/ jueves 18 de noviembre de 2021

Hacia una reforma municipal

No debería serlo, pero tristemente se debe ver como un avance enorme el que el municipio de Yecapixtla haya determinado crear una oficina de atención a víctimas de delitos y búsqueda de personas. Porque el pensar en que los desaparecidos en Morelos superan los mil registros, y que la Fiscalía General tiene más de 300 restos humanos óseos sin identificar, evidencia el tamaño de un problema que tendría que ser del pasado más terrible de México, pero desde hace más de tres lustros es un pendiente de la sociedad y los gobiernos.

El que una autoridad municipal haya determinado la apertura de una oficina resulta tristemente pertinente, porque en Yecapixtla hay fosas clandestinas, porque la seguridad pública está en crisis desde hace décadas, y porque es patético que una autoridad a la que no necesariamente le compete atender esos asuntos (más ubicados en la fiscalía y el gobierno estatal), se siente obligado de algún modo a ofrecer respuestas, en el ámbito de sus posibilidades, a los miles de víctimas del crimen que hay en esa demarcación, y para el caso, en todo el estado.

Mucho más grave es pensar que, como se perciben las cosas, prácticamente todos los municipios podrían empezar a considerar estructuras burocráticas similares, que probablemente podrían sustituir a otras oficinas de los ayuntamientos que la modernidad va reduciendo (por ejemplo, la automatización de contribuciones municipales debería reducir la nómina en las oficinas recaudatorias, y esas plazas podrían ser ocupadas por estructuras más adecuadas a la realidad actual que viven y sufren los municipios de Morelos).

Probablemente para una burocracia ortodoxa la creación de la nueva estructura en Yecapixtla se considere un exceso. Pensaríamos que probablemente los recursos que se ocuparan en todas las oficinas municipales dedicadas a la triste tarea de atender a víctimas y buscar desaparecidos bien podrían ejercerse desde el gobierno estatal a través de las autoridades de seguridad pública, de la secretaría de Gobierno y de la fiscalía, pero lo cierto es que esas oficinas apenas han ofrecido resultados. Tuvo que venir la Brigada Nacional de Búsqueda para encontrar restos humanos en terrenos que, de acuerdo con las propias autoridades, ya habían sido revisados. Es decir, las víctimas y las desapariciones siguen recibiendo una atención por lo menos deficiente de las autoridades; contar con una oficina municipal dedicada al segmento, podría resultar, por lo menos en una mayor humanización del trato a quienes han vivido la tragedia de la delincuencia.

Por supuesto que no es lo ideal, pero probablemente la determinación de Yecapixtla debería entenderse desde una perspectiva mucho más amplia. La necesidad evidente de adaptar las estructuras municipales a una realidad que hace tiempo les ha rebasado. Crear una oficina de atención a víctimas y búsqueda de personas debería ir aparejado con otras necesidades evidentes. A lo mejor tendríamos que pensar en otros espacios urgentes que deben fortalecerse, como los de desarrollo sustentable, las oficinas de atención a los jóvenes, las de mantenimiento y modernización de infraestructura -incluyendo la tecnológica-, e inclusión y de equidad de género.

@martinellito

dmartinez@elsoldecuernavaca.com.mx

No debería serlo, pero tristemente se debe ver como un avance enorme el que el municipio de Yecapixtla haya determinado crear una oficina de atención a víctimas de delitos y búsqueda de personas. Porque el pensar en que los desaparecidos en Morelos superan los mil registros, y que la Fiscalía General tiene más de 300 restos humanos óseos sin identificar, evidencia el tamaño de un problema que tendría que ser del pasado más terrible de México, pero desde hace más de tres lustros es un pendiente de la sociedad y los gobiernos.

El que una autoridad municipal haya determinado la apertura de una oficina resulta tristemente pertinente, porque en Yecapixtla hay fosas clandestinas, porque la seguridad pública está en crisis desde hace décadas, y porque es patético que una autoridad a la que no necesariamente le compete atender esos asuntos (más ubicados en la fiscalía y el gobierno estatal), se siente obligado de algún modo a ofrecer respuestas, en el ámbito de sus posibilidades, a los miles de víctimas del crimen que hay en esa demarcación, y para el caso, en todo el estado.

Mucho más grave es pensar que, como se perciben las cosas, prácticamente todos los municipios podrían empezar a considerar estructuras burocráticas similares, que probablemente podrían sustituir a otras oficinas de los ayuntamientos que la modernidad va reduciendo (por ejemplo, la automatización de contribuciones municipales debería reducir la nómina en las oficinas recaudatorias, y esas plazas podrían ser ocupadas por estructuras más adecuadas a la realidad actual que viven y sufren los municipios de Morelos).

Probablemente para una burocracia ortodoxa la creación de la nueva estructura en Yecapixtla se considere un exceso. Pensaríamos que probablemente los recursos que se ocuparan en todas las oficinas municipales dedicadas a la triste tarea de atender a víctimas y buscar desaparecidos bien podrían ejercerse desde el gobierno estatal a través de las autoridades de seguridad pública, de la secretaría de Gobierno y de la fiscalía, pero lo cierto es que esas oficinas apenas han ofrecido resultados. Tuvo que venir la Brigada Nacional de Búsqueda para encontrar restos humanos en terrenos que, de acuerdo con las propias autoridades, ya habían sido revisados. Es decir, las víctimas y las desapariciones siguen recibiendo una atención por lo menos deficiente de las autoridades; contar con una oficina municipal dedicada al segmento, podría resultar, por lo menos en una mayor humanización del trato a quienes han vivido la tragedia de la delincuencia.

Por supuesto que no es lo ideal, pero probablemente la determinación de Yecapixtla debería entenderse desde una perspectiva mucho más amplia. La necesidad evidente de adaptar las estructuras municipales a una realidad que hace tiempo les ha rebasado. Crear una oficina de atención a víctimas y búsqueda de personas debería ir aparejado con otras necesidades evidentes. A lo mejor tendríamos que pensar en otros espacios urgentes que deben fortalecerse, como los de desarrollo sustentable, las oficinas de atención a los jóvenes, las de mantenimiento y modernización de infraestructura -incluyendo la tecnológica-, e inclusión y de equidad de género.

@martinellito

dmartinez@elsoldecuernavaca.com.mx