/ domingo 13 de febrero de 2022

Muere Fernando 'La Cira' Dávila, leyenda del Zacatepec

Fernando tenía 93 años, y jugó en el equipo desde 1950 para posteriormente convertirse en el entrenador de Cañeros

Fernando 'La Cira' Dávila, jugador y entrenador del Zacatepec murió este fin de semana. La noticia conmovió los corazones de los morelenses, especialmente en Zacatepec. Se prevé que sea sepultado este lunes después de un homenaje por parte del Ingenio.

Fernando jugó desde 1950 en el equipo, y posteriormente se convirtió en el último entrenador de los auténticos Cañeros del Club Deportivo Zacatepec.

“La Cira” Dávila fue el entrenador titular en el último torneo de la Primera División del Futbol profesional mexicano para el equipo cañero, bajo su mando descendió en aquel recordado partido cuando se enfrentó al Club Necaxa y terminó en una verdadera batalla en las tribunas al ver que su equipo no funcionaba; cuando Alfredo “Harapos” Morales fallaba aquel penalti y el Necaxa aumentaba su cuenta, los aficionados invadieron el terreno de juego quitando las porterías, la malla metálica, los sonidos, y los aficionados pedían la cabeza y apedreaban el vestidor donde se encontraba “La Cira” Dávila, hubo un momento en que quería salir, pero su compadre Raúl “Piteco” Sánchez lo detenía, los aficionados se quedaron en el estadio hasta como alrededor de las 7 de la noche en que llegó el ejército y se escucharon balazos en la calle y así se desalojó todo.

Archivo | El Sol de Cuernavaca

“La Cira”, Jugador emblema del Zacatepec, estuvo en el equipo desde el primer ascenso en la temporada 1950-1951 cuando le ganaron al Toluca por 2-0, hasta el último descenso de los Cañeros en el torneo 1984-1985, ocurrido el 19 de mayo, al perder contra Necaxa.

Fue campeón de liga en la temporada 1954-55 y 1957-58, Campeón de copa en 1957 y 1959 y campeón de campeones en 1958.

“La Cira’’ Dávila nació un 2 de junio en la Ciudad de México, pero no se supo con exactitud el año, pues cuando era pequeño se quemó la humilde vivienda que habitaban en la colonia Santo Tomás en el Distrito Federal, siendo consumida en su totalidad por el fuego, desapareciendo sus documentos, por ello no podía saber el año en que nació, aunque estima que fue en 1930.

Para sacar la edad de “La Cira” se tuvo que sacar la fecha del incendio del Parque Asturias en el Distrito Federal porque recordaba que tenía entre 7 y 8 años de edad y estuvo en el Asturias, así que sus años de vida fueron alrededor de 93-94, el apodo de “La Cira’’ fue por doña Cirila, la señora que lo cuidaba de pequeño mientras su madre Doña Vicentita Roldán trabajaba en la Nevería Vikin del Distrito Federal.

Como era muy inquieto, se iba de mosca decía, cruzando toda la ciudad, doña Cirila le recomendó a la mamá de Fernando que lo internara en el Hospicio Nacional Infantil, ubicado en Tlalpan, cerca del Parque Asturias, por lo que desde pequeño asistía a los partidos de futbol celebrados en ese desaparecido inmueble en donde vio jugar a Isidro Lángara, al “Pirata” Fuente, al “Chavo” Urquiaga, el portero que había dejado el Barcelona para jugar en México, entre otros tantos que eran todo un espectáculo.

Vivió varios años en ese orfanato, en el cual se formó. Considera que Dios siempre estuvo a su lado y le ayudó a ser un hombre de bien. En el internado cursó su instrucción Primaria contra viento y marea.

Después ingresó a la Vocacional, en la cual formó parte del equipo de futbol, competía en un torneo que se jugaba en el campo Vivanco, en ese entonces conoció a Manuel Osorno “El Tribilín”, centro delantero del San Fernando, quien era el segundo a bordo del contratista que tenía a su cargo la construcción en el interior del Ingenio Emiliano Zapata de Zacatepec.

Manuel Osorno lo invitó a visitar Zacatepec, debiéndole pedir permiso a su mamá para realizar el viaje al Ingenio. El camión salió con retraso, llegaron con mucho retardo primero a Cuernavaca y antes de llegar a Zacatepec le dio miedo al ver el puente del río Apatlaco en la entrada del poblado, que era de madera en ese entonces y se movía mucho. Tenía 20 metros de largo y se le hizo eterno pasarlo, por lo que se agarró bien mientras pasaban.

Archivo | El Sol de Cuernavaca

Al llegar a Zacatepec lo primero que vio fue el frontón y se alegró, la cancha de béisbol y la alberca con sus trampolines, ubicada a un lado del campo de futbol donde es en la actualidad la Escuela Secundaria “Enrique González Aparicio”, quien fue gerente del Ingenio y falleció en un accidente aéreo con rumbo a Acapulco.

Nunca imaginó que iba a ser el escenario de las grandes hazañas y momentos tristes de los Cañeros. Le gustó mucho la población por las instalaciones deportivas que tenía, ya que contaba con cancha de basquetbol, frontón, campo de béisbol y una plaza de toros, “aquí ya la hice” dijo, porque le gustaba mucho el deporte.

Después del atolondrado viaje se fueron a descansar a una galera, así los hospedaban, el profesor Nacho Trelles fue también igual, en la cual había siete u ocho catres de tijera, en los que dormían los trabajadores que estaban al mando de su amigo Manuel Osorno.

Posteriormente fueron a conocer las instalaciones del Ingenio y en el tiempo libre luego del recorrido, fueron a ver un partido de futbol, en ese entonces se jugaba a las cuatro de la tarde en la misma cancha de lo que con el tiempo fue Agustín “Coruco” Díaz.

Zacatepec le causó mucha impresión y le gustó para quedarse a vivir. A su regreso al Distrito Federal comentó a su mamá que le habían ofrecido trabajo en el Ingenio Emiliano Zapata y estaba entusiasmado y quería volver. Con el consentimiento de su madre se fue a trabajar a la que con el tiempo fue llamada Selva Cañera, tenía en ese entonces 17 años, pero jugaba muy bien.

Su amigo Osorno lo integró a Fernando “La Cira’’ Dávila al Club Deportivo Zacatepec, que en ese entonces participaba en el torneo nacional donde fueron campeones tres veces el Zacatepec representando al estado, era dirigido por Gabriel Díaz Garcilazo, quien era primo e hiciera llegar al Zacatepec a Horacio Casarín, y que en el tiempo del gobernador Antonio Riva Palacio López estuvo como presidente del equipo Zacatepec junto con el señor Doubernard y el ex árbitro Joaquín Urrea.

Con el apoyo del Ingenio el Zacatepec ingresó por primera vez a la creada Segunda División, de la cual fue fundador y primer campeón, logrando el ascenso al mando del profesor Ignacio Trelles. Ningún equipo ha tenido un debut tan exitoso en Primera División como el de los Cañeros, que derrotaron al Veracruz por 8-0 el 29 de julio de 1951.

Fernando “La Cira’’ Dávila fue el primer medio de contención del futbol mexicano, encomienda del técnico Nacho Trelles, creador de esta posición. El más grande entrenador de México le ordenaba que durante los partidos marcara al mejor jugador del equipo contrario, misión que cumplió durante 15 años en el Zacatepec. Señaló la “Cira”, que al único jugador que nunca pudo quitarle el balón, fue a Sabás Ponce del Guadalajara, era muy bueno, siempre jugaba de primera intención y no me permitía llegarle, de inmediato se deshacía del balón, yo le decía, quédate con la pelota, pero no me hacía caso, dijo.

Nacho Trelles lo quería mucho, recuerda Fernando que en un partido contra el Oro de Guadalajara en el Estadio Oblatos de Guadalajara, el profe Trelles le ordenó que hiciera una marca personal sobre el brasileño Luis Juracy, al cual anuló por completo y terminó Juracy por replegarse, siendo éste uno de los mejores partidos de la “Cira”, así lo consideró su técnico Trelles. Aunque “La Cira” terminó muy enojado pues comenta que Juracy, al verse imposibilitado por “La Cira”, se fue a platicar con su portero, dejando de participar en el juego, así como su marcador “La Cira”, que lo único que quería era seguir cerca de la jugada, hacía una marcación de estampilla.

Archivo | El Sol de Cuernavaca

Ese enorme rendimiento lo llevó a ser seleccionado nacional, junto con el recordado José “El Bigotón” Vela, quienes fueron llamados varias veces para integrarse a la selección mexicana.

A “La Cira” nunca le gustó jugar el balón con la cabeza, tenía un mal recuerdo, eran muy duros, pues de pequeño le dio un cabezazo al balón de carnaza, mojado, con arena, duro como una roca, y terminó muy mareado por el golpe. Desde entonces no le gustaba cabecear, sin embargo en un juego contra el Oro de Jalisco, entró a disputar un balón por alto contra Arenaza, y éste de pronto se agachó y nuevamente “La Cira” fue noqueado por el balón, fue tremendo el golpe al grado de que fue sacado del juego por Horacio Casarín y eso que en ese tiempo no existían los cambios como los hay en la actualidad, si es que no los han acabado.

La “La Cira” nos comentaba, que durante la gira que Zacatepec hizo a Honduras, en 1955, su compañero “El Chato” Ortiz, que ya había ido a Honduras, le platica que allá no había chiles, por lo que “La Cira” tuvo que llevar sus chiles desde Zacatepec. En el aeropuerto, sus compañeros se empezaron a burlar por los chiles que llevaba, pero a la hora de la comida, todos le pedían un chilito, pero no les dio por lo que había pasado antes.

Fernando “Cira” Dávila fue muy conocido como la “canica”, porque desde muy joven siempre tenía una canica en la boca, al principio era de piedra, pero después, comenta que “subió de categoría, jugando en Primera División” así que la canica ahora tenía que ser de vidrio.

“La Cira” siempre se definió un jugador muy duro, muy “entrón” como el mismo se señaló, era muy leal, solo tuvo una expulsión en toda su carrera, y fue porque jugando contra el Cruz Azul, El “Kalimán” Guzmán fue burlado por “El Coruco” Díaz, y "El Kalimán” le tiró una patada, “eso me dio mucho coraje y me agarré a golpes con el Kalimán y por eso me expulsaron.”

Al término de su vida como futbolista, Fernando se preparó como entrenador, trabajando con las fuerzas básicas del Zacatepec, hasta que tuvo la oportunidad de dirigir al primer equipo, en la temporada 1984-85, siendo el entrenador que cargó con la derrota en la liguilla por el no descenso contra los electricistas del Necaxa, el último entrenador del Club Deportivo los Cañeros del Zacatepec, ahora descansa en paz, que Dios le de fortaleza a su familia.



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Un vistazo a la 'Semana en Imágenes'

Fernando 'La Cira' Dávila, jugador y entrenador del Zacatepec murió este fin de semana. La noticia conmovió los corazones de los morelenses, especialmente en Zacatepec. Se prevé que sea sepultado este lunes después de un homenaje por parte del Ingenio.

Fernando jugó desde 1950 en el equipo, y posteriormente se convirtió en el último entrenador de los auténticos Cañeros del Club Deportivo Zacatepec.

“La Cira” Dávila fue el entrenador titular en el último torneo de la Primera División del Futbol profesional mexicano para el equipo cañero, bajo su mando descendió en aquel recordado partido cuando se enfrentó al Club Necaxa y terminó en una verdadera batalla en las tribunas al ver que su equipo no funcionaba; cuando Alfredo “Harapos” Morales fallaba aquel penalti y el Necaxa aumentaba su cuenta, los aficionados invadieron el terreno de juego quitando las porterías, la malla metálica, los sonidos, y los aficionados pedían la cabeza y apedreaban el vestidor donde se encontraba “La Cira” Dávila, hubo un momento en que quería salir, pero su compadre Raúl “Piteco” Sánchez lo detenía, los aficionados se quedaron en el estadio hasta como alrededor de las 7 de la noche en que llegó el ejército y se escucharon balazos en la calle y así se desalojó todo.

Archivo | El Sol de Cuernavaca

“La Cira”, Jugador emblema del Zacatepec, estuvo en el equipo desde el primer ascenso en la temporada 1950-1951 cuando le ganaron al Toluca por 2-0, hasta el último descenso de los Cañeros en el torneo 1984-1985, ocurrido el 19 de mayo, al perder contra Necaxa.

Fue campeón de liga en la temporada 1954-55 y 1957-58, Campeón de copa en 1957 y 1959 y campeón de campeones en 1958.

“La Cira’’ Dávila nació un 2 de junio en la Ciudad de México, pero no se supo con exactitud el año, pues cuando era pequeño se quemó la humilde vivienda que habitaban en la colonia Santo Tomás en el Distrito Federal, siendo consumida en su totalidad por el fuego, desapareciendo sus documentos, por ello no podía saber el año en que nació, aunque estima que fue en 1930.

Para sacar la edad de “La Cira” se tuvo que sacar la fecha del incendio del Parque Asturias en el Distrito Federal porque recordaba que tenía entre 7 y 8 años de edad y estuvo en el Asturias, así que sus años de vida fueron alrededor de 93-94, el apodo de “La Cira’’ fue por doña Cirila, la señora que lo cuidaba de pequeño mientras su madre Doña Vicentita Roldán trabajaba en la Nevería Vikin del Distrito Federal.

Como era muy inquieto, se iba de mosca decía, cruzando toda la ciudad, doña Cirila le recomendó a la mamá de Fernando que lo internara en el Hospicio Nacional Infantil, ubicado en Tlalpan, cerca del Parque Asturias, por lo que desde pequeño asistía a los partidos de futbol celebrados en ese desaparecido inmueble en donde vio jugar a Isidro Lángara, al “Pirata” Fuente, al “Chavo” Urquiaga, el portero que había dejado el Barcelona para jugar en México, entre otros tantos que eran todo un espectáculo.

Vivió varios años en ese orfanato, en el cual se formó. Considera que Dios siempre estuvo a su lado y le ayudó a ser un hombre de bien. En el internado cursó su instrucción Primaria contra viento y marea.

Después ingresó a la Vocacional, en la cual formó parte del equipo de futbol, competía en un torneo que se jugaba en el campo Vivanco, en ese entonces conoció a Manuel Osorno “El Tribilín”, centro delantero del San Fernando, quien era el segundo a bordo del contratista que tenía a su cargo la construcción en el interior del Ingenio Emiliano Zapata de Zacatepec.

Manuel Osorno lo invitó a visitar Zacatepec, debiéndole pedir permiso a su mamá para realizar el viaje al Ingenio. El camión salió con retraso, llegaron con mucho retardo primero a Cuernavaca y antes de llegar a Zacatepec le dio miedo al ver el puente del río Apatlaco en la entrada del poblado, que era de madera en ese entonces y se movía mucho. Tenía 20 metros de largo y se le hizo eterno pasarlo, por lo que se agarró bien mientras pasaban.

Archivo | El Sol de Cuernavaca

Al llegar a Zacatepec lo primero que vio fue el frontón y se alegró, la cancha de béisbol y la alberca con sus trampolines, ubicada a un lado del campo de futbol donde es en la actualidad la Escuela Secundaria “Enrique González Aparicio”, quien fue gerente del Ingenio y falleció en un accidente aéreo con rumbo a Acapulco.

Nunca imaginó que iba a ser el escenario de las grandes hazañas y momentos tristes de los Cañeros. Le gustó mucho la población por las instalaciones deportivas que tenía, ya que contaba con cancha de basquetbol, frontón, campo de béisbol y una plaza de toros, “aquí ya la hice” dijo, porque le gustaba mucho el deporte.

Después del atolondrado viaje se fueron a descansar a una galera, así los hospedaban, el profesor Nacho Trelles fue también igual, en la cual había siete u ocho catres de tijera, en los que dormían los trabajadores que estaban al mando de su amigo Manuel Osorno.

Posteriormente fueron a conocer las instalaciones del Ingenio y en el tiempo libre luego del recorrido, fueron a ver un partido de futbol, en ese entonces se jugaba a las cuatro de la tarde en la misma cancha de lo que con el tiempo fue Agustín “Coruco” Díaz.

Zacatepec le causó mucha impresión y le gustó para quedarse a vivir. A su regreso al Distrito Federal comentó a su mamá que le habían ofrecido trabajo en el Ingenio Emiliano Zapata y estaba entusiasmado y quería volver. Con el consentimiento de su madre se fue a trabajar a la que con el tiempo fue llamada Selva Cañera, tenía en ese entonces 17 años, pero jugaba muy bien.

Su amigo Osorno lo integró a Fernando “La Cira’’ Dávila al Club Deportivo Zacatepec, que en ese entonces participaba en el torneo nacional donde fueron campeones tres veces el Zacatepec representando al estado, era dirigido por Gabriel Díaz Garcilazo, quien era primo e hiciera llegar al Zacatepec a Horacio Casarín, y que en el tiempo del gobernador Antonio Riva Palacio López estuvo como presidente del equipo Zacatepec junto con el señor Doubernard y el ex árbitro Joaquín Urrea.

Con el apoyo del Ingenio el Zacatepec ingresó por primera vez a la creada Segunda División, de la cual fue fundador y primer campeón, logrando el ascenso al mando del profesor Ignacio Trelles. Ningún equipo ha tenido un debut tan exitoso en Primera División como el de los Cañeros, que derrotaron al Veracruz por 8-0 el 29 de julio de 1951.

Fernando “La Cira’’ Dávila fue el primer medio de contención del futbol mexicano, encomienda del técnico Nacho Trelles, creador de esta posición. El más grande entrenador de México le ordenaba que durante los partidos marcara al mejor jugador del equipo contrario, misión que cumplió durante 15 años en el Zacatepec. Señaló la “Cira”, que al único jugador que nunca pudo quitarle el balón, fue a Sabás Ponce del Guadalajara, era muy bueno, siempre jugaba de primera intención y no me permitía llegarle, de inmediato se deshacía del balón, yo le decía, quédate con la pelota, pero no me hacía caso, dijo.

Nacho Trelles lo quería mucho, recuerda Fernando que en un partido contra el Oro de Guadalajara en el Estadio Oblatos de Guadalajara, el profe Trelles le ordenó que hiciera una marca personal sobre el brasileño Luis Juracy, al cual anuló por completo y terminó Juracy por replegarse, siendo éste uno de los mejores partidos de la “Cira”, así lo consideró su técnico Trelles. Aunque “La Cira” terminó muy enojado pues comenta que Juracy, al verse imposibilitado por “La Cira”, se fue a platicar con su portero, dejando de participar en el juego, así como su marcador “La Cira”, que lo único que quería era seguir cerca de la jugada, hacía una marcación de estampilla.

Archivo | El Sol de Cuernavaca

Ese enorme rendimiento lo llevó a ser seleccionado nacional, junto con el recordado José “El Bigotón” Vela, quienes fueron llamados varias veces para integrarse a la selección mexicana.

A “La Cira” nunca le gustó jugar el balón con la cabeza, tenía un mal recuerdo, eran muy duros, pues de pequeño le dio un cabezazo al balón de carnaza, mojado, con arena, duro como una roca, y terminó muy mareado por el golpe. Desde entonces no le gustaba cabecear, sin embargo en un juego contra el Oro de Jalisco, entró a disputar un balón por alto contra Arenaza, y éste de pronto se agachó y nuevamente “La Cira” fue noqueado por el balón, fue tremendo el golpe al grado de que fue sacado del juego por Horacio Casarín y eso que en ese tiempo no existían los cambios como los hay en la actualidad, si es que no los han acabado.

La “La Cira” nos comentaba, que durante la gira que Zacatepec hizo a Honduras, en 1955, su compañero “El Chato” Ortiz, que ya había ido a Honduras, le platica que allá no había chiles, por lo que “La Cira” tuvo que llevar sus chiles desde Zacatepec. En el aeropuerto, sus compañeros se empezaron a burlar por los chiles que llevaba, pero a la hora de la comida, todos le pedían un chilito, pero no les dio por lo que había pasado antes.

Fernando “Cira” Dávila fue muy conocido como la “canica”, porque desde muy joven siempre tenía una canica en la boca, al principio era de piedra, pero después, comenta que “subió de categoría, jugando en Primera División” así que la canica ahora tenía que ser de vidrio.

“La Cira” siempre se definió un jugador muy duro, muy “entrón” como el mismo se señaló, era muy leal, solo tuvo una expulsión en toda su carrera, y fue porque jugando contra el Cruz Azul, El “Kalimán” Guzmán fue burlado por “El Coruco” Díaz, y "El Kalimán” le tiró una patada, “eso me dio mucho coraje y me agarré a golpes con el Kalimán y por eso me expulsaron.”

Al término de su vida como futbolista, Fernando se preparó como entrenador, trabajando con las fuerzas básicas del Zacatepec, hasta que tuvo la oportunidad de dirigir al primer equipo, en la temporada 1984-85, siendo el entrenador que cargó con la derrota en la liguilla por el no descenso contra los electricistas del Necaxa, el último entrenador del Club Deportivo los Cañeros del Zacatepec, ahora descansa en paz, que Dios le de fortaleza a su familia.



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