Una persona que maltrata, abandona o tiene amarrado a un perro en la azotea, ¿es proclive a agredir a otros seres humanos? La situación de seguridad que enfrenta Morelos revive esta pregunta con un especial interés, especialmente por quienes consideran que el maltrato animal es la antesala de la violencia social, y que endurecer las sanciones hacia los agresores podría contribuir a armonizar el estado.
Legisladores, psicólogos y agrupaciones defensoras de los animales en Morelos coinciden en señalar la llamada “escalera de la violencia” como un esquema que permite observar el desarrollo de las conductas agresivas en el ser humano, cuyo primer peldaño es contra los animales, víctimas de personas que, en un futuro, pueden convertirse en delincuentes.
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“Sí, el maltrato animal da indicios de una persona que puede llegar a agredir a otras, de ahí que sea necesario implementar programas de atención social y endurecer las sanciones contra los agresores de mascotas”, señala Violeta Rivera Domínguez, presidente de la asociación civil Amigos de los Perros Morelos (APM), un colectivo que vela por el bienestar de las mascotas domésticas y en situación de calle en Cuautla y los municipios de la región oriente.
De acuerdo con la activista, las sanciones actuales contra los agresores de mascotas son “ligeras”, la más alta de ellas por cuatro años de cárcel tras la reforma al artículo 324 del Código Penal para el estado, en 2021. Antes, la pena máxima era de seis meses de prisión. Pero, aunque la pena haya incrementado, Rivera Domínguez ve pocos resultados en un estado donde el ministerio público sigue desestimando este tipo de agresiones:
“La primera dificultad al denunciar es lograr que el ministerio acepte la declaración, y la segunda que actúe. Nos ha pasado en Cuautla y hemos tenido que dirigirnos a las Fiscalía General del Estado para que los casos sean atendidos, y, aún así, hemos logrado poco”, reconoce la representante del colectivo.
De unos 100 casos de maltrato animal, la tasa de aquellos que son vinculados a proceso es apenas del uno por ciento, que es prácticamente nada.
Desde la infancia
El psicólogo Samuel Islas Ramos, vicepresidente del Colegio Morelense de Psicología, arroja más luz sobre las conductas agresivas que refleja el maltrato animal en niños y adolescentes, lo que, idealmente, permitiría atender el problema desde etapas tempranas del desarrollo de un ser humano. Para él, el maltrato animal de parte de un niño y adolescente debería permitir a los padres evitar el desarrollo de trastornos que podrían llevar a esa persona a maltratar a otras en la edad adulta:
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“Cuando una persona le hace daño a otra estamos hablando de que tiene un trastorno antisocial de la personalidad, que se puede detectar con anticipación en la adolescencia, a través del trastorno disocial. Son adolescentes de entre 12 a 18 años que quieren hacer daño en la vía pública, pero otra de sus peculiaridades es el maltrato animal: pueden patearlos, prenderles fuego, por ejemplo”, explica el especialista.
De hecho, este trastorno tiene una manifestación aún más temprana, en niños de los cinco a los 12 años de edad, a través del trastorno negativista desafiante: “Es ahí donde se pueden observar las peculiaridades de este tipo de trastornos”, agrega.
Para el psicólogo, es claro que el maltrato animal en niños y adolescentes puede dar pie a conductas agresivas y violentas contra otros seres humanos cuando se llega a la edad adulta, un tema en el que al papel de los padres es preponderante.
“Invariablemente, el maltrato animal es un indicio de que las personas están generando alguna alteración en su percepción como personas, que están viviendo daños, y por lo tanto es fundamental que, en cuanto un papá o mamá detecte que un niño o niña está teniendo algún tipo de conducta de esa naturaleza, busque una atención inmediata para evitar que se siga generando”, recomienda el psicólogo.
Indicador de riesgo social
En Morelos, la diputada local Andrea Gordillo ha manifestado un especial interés en el tema, con una preocupación encaminada a impulsar acciones legislativas que permitan mejorar la convivencia social en el estado a partir de una mejor calidad de vida para las mascotas, como lo expresó en su artículo de opinión Maltrato animal como indicador de riesgo social, publicado por este medio en abril de 2022:
“El tema debe ser visto como un grave problema social por las implicaciones que tiene en el desarrollo de una colectividad justa y sana. Tiene que haber un esfuerzo constante, tanto de las instituciones como de la sociedad civil”, escribió la legisladora, resaltando las alarmantes cifras de abandono animal que prevalecen en el país, con el 70 por ciento de los perros y gatos en situación de calle, de un total de 23 millones de mascotas en México.
"Una persona que abusa de los animales no tiene empatía hacia otros seres vivos y tiene el riesgo de generar violencia contra las personas", escribió Andrea Gordillo.
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