/ lunes 20 de marzo de 2023

¿Cuidar el agua es un gran desafío?

“Debemos alentar la cooperación para hacer frente a la crisis mundial del agua y fortalecer nuestra resistencia frente a los efectos del cambio climático a fin de garantizar el acceso al agua para todas las personas, especialmente las más vulnerables. Estos son pasos vitales hacia un futuro más pacífico y próspero”.

El 22 de marzo de 1993 se declara Día Mundial del Agua.

Desde ese momento nos percatamos como humanidad de la importancia de cuidar este recurso fundamental para la vida de todos los seres. Por esta y muchas razones este día tiene el objetivo de dar a conocer los recursos de nuestro planeta como lo conocemos hoy en día y apoyar a todas las iniciativas que tengan como prioridad el agua salubre para cada individuo que la habita y todos los seres que dependemos de ella.

Es fundamental aprender más sobre los temas del agua y saneamiento, su importancia, y cómo cuidarla a través de una cultura y educación propia para dicho tema. Todas las personas, animales, flora y fauna tenemos el derecho a ella, pero hay veces que no tenemos el conocimiento de cómo poder mantenerla con nosotros por los años que nos quedan y el tiempo que le queramos dejar a los que vienen después.

Desde hace un par de décadas que en México los recursos destinados no son los necesarios, e incluso desde hace un lustro éstos alcanzan apenas una tercera parte de los requeridos para poder avanzar en las soluciones de manera sostenida y alcanzar metas en un largo plazo.

Si en verdad valoramos el agua, debemos iniciar por respetar y cuidar nuestras fuentes de abasto y evitar su contaminación; invertir en infraestructura para poder acceder al recurso durante todo el año, a pesar de las variaciones estacionales de las lluvias; valorar cada gota y usarla eficientemente; saber que, conforme las ciudades crecen, las soluciones resultan más lejanas y costosas, por lo que cada vez se requieren más recursos; prepararnos para el impacto que representará el cambio climático, junto con las periódicas alteraciones en las lluvias y las posibles sequías.

Debemos reflexionar y crear conciencia sobre el aprovechamiento del agua para el bienestar de toda la humanidad. Por esto mismo, La Conagua impulsa una cultura del agua para el uso sustentable de este recurso debido a que cada vez es más exponencial el conflicto con nuestro ambiente para poder darle solución y quedar en paz con nuestro planeta.

Valorar el agua es también reconocerla como insumo esencial para la producción y la actividad económica, para la alimentación, agricultura y ganadería, para la generación de energía eléctrica… para todo lo que permite crear riqueza y bienestar a la población. De igual forma deberíamos apreciar sus cualidades recreativas, culturales e incluso espirituales en el marco de una convivencia multicultural.

Por otro lado, la educación ambiental es fundamental para que cada vez más jóvenes, adultos y niños tengan esta concientización sobre el cuidado que nos concierne a cada uno para darle soluciones visibles a nuestro entorno y poder tomar decisiones responsables a favor de algo tan preocupante, vital e importante como lo es el vital líquido.

La cultura del agua por otro lado es un conjunto de valores, y hábitos que tenemos que aprender a desarrollar para ser capaces de transmitirlo a cada individuo y a la sociedad en sí. Es una concientización para el uso racional, desarrollo y disponibilidad del recurso en el entorno para limpiarla y reutilizarla.

A partir de década de los noventa del siglo pasado, derivado del alto índice de enfermedades gastrointestinales asociadas al consumo de agua no potable en México, la Comisión Nacional del Agua a través de la Coordinación General de Comunicación y Cultura del Agua implementó acciones en materia de cultura del agua y de educación formal y no formal, con diversos objetivos y aproximaciones.

La intención es impulsar un cambio positivo y proactivo en la participación individual y social en torno al uso sustentable del agua, para no afectar a las siguientes generaciones. Dichas acciones buscan tener un carácter permanente, no obstante limitantes presupuestales y programáticas impiden tener esa presencia constante e integral que se requiere a través de todos los agentes transformadores de dicha cultura.

Mucho podemos lograr si todos generamos conciencia y ponemos la parte que nos corresponde en materia del cuidado del agua, evitando su uso negligente e irresponsable, impidiendo su contaminación y pagando oportunamente por los servicios hídricos que recibimos. Entonces, vale la pena regresar a la pregunta original: en serio, ¿Cuidar el agua es un gran desafío?


“Debemos alentar la cooperación para hacer frente a la crisis mundial del agua y fortalecer nuestra resistencia frente a los efectos del cambio climático a fin de garantizar el acceso al agua para todas las personas, especialmente las más vulnerables. Estos son pasos vitales hacia un futuro más pacífico y próspero”.

El 22 de marzo de 1993 se declara Día Mundial del Agua.

Desde ese momento nos percatamos como humanidad de la importancia de cuidar este recurso fundamental para la vida de todos los seres. Por esta y muchas razones este día tiene el objetivo de dar a conocer los recursos de nuestro planeta como lo conocemos hoy en día y apoyar a todas las iniciativas que tengan como prioridad el agua salubre para cada individuo que la habita y todos los seres que dependemos de ella.

Es fundamental aprender más sobre los temas del agua y saneamiento, su importancia, y cómo cuidarla a través de una cultura y educación propia para dicho tema. Todas las personas, animales, flora y fauna tenemos el derecho a ella, pero hay veces que no tenemos el conocimiento de cómo poder mantenerla con nosotros por los años que nos quedan y el tiempo que le queramos dejar a los que vienen después.

Desde hace un par de décadas que en México los recursos destinados no son los necesarios, e incluso desde hace un lustro éstos alcanzan apenas una tercera parte de los requeridos para poder avanzar en las soluciones de manera sostenida y alcanzar metas en un largo plazo.

Si en verdad valoramos el agua, debemos iniciar por respetar y cuidar nuestras fuentes de abasto y evitar su contaminación; invertir en infraestructura para poder acceder al recurso durante todo el año, a pesar de las variaciones estacionales de las lluvias; valorar cada gota y usarla eficientemente; saber que, conforme las ciudades crecen, las soluciones resultan más lejanas y costosas, por lo que cada vez se requieren más recursos; prepararnos para el impacto que representará el cambio climático, junto con las periódicas alteraciones en las lluvias y las posibles sequías.

Debemos reflexionar y crear conciencia sobre el aprovechamiento del agua para el bienestar de toda la humanidad. Por esto mismo, La Conagua impulsa una cultura del agua para el uso sustentable de este recurso debido a que cada vez es más exponencial el conflicto con nuestro ambiente para poder darle solución y quedar en paz con nuestro planeta.

Valorar el agua es también reconocerla como insumo esencial para la producción y la actividad económica, para la alimentación, agricultura y ganadería, para la generación de energía eléctrica… para todo lo que permite crear riqueza y bienestar a la población. De igual forma deberíamos apreciar sus cualidades recreativas, culturales e incluso espirituales en el marco de una convivencia multicultural.

Por otro lado, la educación ambiental es fundamental para que cada vez más jóvenes, adultos y niños tengan esta concientización sobre el cuidado que nos concierne a cada uno para darle soluciones visibles a nuestro entorno y poder tomar decisiones responsables a favor de algo tan preocupante, vital e importante como lo es el vital líquido.

La cultura del agua por otro lado es un conjunto de valores, y hábitos que tenemos que aprender a desarrollar para ser capaces de transmitirlo a cada individuo y a la sociedad en sí. Es una concientización para el uso racional, desarrollo y disponibilidad del recurso en el entorno para limpiarla y reutilizarla.

A partir de década de los noventa del siglo pasado, derivado del alto índice de enfermedades gastrointestinales asociadas al consumo de agua no potable en México, la Comisión Nacional del Agua a través de la Coordinación General de Comunicación y Cultura del Agua implementó acciones en materia de cultura del agua y de educación formal y no formal, con diversos objetivos y aproximaciones.

La intención es impulsar un cambio positivo y proactivo en la participación individual y social en torno al uso sustentable del agua, para no afectar a las siguientes generaciones. Dichas acciones buscan tener un carácter permanente, no obstante limitantes presupuestales y programáticas impiden tener esa presencia constante e integral que se requiere a través de todos los agentes transformadores de dicha cultura.

Mucho podemos lograr si todos generamos conciencia y ponemos la parte que nos corresponde en materia del cuidado del agua, evitando su uso negligente e irresponsable, impidiendo su contaminación y pagando oportunamente por los servicios hídricos que recibimos. Entonces, vale la pena regresar a la pregunta original: en serio, ¿Cuidar el agua es un gran desafío?