Tanatología, una ciencia con poca difusión

De acuerdo con karla Mariel Elizalde, psicóloga y tanatóloga, no hay una cultura del cuidado emocional y mucho menos se atiende de manera puntual la pérdida de una relación, un trabajo y hasta un ser querido, hechos que requiere de una atención psicológica.

La experta asegura que todos estos cambios marcan significativamente la vida del ser humano, y se viven como un duelo.

Es por esto que Eduardo Sánchez Martínez, director de Fomento Empresarial del Empleo en el Ayuntamiento de Cuernavaca, interesado en el tema llevó a cabo un foro de la mano de la iniciativa privada para informar y brindar herramientas.

Más del 80 por ciento de los asistentes fueron mujeres, quienes atendieron la información y recomendaciones de los expertos.

Sánchez Martínez comentó que este tema es parte de la agenda que tiene el Ayuntamiento, porque a través de diferentes mesas de trabajo escucharon algunas de las inquietudes que tiene la gente, entre ellas el tema psicológico en diferentes situaciones.

"Estos son temas en favor de la sociedad civil sin ningún costo", comentó Sánchez Martínez.

Destacó que se debe de concientizar y entender de la manera más saludable posible un cambio de vida, porque al momento de cumplir con las tareas laborales muchos de los problemas que se viven en casa, dentro de la familia o la pareja, afectan el desempeño y desarrollo de las personas en sus puestos de trabajo, “hay que entenderlos y ver cuáles son estas etapas para darle un seguimiento”, agregó.

Finalmente mencionó que el manejo de las emociones es importante para cualquier ámbito de desarrollo humano, “es necesario solventar todos los problemas emocionales que podemos tener para desarrollarse mejor y estar preparado emocionalmente cuando un empleo no se da o nos dan las gracias de algún otro”, concluyó.

¿Qué es la tanatología?

De acuerdo con el Instituto Nacional de Tanatología, la disciplina científica de la tanatología se encarga de encontrar el sentido al proceso de la muerte, sus ritos y también se encarga de los duelos derivados de pérdidas significativas que no tengan que ver con la muerte física o enfermos terminales.

Quienes reciben apoyo desarrollan habilidades para asumir cualquier tipo de pérdida, para que sean autónomos durante el duelo.

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