En el México de la Cuarta Transformación quedó sepultado, en definitiva, el tapado y el dedazo. Ahora, es el pueblo y sólo el pueblo quien decidirá a la o el candidato del Movimiento de Regeneración Nacional, y a quien dará continuidad al proyecto de la 4T.
Este fin de semana el Consejo Nacional definió la convocatoria para elegir al candidato de Morena para el proceso del 2024. Encabezado por Alfonso Durazo, gobernador de Sonora, el órgano colegiado estableció reglas claras, transparentes y democráticas, que garantizan piso parejo para las y los aspirantes.
De manera contundente y anteponiendo los intereses generales de Morena, por encima de los intereses particulares, los cuatro precandidatos: Claudia Sheinbaum, Marcelo Ebrard, Adán Augusto y Ricardo Monreal, firmaron un pacto de unidad.
Esto quiere decir, que estaremos frente a un proceso interno histórico de total fraternidad, sin denostaciones, ni ataques políticos entre los aspirantes. La certeza es que ningunos de los cuatro se va de Morena a encabezar proyectos distintos a los enarbolados por el presidente, Andrés Manuel López Obrador.
Con ello, Morena da una muestra de civilidad política y democrática interna, pues a diferencia de otros organismos políticos, en Morena se privilegia el acuerdo, el diálogo y la unidad, como instrumentos de fortalecimiento rumbo al 2024.
Es la encuesta, el método electivo que utilizaremos los morenistas para elegir a quien será la o el Coordinación Nacional de la Defensa de la Cuarta Transformación y a quien llevaremos a la sucesión presidencial.
Fallaron quienes le apostaban a la ruptura. No hay duda, Morena avanza con democracia interna, unidad, competitividad y, sobre todo, al lado del pueblo de México. A la Cuarta Transformación ya nadie la frena.
Senadora Lucía Meza Guzmán
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