/ martes 17 de mayo de 2022

La cumbre que viene

La Cumbre de las Américas es la reunión de Jefes de Estado y de Gobiernos de América llevada a cabo por la OEA (Organización de Estados Americanos), en la misma se discuten temas de interés común y se toman acuerdos multilaterales; a estos eventos acuden las representaciones de los 35 países miembros entre los que se encuentran sí, Cuba, Venezuela, Nicaragua y por supuesto México.

Ha sido precisamente nuestro país y específicamente el Presidente López Obrador que fiel a su costumbre ha levantado fuerte oleaje, esto ante la posible exclusión de Cuba, Venezuela y Nicaragua de la IX Cumbre de las Américas programada para los primeros días de junio en la ciudad de Los Ángeles, California; por lo cual ha tomado la decisión de no acudir y enviar en su representación al Canciller Marcelo Ebrard.

Para Cuba este desaire no es nuevo, la isla fue excluida de las seis primeras ediciones de la Cumbre, sin embargo participó activamente en la cita de 2015 en Panamá, siendo precisamente en esa ocasión cuando Raúl Castro y Barack Obama se reunieron en un intento por mejorar sus relaciones binacionales.


Desde ese entonces la atención mundial ha permanecido en lo que se considera el evento de máxima prioridad para el hemisferio occidental, para la última Cumbre celebrada en 2018 con sede en la capital peruana, las tradicionales “circunstancias especiales” fueron la “desinvitación” de Nicolás Maduro a cambio de la presencia de sus opositores políticos en Venezuela y la ausencia de Donald Trump, este último hecho causó malestar entre los miembros, cosa que no creo le haya causado insomnio al soberbio exmandatario estadunidense.

Para la cita del próximo mes son sin duda las palabras y la decisión de López Obrador los ingredientes adicionales acostumbrados, la polvareda levantada en la región no ha pasado desapercibida para la opinión internacional, los opositores en México fiel a su costumbre de tardías reacciones y de caminar un paso atrás del inquilino de Palacio Nacional, no atinan a capitalizar esta atípica postura para un mandatario mexicano, pues cuando se pensaba que el Presidente se quedaría solo ante nuestro poderoso vecino, más países se han ido sumando y solidarizando.

Durante una gira por Alemania, el mandatario argentino Alberto Fernández, confirmó su asistencia pero destacó el apoyo a la solicitud de López Obrador para que todos los países miembros sean convidados, Chile, Bolivia y Honduras se han sumado también a esa especie de bloque que México parece haber creado, el asunto va escalando, a pesar de las primeras palabras del subsecretario de gobierno norteamericano Brian Nichols quien en respuesta al amago de Amlo mencionó como improbable la asistencia de los 3 países “castigados” ya que no respetan la democracia según sus palabras, sin embargo las vocera Jen Psaki declaró ante los cuestionamientos de reporteros sobre los dichos del presidente mexicano, “las invitaciones aún no han sido enviadas” lo anterior parece significar que no todo está dicho y la petición mexicana se encuentra en análisis.
López Obrador parece haber jugado bien sus fichas en esta ocasión, ha detectado un área de oportunidad, la guerra en Ucrania y la disputa con Rusia por la aprobación mundial dejan al gobierno de Estados Unidos en una situación un tanto comprometida en el tema de la cumbre.
El autoproclamado “policía mundial y máxima autoridad moral” debe ser cuidadoso ante la petición de López Obrador que no es mal vista por los gobiernos miembros, bien sabido es en política las casualidades no existen y eso incluye a la exterior, el titular del ejecutivo en México, fija su postura precisamente después de su reciente gira por Centroamérica y el Caribe, en la cual estableció acuerdos de cooperación que incluyen los programas sociales insignia de la 4T, todo sin olvidar propinar un “raspón” a su homólogo estadunidense por el “olvido” de la promesa de apoyo para el desarrollo de la región.
No se puede defender a gobiernos dictatoriales, pero no es volviendo invisible a un problema como se encontrarán las vías de solución, los Estados Unidos solo salvan a la humanidad en los filmes de Will Smith, en condiciones normales actúan únicamente de acuerdo a sus propios intereses, ¿O como explica usted la reunión entre funcionarios del gobierno estadunidense y Nicolás Maduro para ofrecer flexibilizar las sanciones que pesan sobre Venezuela a cambio de petróleo, recurso necesario en la actual crisis mundial de energéticos?

¿No era acaso Juan Guaidó el mandatario venezolano reconocido por los norteamericanos?
Sin duda López Obrador juega una carta estratégica para el fortalecimiento de sus políticas en la región, establece sus convicciones sin sabotear el evento ya que Marcelo Ebrard tomaría su lugar, es cierto el fantasma de las represalias siempre estará presente, pero es una posibilidad diluida en la espontánea solidaridad mostrada por parte de nuestros vecinos al sur, una comisión de Estados Unidos se anuncia visitará nuestro país para entrevistarse con el Presidente, quien lo ve como una oportunidad para “inaugurar una nueva etapa en los países de América”
Lo cierto es que la cumbre que viene ya tiene el ingrediente distintivo tal y como suele suceder desde 1994.

La Cumbre de las Américas es la reunión de Jefes de Estado y de Gobiernos de América llevada a cabo por la OEA (Organización de Estados Americanos), en la misma se discuten temas de interés común y se toman acuerdos multilaterales; a estos eventos acuden las representaciones de los 35 países miembros entre los que se encuentran sí, Cuba, Venezuela, Nicaragua y por supuesto México.

Ha sido precisamente nuestro país y específicamente el Presidente López Obrador que fiel a su costumbre ha levantado fuerte oleaje, esto ante la posible exclusión de Cuba, Venezuela y Nicaragua de la IX Cumbre de las Américas programada para los primeros días de junio en la ciudad de Los Ángeles, California; por lo cual ha tomado la decisión de no acudir y enviar en su representación al Canciller Marcelo Ebrard.

Para Cuba este desaire no es nuevo, la isla fue excluida de las seis primeras ediciones de la Cumbre, sin embargo participó activamente en la cita de 2015 en Panamá, siendo precisamente en esa ocasión cuando Raúl Castro y Barack Obama se reunieron en un intento por mejorar sus relaciones binacionales.


Desde ese entonces la atención mundial ha permanecido en lo que se considera el evento de máxima prioridad para el hemisferio occidental, para la última Cumbre celebrada en 2018 con sede en la capital peruana, las tradicionales “circunstancias especiales” fueron la “desinvitación” de Nicolás Maduro a cambio de la presencia de sus opositores políticos en Venezuela y la ausencia de Donald Trump, este último hecho causó malestar entre los miembros, cosa que no creo le haya causado insomnio al soberbio exmandatario estadunidense.

Para la cita del próximo mes son sin duda las palabras y la decisión de López Obrador los ingredientes adicionales acostumbrados, la polvareda levantada en la región no ha pasado desapercibida para la opinión internacional, los opositores en México fiel a su costumbre de tardías reacciones y de caminar un paso atrás del inquilino de Palacio Nacional, no atinan a capitalizar esta atípica postura para un mandatario mexicano, pues cuando se pensaba que el Presidente se quedaría solo ante nuestro poderoso vecino, más países se han ido sumando y solidarizando.

Durante una gira por Alemania, el mandatario argentino Alberto Fernández, confirmó su asistencia pero destacó el apoyo a la solicitud de López Obrador para que todos los países miembros sean convidados, Chile, Bolivia y Honduras se han sumado también a esa especie de bloque que México parece haber creado, el asunto va escalando, a pesar de las primeras palabras del subsecretario de gobierno norteamericano Brian Nichols quien en respuesta al amago de Amlo mencionó como improbable la asistencia de los 3 países “castigados” ya que no respetan la democracia según sus palabras, sin embargo las vocera Jen Psaki declaró ante los cuestionamientos de reporteros sobre los dichos del presidente mexicano, “las invitaciones aún no han sido enviadas” lo anterior parece significar que no todo está dicho y la petición mexicana se encuentra en análisis.
López Obrador parece haber jugado bien sus fichas en esta ocasión, ha detectado un área de oportunidad, la guerra en Ucrania y la disputa con Rusia por la aprobación mundial dejan al gobierno de Estados Unidos en una situación un tanto comprometida en el tema de la cumbre.
El autoproclamado “policía mundial y máxima autoridad moral” debe ser cuidadoso ante la petición de López Obrador que no es mal vista por los gobiernos miembros, bien sabido es en política las casualidades no existen y eso incluye a la exterior, el titular del ejecutivo en México, fija su postura precisamente después de su reciente gira por Centroamérica y el Caribe, en la cual estableció acuerdos de cooperación que incluyen los programas sociales insignia de la 4T, todo sin olvidar propinar un “raspón” a su homólogo estadunidense por el “olvido” de la promesa de apoyo para el desarrollo de la región.
No se puede defender a gobiernos dictatoriales, pero no es volviendo invisible a un problema como se encontrarán las vías de solución, los Estados Unidos solo salvan a la humanidad en los filmes de Will Smith, en condiciones normales actúan únicamente de acuerdo a sus propios intereses, ¿O como explica usted la reunión entre funcionarios del gobierno estadunidense y Nicolás Maduro para ofrecer flexibilizar las sanciones que pesan sobre Venezuela a cambio de petróleo, recurso necesario en la actual crisis mundial de energéticos?

¿No era acaso Juan Guaidó el mandatario venezolano reconocido por los norteamericanos?
Sin duda López Obrador juega una carta estratégica para el fortalecimiento de sus políticas en la región, establece sus convicciones sin sabotear el evento ya que Marcelo Ebrard tomaría su lugar, es cierto el fantasma de las represalias siempre estará presente, pero es una posibilidad diluida en la espontánea solidaridad mostrada por parte de nuestros vecinos al sur, una comisión de Estados Unidos se anuncia visitará nuestro país para entrevistarse con el Presidente, quien lo ve como una oportunidad para “inaugurar una nueva etapa en los países de América”
Lo cierto es que la cumbre que viene ya tiene el ingrediente distintivo tal y como suele suceder desde 1994.