país no está conectado de una costa a otra. No hay conexión del transporte desde Mazatlán, en el Pacífico, con algún puerto del Golfo de México. En este sentido, hay necesidad de que el ferrocarril que va de Manzanillo a Irapuato (con estaciones intermedias en Colima, Guadalajara y León) se prolongue hasta las costas del Golfo. Hace falta un ramal que pueda conectar Irapuato con San Luis Potosí, por ejemplo, para llegar a Nuevo Laredo.