En México, el problema de inseguridad se ha hecho presente desde hace varios años y a través de distintas administraciones. Esta se manifiesta de distintas maneras y puede medirse a través de cifras oficiales y percepción ciudadana.
Lamentablemente, este es un problema estructural que, por su propia naturaleza, no tiene una solución completa a corto plazo, sino que requiere de un ajuste a profundidad para combatirlo desde sus bases, para que las generaciones posteriores puedan gozar de una vida libre de violencia en la que la paz sea una realidad.
Ahora bien, durante este proceso electoral, hemos atestiguado una serie de agresiones a distintos candidatos y candidatas, de diferentes partidos políticos. Como país enfrentamos un escenario complicado en materia de inseguridad, y nuestra tierra zapatista no es la excepción. Por eso, quienes resulten triunfantes en estas elecciones 2021 para ocupar espacios del poder ejecutivo, deberán contar con una estrategia integral para prevenir y combatir la violencia y la inseguridad.
Estos planes deberán contar con medidas que apliquen específicamente para sus espacios y, a su vez, contemplar medidas transversales en coordinación con los distintos niveles de gobierno. La seguridad se construye desde los municipios, pero se sostiene y solidifica a partir del apoyo del estado y la federación.
Poniendo el caso de Morelos como ejemplo, nuestra entidad se ha posicionado, lamentablemente, en los primeros lugares del índice de distintos delitos graves —como lo son el secuestro, la extorsión, el feminicidio, entre otros—. Éstos ilícitos han carecido de una respuesta efectiva que le pueda entregar seguridad y una vida digna a las personas, justicia para las víctimas y una adecuada prevención para prevenir futuras tragedias.
Si bien nuestra entidad se cuenta con un modelo de seguridad de Mando Coordinado, en el cual el control de la seguridad lo tiene el gobierno del estado, no debe prescindirse el conocimiento y la opinión de las y los alcaldes, puesto que son estas personas quienes cuentan con la información directa de lo que ocurre en sus diferentes espacios, las necesidades que se tienen y las medidas que deben tomarse de manera prioritaria. La atención a la inseguridad debe ser un tema prioritario y, sin coordinación y apoyo interinstitucional, será imposible darle solución.
En este sentido, no queda más que esperar que la coordinación entre gobiernos sea posible y fructífera, para que las y los morelenses puedan gozar de mejores condiciones de vida. La seguridad es básica para que otros rubros, como la economía, puedan prosperar, de ahí la importancia de que esta se recupere a la brevedad.
Quienes conformamos los 3 Poderes de la Unión tenemos una meta en común: el bienestar de las y los ciudadanos, por eso, la coordinación para el bien común no solo es una necesidad, sino que, a su vez, es una sinergia natural. Vamos por construcción de paz a través de todos los frentes, con la suma de esfuerzos y voluntades, para ver a México mejor.
Lucy Meza, senadora por Morelos
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