/ lunes 20 de febrero de 2023

Poder y política: una democracia que se entienda

El tema de la democracia es tan controversial en México, como lo es el de la inseguridad. Hay tanto que decir al respecto que unas cuantas páginas me parecen poco para externar mi criterio ante este tema.

Transparencia, democracia e imparcialidad, son los principios que se establecen en nuestro máximo ordenamiento mexicano, y que “garantizan” la independencia, la autonomía y el profesionalismo de los magistrados electorales.

Muchas veces los mexicanos hemos cuestionado la democracia en México, y es que creo que es sumamente importante para el buen funcionamiento del estado. Hablamos de una ciudadanía que decide y controla, pero lo cierto es que muchos carecen de las capacidades necesarias para ello por falta de conocimiento político, por estar sobrecargados, o simplemente desinteresados.

El origen de nuestros problemas políticos reside en el hecho de que la democracia necesita unos actores que ella misma es incapaz de producir.

Una opinión pública que no entienda la política y que no sea capaz de juzgarla puede ser fácilmente instrumentalizada o enviar señales equívocas al sistema político.

El buen funcionamiento de nuestro régimen democrático recae sobre la independencia judicial, sin esa independencia, no hay funcionamiento, no existe desarrollo y mucho menos legalidad.

La democracia es, en primer lugar, un procedimiento específico de hacer política, tomar decisiones colectivas o aplicables para toda una sociedad.

En el mundo contemporáneo, la democracia ya no solamente se entiende desde esa perspectiva mínima procedimental; su significado, difusión y aceptación incluye también una expectativa de cumplimiento de fines u objetivos de desarrollo humano, que supuestamente la hacen “mejor” o “preferible” a otras formas de gobernar.

Otro punto importante para garantizar la democracia y legalidad en la sociedad, es el principio de división de poderes, este constituye uno de los pilares fundamentales de cualquier sistema democrático, ya que implica la limitación del poder público para evitar su abuso, de manera que dicho poder sirva como instrumento para los fines del bien común y no para el beneficio de quienes lo ejercen con motivo de su cargo.

Es por ello que la efectiva observancia del principio de división de poderes supone la verdadera existencia del estado democrático y del ejercicio de las libertades.

En este sentido, el esfuerzo por presentar las reflexiones sobre la democracia, es que esta sea considerada como una forma de gobierno justa y conveniente para vivir en armonía. En una democracia ideal la participación de la ciudadanía es el factor que materializa los cambios, por lo que es necesario que entre gobernantes y ciudadanos establezcan un diálogo para alcanzar objetivos comunes.

Como se puede notar, el gobierno tiene básicamente tres elementos constitutivos: el Poder Legislativo, que tiene la autoridad pública de sancionar y promulgar leyes y realizar control político; el Poder Ejecutivo, encargado de prestar los servicios del Estado, y el Poder Judicial, encargado del control de la Constitución Política, de la administración de la justicia y también de conocer las causas contra la administración pública. En democracia, estos elementos del gobierno o poderes deben ser independientes unos de otros, o sea, estar debidamente diferenciados de modo que uno no intervenga o interfiera en las potestades del otro.

Resulta fundamental en la viabilidad democrática del país la separación de estos poderes y por esa razón es menester que desempeñen de manera efectiva una función de control y limitación del poder público.

En ese sentido, solamente con la participación efectiva, la voluntad, así como con la sinergia entre los tres órdenes de gobierno y la sociedad la democracia se puede tornar en una realidad ideal.


El tema de la democracia es tan controversial en México, como lo es el de la inseguridad. Hay tanto que decir al respecto que unas cuantas páginas me parecen poco para externar mi criterio ante este tema.

Transparencia, democracia e imparcialidad, son los principios que se establecen en nuestro máximo ordenamiento mexicano, y que “garantizan” la independencia, la autonomía y el profesionalismo de los magistrados electorales.

Muchas veces los mexicanos hemos cuestionado la democracia en México, y es que creo que es sumamente importante para el buen funcionamiento del estado. Hablamos de una ciudadanía que decide y controla, pero lo cierto es que muchos carecen de las capacidades necesarias para ello por falta de conocimiento político, por estar sobrecargados, o simplemente desinteresados.

El origen de nuestros problemas políticos reside en el hecho de que la democracia necesita unos actores que ella misma es incapaz de producir.

Una opinión pública que no entienda la política y que no sea capaz de juzgarla puede ser fácilmente instrumentalizada o enviar señales equívocas al sistema político.

El buen funcionamiento de nuestro régimen democrático recae sobre la independencia judicial, sin esa independencia, no hay funcionamiento, no existe desarrollo y mucho menos legalidad.

La democracia es, en primer lugar, un procedimiento específico de hacer política, tomar decisiones colectivas o aplicables para toda una sociedad.

En el mundo contemporáneo, la democracia ya no solamente se entiende desde esa perspectiva mínima procedimental; su significado, difusión y aceptación incluye también una expectativa de cumplimiento de fines u objetivos de desarrollo humano, que supuestamente la hacen “mejor” o “preferible” a otras formas de gobernar.

Otro punto importante para garantizar la democracia y legalidad en la sociedad, es el principio de división de poderes, este constituye uno de los pilares fundamentales de cualquier sistema democrático, ya que implica la limitación del poder público para evitar su abuso, de manera que dicho poder sirva como instrumento para los fines del bien común y no para el beneficio de quienes lo ejercen con motivo de su cargo.

Es por ello que la efectiva observancia del principio de división de poderes supone la verdadera existencia del estado democrático y del ejercicio de las libertades.

En este sentido, el esfuerzo por presentar las reflexiones sobre la democracia, es que esta sea considerada como una forma de gobierno justa y conveniente para vivir en armonía. En una democracia ideal la participación de la ciudadanía es el factor que materializa los cambios, por lo que es necesario que entre gobernantes y ciudadanos establezcan un diálogo para alcanzar objetivos comunes.

Como se puede notar, el gobierno tiene básicamente tres elementos constitutivos: el Poder Legislativo, que tiene la autoridad pública de sancionar y promulgar leyes y realizar control político; el Poder Ejecutivo, encargado de prestar los servicios del Estado, y el Poder Judicial, encargado del control de la Constitución Política, de la administración de la justicia y también de conocer las causas contra la administración pública. En democracia, estos elementos del gobierno o poderes deben ser independientes unos de otros, o sea, estar debidamente diferenciados de modo que uno no intervenga o interfiera en las potestades del otro.

Resulta fundamental en la viabilidad democrática del país la separación de estos poderes y por esa razón es menester que desempeñen de manera efectiva una función de control y limitación del poder público.

En ese sentido, solamente con la participación efectiva, la voluntad, así como con la sinergia entre los tres órdenes de gobierno y la sociedad la democracia se puede tornar en una realidad ideal.