/ sábado 22 de enero de 2022

El rezago escolar es otro efecto secundario de la pandemia

Las clases a distancia no fueron suficientes para evitar la caída en el rendimiento académico

Luis pasó a quinto año de primaria solo viendo la televisión de vez en cuando y entregando las tareas que él mismo decidió hacer. Dice tener novia y confiesa que no ha logrado aprender las tablas de multiplicar porque recién regresó a las clases presenciales después de más de un año tratando de “captar” lo que puede como parte del programa “Aprende en Casa”. Su caso se replica en niñas, niños y adolescentes a lo largo y ancho del estado.

En Morelos, después de más de un año de pandemia, encierro y de clases a distancia, significó un retroceso importante en el rezago educativo que se tenía, pues la población analfabeta, es decir, aquella que no sabe leer ni escribir, creció un punto porcentual que “equivale a 66 mil 333 personas”, según datos del Instituto Estatal de Educación para Adultos (INEEA). Pero esta condición no se limita a la entidad, sino a todo el país.

“En el último censo se actualizaron los datos sobre cómo estamos en el estado. Nosotros debimos haber cerrado en 2020 con el 3.4 por ciento de analfabetismo en Morelos. No obstante, por pandemia cerramos en 4.4 por ciento de la población mayor a 15 años de edad que es analfabeta”, precisa Grethel Streber Ramírez, directora del INEEA.

Si se habla de rezago educativo es aún mayor, ya que el 27.7 por ciento de la población morelense ha caído en alguna de sus formas: 7.89 por ciento en primaria, y 15.39 por ciento en secundaria.

En cifras esto significa que 416 mil personas cayeron en rezago en alguno de estos niveles en Morelos. Así es como la entidad se colocó en el sitio 20 en relación al resto del país, y en el lugar 23 en materia de rezago en el nivel básico.

Punteros en analfabetismo

“Nosotros siempre habíamos tenido a Axochiapan como el municipio con mayor rezago, ya sea en rezago en general y en analfabetismo, pero ahorita que se sumaron los municipios indígenas la situación cambió; en cuestión de analfabetismo el mayor porcentaje es Coatetelco con el 10.6 por ciento, y Axochiapan con el 9.6 por ciento de analfabetismo”.

En materia de rezago, Coatetelco tiene un mayor porcentaje con el 57.1 por ciento de su población, seguido por Hueyapan con el 52.9 por ciento.

Pero la ciudad capital no es ajena a los efectos del rezago educativo, pues “Cuernavaca tiene el 2.2 por ciento de su población mayor de 15 años que no sabe leer ni escribir, o en analfabetismo.

Sin embargo, en número de personas esto significa que son seis mil 623”, contrario a otros municipios como Tlalnepantla, que tiene 245 analfabetas, aunque el porcentaje se calcula con base a la densidad poblacional.

Streber Ramírez revela que el programa que atiende a menores de 10 a 14 años de edad que abandonaron las escuelas regulares creció en cuanto a su demanda.

“Tuvimos mil 012 niños atendidos durante el 2021. De ellos, 600 ya lograron alguno de sus exámenes y han acreditado su primaria 63 niños, porque tienen que hacer 6 exámenes en total”. En un año regular son alrededor de 700 menores los que solicitan este servicio, pues opera bajo cuatro criterios: por haber sufrido acoso escolar, situación socioeconómica, de salud o por migración.

Del total de los estudiantes que acreditaron su primaria con este sistema, un 70 por ciento se ha reincorporado al sistema escolarizado para continuar con su formación secundaria, al resto se le invita a que continúe en la institución a fin de evitar que vuelvan a caer en el rezago.

Al rescate del estudiante que ha perdido la brújula

En trabajo de campo y con la participación de los municipios para invitar e insistir a los menores que han abandonado las aulas, son las formas en que se busca abatir el rezago a pesar de las condiciones que obliga la pandemia.

“Atendemos generalmente a personas rezagadas en todo, no solo en educación, a veces también sus comunidades son rezagadas en cuanto a servicios que ellos deberían tener, entonces en su mayoría no contaban con telefonía o internet, nuestros asesores daban clases a distancia por plataformas o videos, como si fuera la asesoría, y lo más austero a lo que pudimos llegar fue telefónica”.

¿Cómo abatir el problema?

Para Itzel Carmona Gándara, experta en educación, abatir el rezago educativo en el que se encuentra el país y el estado derivado de la pandemia, debe venir de un cambio radical “en la política pública educativa nacional”, y de la mano con un presupuesto suficiente para hacerle frente al reto que significa.

Reconoce que dicho problema se agudizó, pero también se debe hacer la diferenciación entre el rezago educativo, el cual “es un término que se utiliza para referirnos a las personas que cumpliendo 15 años de edad o más no han podido alcanzar estudios de nivel básico, alguno o todos: (preescolar, primaria, secundaria)”.

Por otro lado, el rezago educativo acumulado “es la condición de atraso en que muchos estudiantes están: situaciones como el abandono escolar, es decir, quienes dejaron de asistir a clases, también a que la transmisión de conocimientos no fue la óptima a través de los medios remotos, en fin, que el aprendizaje de los contenidos en los planes de estudios o se vio truncado o detenido, por así decirlo”.

Aplicar un plan nacional sería un error, pues cada entidad debe asumirlo con sus respectivas particularidades desde varias aristas, por mínimas que se perciban, dijo.


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Luis pasó a quinto año de primaria solo viendo la televisión de vez en cuando y entregando las tareas que él mismo decidió hacer. Dice tener novia y confiesa que no ha logrado aprender las tablas de multiplicar porque recién regresó a las clases presenciales después de más de un año tratando de “captar” lo que puede como parte del programa “Aprende en Casa”. Su caso se replica en niñas, niños y adolescentes a lo largo y ancho del estado.

En Morelos, después de más de un año de pandemia, encierro y de clases a distancia, significó un retroceso importante en el rezago educativo que se tenía, pues la población analfabeta, es decir, aquella que no sabe leer ni escribir, creció un punto porcentual que “equivale a 66 mil 333 personas”, según datos del Instituto Estatal de Educación para Adultos (INEEA). Pero esta condición no se limita a la entidad, sino a todo el país.

“En el último censo se actualizaron los datos sobre cómo estamos en el estado. Nosotros debimos haber cerrado en 2020 con el 3.4 por ciento de analfabetismo en Morelos. No obstante, por pandemia cerramos en 4.4 por ciento de la población mayor a 15 años de edad que es analfabeta”, precisa Grethel Streber Ramírez, directora del INEEA.

Si se habla de rezago educativo es aún mayor, ya que el 27.7 por ciento de la población morelense ha caído en alguna de sus formas: 7.89 por ciento en primaria, y 15.39 por ciento en secundaria.

En cifras esto significa que 416 mil personas cayeron en rezago en alguno de estos niveles en Morelos. Así es como la entidad se colocó en el sitio 20 en relación al resto del país, y en el lugar 23 en materia de rezago en el nivel básico.

Punteros en analfabetismo

“Nosotros siempre habíamos tenido a Axochiapan como el municipio con mayor rezago, ya sea en rezago en general y en analfabetismo, pero ahorita que se sumaron los municipios indígenas la situación cambió; en cuestión de analfabetismo el mayor porcentaje es Coatetelco con el 10.6 por ciento, y Axochiapan con el 9.6 por ciento de analfabetismo”.

En materia de rezago, Coatetelco tiene un mayor porcentaje con el 57.1 por ciento de su población, seguido por Hueyapan con el 52.9 por ciento.

Pero la ciudad capital no es ajena a los efectos del rezago educativo, pues “Cuernavaca tiene el 2.2 por ciento de su población mayor de 15 años que no sabe leer ni escribir, o en analfabetismo.

Sin embargo, en número de personas esto significa que son seis mil 623”, contrario a otros municipios como Tlalnepantla, que tiene 245 analfabetas, aunque el porcentaje se calcula con base a la densidad poblacional.

Streber Ramírez revela que el programa que atiende a menores de 10 a 14 años de edad que abandonaron las escuelas regulares creció en cuanto a su demanda.

“Tuvimos mil 012 niños atendidos durante el 2021. De ellos, 600 ya lograron alguno de sus exámenes y han acreditado su primaria 63 niños, porque tienen que hacer 6 exámenes en total”. En un año regular son alrededor de 700 menores los que solicitan este servicio, pues opera bajo cuatro criterios: por haber sufrido acoso escolar, situación socioeconómica, de salud o por migración.

Del total de los estudiantes que acreditaron su primaria con este sistema, un 70 por ciento se ha reincorporado al sistema escolarizado para continuar con su formación secundaria, al resto se le invita a que continúe en la institución a fin de evitar que vuelvan a caer en el rezago.

Al rescate del estudiante que ha perdido la brújula

En trabajo de campo y con la participación de los municipios para invitar e insistir a los menores que han abandonado las aulas, son las formas en que se busca abatir el rezago a pesar de las condiciones que obliga la pandemia.

“Atendemos generalmente a personas rezagadas en todo, no solo en educación, a veces también sus comunidades son rezagadas en cuanto a servicios que ellos deberían tener, entonces en su mayoría no contaban con telefonía o internet, nuestros asesores daban clases a distancia por plataformas o videos, como si fuera la asesoría, y lo más austero a lo que pudimos llegar fue telefónica”.

¿Cómo abatir el problema?

Para Itzel Carmona Gándara, experta en educación, abatir el rezago educativo en el que se encuentra el país y el estado derivado de la pandemia, debe venir de un cambio radical “en la política pública educativa nacional”, y de la mano con un presupuesto suficiente para hacerle frente al reto que significa.

Reconoce que dicho problema se agudizó, pero también se debe hacer la diferenciación entre el rezago educativo, el cual “es un término que se utiliza para referirnos a las personas que cumpliendo 15 años de edad o más no han podido alcanzar estudios de nivel básico, alguno o todos: (preescolar, primaria, secundaria)”.

Por otro lado, el rezago educativo acumulado “es la condición de atraso en que muchos estudiantes están: situaciones como el abandono escolar, es decir, quienes dejaron de asistir a clases, también a que la transmisión de conocimientos no fue la óptima a través de los medios remotos, en fin, que el aprendizaje de los contenidos en los planes de estudios o se vio truncado o detenido, por así decirlo”.

Aplicar un plan nacional sería un error, pues cada entidad debe asumirlo con sus respectivas particularidades desde varias aristas, por mínimas que se perciban, dijo.


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