/ viernes 4 de agosto de 2023

Xoxocotla y sus bodas, una tradición que aún prevalece

La danza del tamarindo y el guajolote, dan identidad a los casamientos que se celebran en este municipio indígena

En el municipio indígena de Xoxocotla, al sur de Morelos, el rito de la boda es toda una tradición, cuando el novio “se roba” a la mujer sin antes casarse, deberán regresar a pedir perdón a los pocos días para que la boda se lleve a cabo. En el caso de que la mujer llegué “virgen” al matrimonio, también es una gran fiesta, por el orgullo que representa para la familia de la novia.

En ambos casos, la celebración dependerá de la capacidad económica y los acuerdos de las familias y la comunidad.

Xoxocotla cuenta con una población de alrededor de 28 mil habitantes, cuya actividad económica predominante es el comercio al menudeo y la mano de obra en la construcción.

La producción de la actividad agrícola es de caña en las tierras de riego, y de maíz, frijol y cacahuate en siembra de temporal.

Es una población de gente aguerrida, la resistencia que los caracteriza ha permitido conservar usos y costumbres mezcladas con la influencia de las poblaciones más citadinas.

Así acompañan en el municipio indígena de Xoxocotla, Morelos, a los novios en su trayecto de la iglesia al lugar donde será la fiesta. / Cortesía | Martín Benítez

Los preparativos del matrimonio

Hasta hace cinco décadas, en Xoxocotla había tres tipos de uniones, la de las “pedidas”, las que son “robadas” y se casan posteriormente y la unión libre, en el caso de está última no se realizaba ningún ritual en especial, cuenta la maestra de la comunidad, ahora ya jubilada, Gloria Adrián Gervasio.

La boda de “las pedidas”, sin embargo, es la que conlleva una mayor tradición. Los padres y la familia del novio, primero van pedir la mano de la novia llevando consigo por lo menos un canasto nuevo con el mejor pan, cubierto con servilletas nuevas bordadas.

Al ser aceptados por la familia de la novia, las familias más pudientes lo celebraban con la quema de cohetes y, en una semana, regresan con nuevos presentes para establecer la fecha de la boda y son recibidos por la familia de la novia con comida.

“Ya con la fecha acordada para la boda, familiares, vecinos amigos de los novios, empezaban a aportar para la boda, maíz, chile, frijol; por las tardes se acostumbraba que las dos familias se reunían para desvenar los chiles y desgranar las mazorcas de maíz e ir viendo los preparativos como escoger a los padrinos de velación que acompañarán a los novios en la iglesia durante la ceremonia religiosa, generalmente se escoge al padrino de bautizo de la novia, o del novio en caso de que alguno ya no viviera”, añade Gloria Adrian.

En este periodo de convivencia las dos familias se ponen de acuerdo en los preparativos y la presentación en la iglesia. Los gastos de la velación corren por cuenta de la familia de la novia y los de la boda corren por cuenta de la familia del novio.

“No había padrinos como ahora, era la comunidad que se acercaba y aportaba o se ofrecía para apoyar, tampoco había límite de invitados, entre más gente más aceptación y más bendiciones, ahora es con pases”, dice doña Gloria Adrián, quien reconoce que poco a poco las tradiciones van cambiando y las parejas más jóvenes ya no están dispuestas a seguir todas estas ceremonias previas.

Sin embargo, aún hay familias que llevan a cabo su boda conforme a la tradición de la comunidad.

Uno de los invitados lleva un guajolote como parte de los obsequios a los novios, durante boda en Xoxocotla Morelos. / Cortesía | Martín Benítez

La velación

Previo al día de la boda, se hace el recorrido de la velación, el novio, familia y vecinos salen acompañados de una banda de viento y recorren las calles, en cada esquina se sumaban familias con la aportación del regalo en especie, como el guajolote, gallinas, gallos, carga de leche, maíz, y al ritmo de la música llegan hasta la casa del padrino o del tata (abuelo), donde ya los espera la novia, los reciben para darles la bendición y seguir el recorrido por las calles hasta llegar a la casa de la novia, donde se hace la fiesta de velación, con música y una cena sencilla, de acuerdo a las posibilidades de la familia y las bendiciones recibidas previamente.

La maestra Gloria Adrián detalla que en el centro del patio es costumbre acomodar todos los presentes recibidos, pollos, guajolotes, chivos, marranos, maíz, hojas de maíz, semillas, chiles, servilletas que recibe la familia de la novia y se suman para la celebración de la boda o para ir formando el patrimonio de los novios.

El rito con los padrinos

Desvelados, los novios van por los padrinos para el desayuno de un espumoso chocolate caliente y pan, son ellos los que donan el vestido y ajuar de la novia, y se ponen de acuerdo para decidir si la novia se viste en la casa de los padrinos, de los abuelos o de sus padres, si sale de la casa de los padrinos, tendrá que pasar por los abuelos y los padres antes de llegar a la iglesia; los mismo se hace en el caso de el novio si sale de la casa de sus padres tendrá que pasar por los abuelos o viceversa para llegar a la iglesia de San José Obrero y el Apóstol San Felipe, ubicada en la cabecera municipal.

Pareja de recién casados saliendo de la iglesia “San Felipe Apóstol”, con sus damas de honor. / Cortesía | Martín Benítez

La danza del tamarindo y el guajolote

El rito religioso se realiza como se acostumbra actualmente, con padrinos de anillos, arras, cojines, lazo y el de velación.

Al concluir la ceremonia, se hace un recorrido de la iglesia a la casa del novio, o el recinto de la fiesta (salón), los novios acompañados de la banda de música y al son de la danza del Xochipitzahuatl van bailando la danza del tamarindo, acompañados de familiares, amigos y vecinos quienes van cargando los presentes de la familia de la novia, la tradición era un ropero, ahora llevan estufas, alacenas entre otros muebles, dependiendo de la solvencia de la familia de la novia es la calidad y cantidad de los regalos, originalmente era el ropero y animalitos de corral, nos comparte la señora Julia Ponce Zacarias, habitante de Xoxocotla.

En cántaros de barro llevan agua de tamarindo que van repartiendo en jarritos (ahora algunos usan vasos desechables), y van bailando con los novios que permanecen unidos por el lazo matrimonial colocado en la iglesia.

Se dice que el agua de tamarindo simboliza que el matrimonio es agridulce, a veces más agrio y a veces dulce, pero además es una de las frutas más abundantes en Xoxocotla.

“Aunque ahora a veces hacen agua de otra cosa, se ha vuelto popular que se sea de coco, pero tradicionalmente era de tamarindo y alguna lleva piquete (alcohol) que se les da a los que van acompañando”, dice Julia Ponce.

Posteriormente, con música de viento y sones de chinelo bailan el “guajolote”, en ese momento se entregan los regalos que son animales de corral como parte de los buenos deseos de abundancia.

El banquete tradicionalmente es cochinita, y corre a cuenta de la familia del novio, es preparada con carne de puerco en una especie de adobo de chiles rojos, pero también ofrecen mole verde y rojo que es popular en esta comunidad indígena y se les da a los invitados y padrinos, incluso para llevar.

“Ahora ya se contratan salones y el banquete varía de acuerdo al presupuesto de los novios. Las bodas de los últimos años, ya hay padrinos de música, refrescos, cerveza, bebidas, copas, arreglos, renta de salón entre otros y antes si el patio era insuficiente cerraban las calles”, cuenta don Anacleto Castañeda, habitante del municipio indígena.

El tradicional baile del "Tamarindo" en las bodas de Xoxocotla se realiza con los novios e invitados, que bailan con los regalos otorgados como pollos, gallinas, gallos, marranos, guajolotes. / Cortesía | Martín Benítez

Consumación del matrimonio, una costumbre que desapareció

Una de las costumbres que actualmente ya no se practica, es que el recalentado, se ofrecía como parte de la ceremonia de la consumación del matrimonio.

La mamá del novio, tras la primera noche de los esposos, entraba por la ropa de cama para lavarla y confirmar que la novia era virgen y tendían en la cerca de las casas las sábanas. Sin embargo esa costumbre ya desapareció, indica la maestra Gloria Adrián.

Invitados y familiares que acompañan a los novios en el recorrido por las calles de Xoxocotla, portando los regalos, que son semillas y animales de granja. / Cortesía | Martín Benítez

La boda de las que no fueron pedidas

Hasta hace unas cinco décadas las mujeres que se iban con el novio, tenían tres días para ir a pedir perdón, la familia del novio acudía a la casa de la familia de la novia con el canasto de pan, si era recibido la pareja se hincaba de rodillas y tenía que escuchar los reclamos de los padres y los abuelos. Sin embargo, la familia de la novia ya no participaba para determinar la fecha de la boda, la decidía la familia del novio.

“Pero además ya no era pedida ya no podía casarse de blanco tenía que escoger un vestido de color azul o rosa, y los padrinos podían declinar su apoyo a los novios, aunque eso ya quedó en el pasado, ahora todas se casan de blanco”, dice don Anacleto Castañeda.

Aunque señala que el resto de preparativos es igual.

Tras cinco siglos de dominación muchas de las tradiciones han cambiado, y unas que esta por extinguirse por las secuelas de la discriminación y la influencia de la modernidad entre otros factores, las nuevas generaciones van perdiendo el valor de las normas de la cultura, y la comunidad se ha trasformado, concluye la maestra Gloria Adrián.



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En el municipio indígena de Xoxocotla, al sur de Morelos, el rito de la boda es toda una tradición, cuando el novio “se roba” a la mujer sin antes casarse, deberán regresar a pedir perdón a los pocos días para que la boda se lleve a cabo. En el caso de que la mujer llegué “virgen” al matrimonio, también es una gran fiesta, por el orgullo que representa para la familia de la novia.

En ambos casos, la celebración dependerá de la capacidad económica y los acuerdos de las familias y la comunidad.

Xoxocotla cuenta con una población de alrededor de 28 mil habitantes, cuya actividad económica predominante es el comercio al menudeo y la mano de obra en la construcción.

La producción de la actividad agrícola es de caña en las tierras de riego, y de maíz, frijol y cacahuate en siembra de temporal.

Es una población de gente aguerrida, la resistencia que los caracteriza ha permitido conservar usos y costumbres mezcladas con la influencia de las poblaciones más citadinas.

Así acompañan en el municipio indígena de Xoxocotla, Morelos, a los novios en su trayecto de la iglesia al lugar donde será la fiesta. / Cortesía | Martín Benítez

Los preparativos del matrimonio

Hasta hace cinco décadas, en Xoxocotla había tres tipos de uniones, la de las “pedidas”, las que son “robadas” y se casan posteriormente y la unión libre, en el caso de está última no se realizaba ningún ritual en especial, cuenta la maestra de la comunidad, ahora ya jubilada, Gloria Adrián Gervasio.

La boda de “las pedidas”, sin embargo, es la que conlleva una mayor tradición. Los padres y la familia del novio, primero van pedir la mano de la novia llevando consigo por lo menos un canasto nuevo con el mejor pan, cubierto con servilletas nuevas bordadas.

Al ser aceptados por la familia de la novia, las familias más pudientes lo celebraban con la quema de cohetes y, en una semana, regresan con nuevos presentes para establecer la fecha de la boda y son recibidos por la familia de la novia con comida.

“Ya con la fecha acordada para la boda, familiares, vecinos amigos de los novios, empezaban a aportar para la boda, maíz, chile, frijol; por las tardes se acostumbraba que las dos familias se reunían para desvenar los chiles y desgranar las mazorcas de maíz e ir viendo los preparativos como escoger a los padrinos de velación que acompañarán a los novios en la iglesia durante la ceremonia religiosa, generalmente se escoge al padrino de bautizo de la novia, o del novio en caso de que alguno ya no viviera”, añade Gloria Adrian.

En este periodo de convivencia las dos familias se ponen de acuerdo en los preparativos y la presentación en la iglesia. Los gastos de la velación corren por cuenta de la familia de la novia y los de la boda corren por cuenta de la familia del novio.

“No había padrinos como ahora, era la comunidad que se acercaba y aportaba o se ofrecía para apoyar, tampoco había límite de invitados, entre más gente más aceptación y más bendiciones, ahora es con pases”, dice doña Gloria Adrián, quien reconoce que poco a poco las tradiciones van cambiando y las parejas más jóvenes ya no están dispuestas a seguir todas estas ceremonias previas.

Sin embargo, aún hay familias que llevan a cabo su boda conforme a la tradición de la comunidad.

Uno de los invitados lleva un guajolote como parte de los obsequios a los novios, durante boda en Xoxocotla Morelos. / Cortesía | Martín Benítez

La velación

Previo al día de la boda, se hace el recorrido de la velación, el novio, familia y vecinos salen acompañados de una banda de viento y recorren las calles, en cada esquina se sumaban familias con la aportación del regalo en especie, como el guajolote, gallinas, gallos, carga de leche, maíz, y al ritmo de la música llegan hasta la casa del padrino o del tata (abuelo), donde ya los espera la novia, los reciben para darles la bendición y seguir el recorrido por las calles hasta llegar a la casa de la novia, donde se hace la fiesta de velación, con música y una cena sencilla, de acuerdo a las posibilidades de la familia y las bendiciones recibidas previamente.

La maestra Gloria Adrián detalla que en el centro del patio es costumbre acomodar todos los presentes recibidos, pollos, guajolotes, chivos, marranos, maíz, hojas de maíz, semillas, chiles, servilletas que recibe la familia de la novia y se suman para la celebración de la boda o para ir formando el patrimonio de los novios.

El rito con los padrinos

Desvelados, los novios van por los padrinos para el desayuno de un espumoso chocolate caliente y pan, son ellos los que donan el vestido y ajuar de la novia, y se ponen de acuerdo para decidir si la novia se viste en la casa de los padrinos, de los abuelos o de sus padres, si sale de la casa de los padrinos, tendrá que pasar por los abuelos y los padres antes de llegar a la iglesia; los mismo se hace en el caso de el novio si sale de la casa de sus padres tendrá que pasar por los abuelos o viceversa para llegar a la iglesia de San José Obrero y el Apóstol San Felipe, ubicada en la cabecera municipal.

Pareja de recién casados saliendo de la iglesia “San Felipe Apóstol”, con sus damas de honor. / Cortesía | Martín Benítez

La danza del tamarindo y el guajolote

El rito religioso se realiza como se acostumbra actualmente, con padrinos de anillos, arras, cojines, lazo y el de velación.

Al concluir la ceremonia, se hace un recorrido de la iglesia a la casa del novio, o el recinto de la fiesta (salón), los novios acompañados de la banda de música y al son de la danza del Xochipitzahuatl van bailando la danza del tamarindo, acompañados de familiares, amigos y vecinos quienes van cargando los presentes de la familia de la novia, la tradición era un ropero, ahora llevan estufas, alacenas entre otros muebles, dependiendo de la solvencia de la familia de la novia es la calidad y cantidad de los regalos, originalmente era el ropero y animalitos de corral, nos comparte la señora Julia Ponce Zacarias, habitante de Xoxocotla.

En cántaros de barro llevan agua de tamarindo que van repartiendo en jarritos (ahora algunos usan vasos desechables), y van bailando con los novios que permanecen unidos por el lazo matrimonial colocado en la iglesia.

Se dice que el agua de tamarindo simboliza que el matrimonio es agridulce, a veces más agrio y a veces dulce, pero además es una de las frutas más abundantes en Xoxocotla.

“Aunque ahora a veces hacen agua de otra cosa, se ha vuelto popular que se sea de coco, pero tradicionalmente era de tamarindo y alguna lleva piquete (alcohol) que se les da a los que van acompañando”, dice Julia Ponce.

Posteriormente, con música de viento y sones de chinelo bailan el “guajolote”, en ese momento se entregan los regalos que son animales de corral como parte de los buenos deseos de abundancia.

El banquete tradicionalmente es cochinita, y corre a cuenta de la familia del novio, es preparada con carne de puerco en una especie de adobo de chiles rojos, pero también ofrecen mole verde y rojo que es popular en esta comunidad indígena y se les da a los invitados y padrinos, incluso para llevar.

“Ahora ya se contratan salones y el banquete varía de acuerdo al presupuesto de los novios. Las bodas de los últimos años, ya hay padrinos de música, refrescos, cerveza, bebidas, copas, arreglos, renta de salón entre otros y antes si el patio era insuficiente cerraban las calles”, cuenta don Anacleto Castañeda, habitante del municipio indígena.

El tradicional baile del "Tamarindo" en las bodas de Xoxocotla se realiza con los novios e invitados, que bailan con los regalos otorgados como pollos, gallinas, gallos, marranos, guajolotes. / Cortesía | Martín Benítez

Consumación del matrimonio, una costumbre que desapareció

Una de las costumbres que actualmente ya no se practica, es que el recalentado, se ofrecía como parte de la ceremonia de la consumación del matrimonio.

La mamá del novio, tras la primera noche de los esposos, entraba por la ropa de cama para lavarla y confirmar que la novia era virgen y tendían en la cerca de las casas las sábanas. Sin embargo esa costumbre ya desapareció, indica la maestra Gloria Adrián.

Invitados y familiares que acompañan a los novios en el recorrido por las calles de Xoxocotla, portando los regalos, que son semillas y animales de granja. / Cortesía | Martín Benítez

La boda de las que no fueron pedidas

Hasta hace unas cinco décadas las mujeres que se iban con el novio, tenían tres días para ir a pedir perdón, la familia del novio acudía a la casa de la familia de la novia con el canasto de pan, si era recibido la pareja se hincaba de rodillas y tenía que escuchar los reclamos de los padres y los abuelos. Sin embargo, la familia de la novia ya no participaba para determinar la fecha de la boda, la decidía la familia del novio.

“Pero además ya no era pedida ya no podía casarse de blanco tenía que escoger un vestido de color azul o rosa, y los padrinos podían declinar su apoyo a los novios, aunque eso ya quedó en el pasado, ahora todas se casan de blanco”, dice don Anacleto Castañeda.

Aunque señala que el resto de preparativos es igual.

Tras cinco siglos de dominación muchas de las tradiciones han cambiado, y unas que esta por extinguirse por las secuelas de la discriminación y la influencia de la modernidad entre otros factores, las nuevas generaciones van perdiendo el valor de las normas de la cultura, y la comunidad se ha trasformado, concluye la maestra Gloria Adrián.



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