/ martes 12 de enero de 2021

Contra eso no hay vacuna

Uno habría esperado aplausos acompañando la llegada de las primeras dosis de vacunas contra el Covid-19 que se habrán de aplicar en Morelos, primero al personal médico que trata directamente la pandemia, y en posteriores etapas (con inmunológicos que aún no han llegado), al resto de los morelenses en un proceso largo que podría llevarnos por lo menos todo el año. Uno lo esperaría porque parece ser la única posibilidad de freno defintivio a la pandemia que ha infectado ya a casi 12 mil morelenses y cobrado la vida de más de mil 700 personas.

No ha sido así, el jolgorio es imposible porque cada día aumentan los casos y las muertes, cada día el dolor de los morelenses es mayor y el miedo pareciera encontrar decenas de razones justificadas, no sólo sanitarias, sino económicas, sociales, de seguridad. La fiesta tendrá que esperar, porque si bien es una buena noticia que la vacuna llegue al personal de la salud, aún falta mucho para que la inmunización contra el virus alcance a todos, por lo que el cierre parcial de las actividades en Morelos seguirá vigente por varias semanas más.

El que se hagan más pruebas para detectar el virus ha incrementado el número de casos reconocidos hasta superar con mucho los registros conocidos. Los infectados diarios se cuentan por cientos ya y ese ritmo de contagios evidencia lo que los especialistas de todo el mundo habían advertido: si bien las vacunas representan una enorme esperanza, los días más peligrosos de la pandemia aún están por venir. El estado registra una ocupación hospitalaria por Covid.19 del 70%, el equivalente a 468 personas o el 4% del total de casos confirmados, y con el ritmo de contagios en aumento es probable que la saturación que se ha visto en hospitales de otros estados alcance a Morelos pronto. La nueva reconversión de espacios para atender víctimas del virus es un indicador peligroso para la salud porque prevé un mayor repunte de enfermos graves, y para la economía porque supone la suspensión por más tiempo de muchas actividades que resultan vitales para garantizar el empleo, la producción y el consumo.

El paquete de realidades es tan desalentador que opaca la pequeña luz que arroja el poder disponer de un surtido más o menos constante de vacunas para empezar la inoculación de la gente común. La pandemia, como han considerado ya algunos analistas, se ha traducido también en una enfermedad social que en Morelos tiene síntomas como la desazón más o menos generalizada, la sensación de que los gobiernos han abandonado a la sociedad a su suerte, y la división profunda entre quienes han acatado todas las medidas sanitarias y aún con ello han padecido el contagio de gente cercana, o de ellos mismos por algún mínimo descuido; y quienes han mantenido conductas de alto riesgo haciendo crecer el número de contagios y la gravedad de la pandemia.

La herida profunda que sigue abriendo la pandemia en la sociedad, marca todos los procesos futuros: las relaciones, el consumo, las tendencias, la forma de percibir la acción política y gubernamental, entender esa marca es vital para la supervivencia en un complicado 2021.

@martinellito

dmartinez@elsoldecuernavaca.com.mx

Uno habría esperado aplausos acompañando la llegada de las primeras dosis de vacunas contra el Covid-19 que se habrán de aplicar en Morelos, primero al personal médico que trata directamente la pandemia, y en posteriores etapas (con inmunológicos que aún no han llegado), al resto de los morelenses en un proceso largo que podría llevarnos por lo menos todo el año. Uno lo esperaría porque parece ser la única posibilidad de freno defintivio a la pandemia que ha infectado ya a casi 12 mil morelenses y cobrado la vida de más de mil 700 personas.

No ha sido así, el jolgorio es imposible porque cada día aumentan los casos y las muertes, cada día el dolor de los morelenses es mayor y el miedo pareciera encontrar decenas de razones justificadas, no sólo sanitarias, sino económicas, sociales, de seguridad. La fiesta tendrá que esperar, porque si bien es una buena noticia que la vacuna llegue al personal de la salud, aún falta mucho para que la inmunización contra el virus alcance a todos, por lo que el cierre parcial de las actividades en Morelos seguirá vigente por varias semanas más.

El que se hagan más pruebas para detectar el virus ha incrementado el número de casos reconocidos hasta superar con mucho los registros conocidos. Los infectados diarios se cuentan por cientos ya y ese ritmo de contagios evidencia lo que los especialistas de todo el mundo habían advertido: si bien las vacunas representan una enorme esperanza, los días más peligrosos de la pandemia aún están por venir. El estado registra una ocupación hospitalaria por Covid.19 del 70%, el equivalente a 468 personas o el 4% del total de casos confirmados, y con el ritmo de contagios en aumento es probable que la saturación que se ha visto en hospitales de otros estados alcance a Morelos pronto. La nueva reconversión de espacios para atender víctimas del virus es un indicador peligroso para la salud porque prevé un mayor repunte de enfermos graves, y para la economía porque supone la suspensión por más tiempo de muchas actividades que resultan vitales para garantizar el empleo, la producción y el consumo.

El paquete de realidades es tan desalentador que opaca la pequeña luz que arroja el poder disponer de un surtido más o menos constante de vacunas para empezar la inoculación de la gente común. La pandemia, como han considerado ya algunos analistas, se ha traducido también en una enfermedad social que en Morelos tiene síntomas como la desazón más o menos generalizada, la sensación de que los gobiernos han abandonado a la sociedad a su suerte, y la división profunda entre quienes han acatado todas las medidas sanitarias y aún con ello han padecido el contagio de gente cercana, o de ellos mismos por algún mínimo descuido; y quienes han mantenido conductas de alto riesgo haciendo crecer el número de contagios y la gravedad de la pandemia.

La herida profunda que sigue abriendo la pandemia en la sociedad, marca todos los procesos futuros: las relaciones, el consumo, las tendencias, la forma de percibir la acción política y gubernamental, entender esa marca es vital para la supervivencia en un complicado 2021.

@martinellito

dmartinez@elsoldecuernavaca.com.mx