/ lunes 27 de febrero de 2023

Que la única regla sea hacerlo con dignidad

Menstruar en condiciones dignas no debería ser, pero es un privilegio; es por ello que nuestra misión como legisladores es promover el derecho a una salud sexual y menstrual digna para que todas las niñas, mujeres y personas menstruantes logren su autonomía corporal.

Con frecuencia, el término de pobreza menstrual es limitado a definirse como la falta de acceso a productos sanitarios (toallas, tampones, etc.). Sin embargo, el fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) incluye en su definición la falta de acceso a instalaciones, servicios y educación que contribuyan a una correcta higiene y salud menstrual.

Según la ONU si sumamos las menstruaciones durante el curso de vida de una mujer, se traducirían en, al menos, pasar de 3 a 8 años sangrando continuamente, períodos durante los cuales es muy probable que, por menstruar, sea objeto de discriminación, exclusión o descuido. También se calcula que cerca del 10 por ciento de la población no tiene servicios de agua ni acceso a sanitarios.

Reconocer que hay privilegios dentro de la menstruación es el primer paso para darnos cuenta de que algo está mal. El Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social dice que 4 de cada 10 mujeres en México viven en situación de pobreza.

Y qué decir de las variables relacionadas a trastornos crónicos como dismenorrea o síndrome de ovarios poliquísticos (SOP), entre otros, que afectan a muchas mujeres menstruantes. De acuerdo al Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), en el país el 50% de las mujeres sufre algún trastorno relacionado a la menstruación que le puede limitar en actividades tan sencillas como caminar.

Aunque la mayoría de las mujeres menstrúan y se sabe que es un proceso biológico natural del cuerpo humano, este tema sigue siendo tabú y no se cuenta con las herramientas necesarias para poder hablarlo. Sin embargo, pese a que tantas mujeres menstrúan y experimentan diversas situaciones relacionadas con la menstruación, muy poco se ha hecho para que puedan hacerlo en dignidad.

En los últimos años, las mujeres han conquistado espacios, algunos de los logros más importantes para la menstruación digna en México son la eliminación del IVA en los productos de gestión menstrual o lo que hemos impulsado desde este congreso para establecer los programas de gratuidad de toallas sanitarias y tampones.

Hoy desde el Congreso de Morelos estamos trabajando por una estrategia integral que busca incorporar la perspectiva de género, con el objetivo de garantizar un permiso de ausencia laboral con goce de sueldo para las mujeres trabajadoras diagnosticadas con dismenorrea en un grado severo que las incapacite. Porque menstruar en condiciones dignas no sólo significa tener acceso a tampones y toallas sanitarias y saber usarlas correctamente, se trata de tener espacios idóneos para gestionar los sangrados.

Busquemos alimentar este tema y procurarlo para que sea fuerte y crezca lo suficiente para que en un futuro -no tan lejano- la menstruación digna ya no sea una lucha, sino un derecho garantizado.

Morelos debe dar un paso importante en la lucha por los derechos laborales de las mujeres, ya que reconocer y visibilizar las experiencias propias de las mujeres en los espacios de trabajo es fundamental en el camino para la igualdad de género.


Menstruar en condiciones dignas no debería ser, pero es un privilegio; es por ello que nuestra misión como legisladores es promover el derecho a una salud sexual y menstrual digna para que todas las niñas, mujeres y personas menstruantes logren su autonomía corporal.

Con frecuencia, el término de pobreza menstrual es limitado a definirse como la falta de acceso a productos sanitarios (toallas, tampones, etc.). Sin embargo, el fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) incluye en su definición la falta de acceso a instalaciones, servicios y educación que contribuyan a una correcta higiene y salud menstrual.

Según la ONU si sumamos las menstruaciones durante el curso de vida de una mujer, se traducirían en, al menos, pasar de 3 a 8 años sangrando continuamente, períodos durante los cuales es muy probable que, por menstruar, sea objeto de discriminación, exclusión o descuido. También se calcula que cerca del 10 por ciento de la población no tiene servicios de agua ni acceso a sanitarios.

Reconocer que hay privilegios dentro de la menstruación es el primer paso para darnos cuenta de que algo está mal. El Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social dice que 4 de cada 10 mujeres en México viven en situación de pobreza.

Y qué decir de las variables relacionadas a trastornos crónicos como dismenorrea o síndrome de ovarios poliquísticos (SOP), entre otros, que afectan a muchas mujeres menstruantes. De acuerdo al Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), en el país el 50% de las mujeres sufre algún trastorno relacionado a la menstruación que le puede limitar en actividades tan sencillas como caminar.

Aunque la mayoría de las mujeres menstrúan y se sabe que es un proceso biológico natural del cuerpo humano, este tema sigue siendo tabú y no se cuenta con las herramientas necesarias para poder hablarlo. Sin embargo, pese a que tantas mujeres menstrúan y experimentan diversas situaciones relacionadas con la menstruación, muy poco se ha hecho para que puedan hacerlo en dignidad.

En los últimos años, las mujeres han conquistado espacios, algunos de los logros más importantes para la menstruación digna en México son la eliminación del IVA en los productos de gestión menstrual o lo que hemos impulsado desde este congreso para establecer los programas de gratuidad de toallas sanitarias y tampones.

Hoy desde el Congreso de Morelos estamos trabajando por una estrategia integral que busca incorporar la perspectiva de género, con el objetivo de garantizar un permiso de ausencia laboral con goce de sueldo para las mujeres trabajadoras diagnosticadas con dismenorrea en un grado severo que las incapacite. Porque menstruar en condiciones dignas no sólo significa tener acceso a tampones y toallas sanitarias y saber usarlas correctamente, se trata de tener espacios idóneos para gestionar los sangrados.

Busquemos alimentar este tema y procurarlo para que sea fuerte y crezca lo suficiente para que en un futuro -no tan lejano- la menstruación digna ya no sea una lucha, sino un derecho garantizado.

Morelos debe dar un paso importante en la lucha por los derechos laborales de las mujeres, ya que reconocer y visibilizar las experiencias propias de las mujeres en los espacios de trabajo es fundamental en el camino para la igualdad de género.