/ viernes 17 de marzo de 2023

Ciencia: Palos de ciego o ley general

Existe una gran diversidad de posturas sobre la ciencia en México, la discusión sobre la nueva ley general de ciencia es prueba de ello.

¿Se puede aprobar una nueva ley de ciencia que no tome en cuenta la realidad que situaciones como la pandemia de COVID 19 han hecho visibles?

¿Se puede aprobar una ley general sin tomar en consideración la experiencia y opinión de quienes en las entidades federativas y centros de investigación (pública y privada) realizan investigación, enseñanza y difusión de la ciencia?

¿Se puede aprobar la iniciativa de Ley General en materia de Humanidades, Ciencia y Tecnología elaborada por el CONACYT?

Nuestra vida diaria se alteró totalmente por la pandemia de COVID 19, dañando la forma en que convivíamos y nos relacionábamos. En materia de salud produjo grandes retos.

La ciencia en México y en el mundo se encontró con una oportunidad de demostrar su utilidad social ante un hecho de la naturaleza.

Los países desarrollaron vacunas para impedir o reducir el contagio de la enfermedad, equipos y tratamientos para recuperar la salud.

En México, el gobierno después de negar la existencia de la pandemia ordenó dos acciones al CONACYT: Diseñar y construir ventiladores que asistieran la respiración de las personas infectadas y una vacuna que evitara el contagio de la enfermedad.

Estas acciones del gobierno al dia de hoy han fracasado, se ordenaron por voluntad presidencial y no dentro del contexto de una política nacional de ciencia y tecnología.

La realidad visible después de la pandemia de COVID 19, señala que las políticas públicas en materia de ciencia permiten respuestas rápidas a problemas nuevos, así países y farmacéuticas desarrollaron vacunas con rapidez inusitada. La vacuna mexicana “patria” sigue en ensayos clínicos. Los ventiladores llamados “Ehécatl 4T” y “Gätsi” cuyo desarrollo y producción coordina el CONACYT desde abril de 2020, son un fracaso. Contaron con un presupuesto de 296.8 millones de pesos, registrando la producción de 500 piezas de cada modelo estando recomendados “para uso de emergencia pues son lo más básico, de lo básico” (según la empresa privada contratada para entregarlos y capacitar en su uso).

Una ley de ciencia tiene que al menos normar la construcción de políticas públicas y la asignación presupuestal para sus programas y acciones, los deseos de una persona no construyen ciencia y tecnología. Realidad hecha visible por la pandemia.

Las leyes generales distribuyen competencias entre la federación y las entidades federativas, y su coordinación en el caso de facultades concurrentes. México es una nación pluricultural donde existen regiones que aportan experiencias diferenciadas, con capacidades y problemáticas propias. En las economías, los sectores público y privado se complementan para el mejor uso de los recursos y la obtención de mejores beneficios sociales y particulares. Esta diversidad debe reconocerse y reflejarse en la ley general que determinará el ejercicio de las funciones del Estado en materia de ciencia y tecnología e innovación, una iniciativa producto solo de la visión del CONACYT es al menos insuficiente.

La ley es producto de un proceso legislativo establecido en la Constitución, leyes y reglamentos de la Cámara de Diputados y el Senado, no es posible aprobar la iniciativa elaborada por CONACYT sin dictaminar todas las iniciativas que sobre ciencia, tecnología e innovación estén presentadas. Publicado el acuerdo de las Comisiones Unidas de Ciencia y Tecnología y de Educación, de la Cámara de Diputados “para establecer la metodología que se aplicará para el proceso de dictaminación referentes a la iniciativa de Ley” se vuelve de observancia obligatoria.

Estas condiciones deberán cumplirse por el legislativo para aprobar la Ley General en materia de Humanidades, Ciencia y Tecnología elaborada por el CONACYT, y el resultado será una nueva ley con grandes diferencias a la iniciativa presentada.

Si el debido proceso legislativo no se cumple, la ley que se apruebe es impugnable judicialmente.


Cuernavaca, Morelos 16 de marzo de 2023.

carlos.riva.palacio.than@hotmail.com

https://ahoraayeryfuturo.blogspot.com/

https://twitter.com/rivapalaciothan

https://www.facebook.com/RivaPalacioThan/


Existe una gran diversidad de posturas sobre la ciencia en México, la discusión sobre la nueva ley general de ciencia es prueba de ello.

¿Se puede aprobar una nueva ley de ciencia que no tome en cuenta la realidad que situaciones como la pandemia de COVID 19 han hecho visibles?

¿Se puede aprobar una ley general sin tomar en consideración la experiencia y opinión de quienes en las entidades federativas y centros de investigación (pública y privada) realizan investigación, enseñanza y difusión de la ciencia?

¿Se puede aprobar la iniciativa de Ley General en materia de Humanidades, Ciencia y Tecnología elaborada por el CONACYT?

Nuestra vida diaria se alteró totalmente por la pandemia de COVID 19, dañando la forma en que convivíamos y nos relacionábamos. En materia de salud produjo grandes retos.

La ciencia en México y en el mundo se encontró con una oportunidad de demostrar su utilidad social ante un hecho de la naturaleza.

Los países desarrollaron vacunas para impedir o reducir el contagio de la enfermedad, equipos y tratamientos para recuperar la salud.

En México, el gobierno después de negar la existencia de la pandemia ordenó dos acciones al CONACYT: Diseñar y construir ventiladores que asistieran la respiración de las personas infectadas y una vacuna que evitara el contagio de la enfermedad.

Estas acciones del gobierno al dia de hoy han fracasado, se ordenaron por voluntad presidencial y no dentro del contexto de una política nacional de ciencia y tecnología.

La realidad visible después de la pandemia de COVID 19, señala que las políticas públicas en materia de ciencia permiten respuestas rápidas a problemas nuevos, así países y farmacéuticas desarrollaron vacunas con rapidez inusitada. La vacuna mexicana “patria” sigue en ensayos clínicos. Los ventiladores llamados “Ehécatl 4T” y “Gätsi” cuyo desarrollo y producción coordina el CONACYT desde abril de 2020, son un fracaso. Contaron con un presupuesto de 296.8 millones de pesos, registrando la producción de 500 piezas de cada modelo estando recomendados “para uso de emergencia pues son lo más básico, de lo básico” (según la empresa privada contratada para entregarlos y capacitar en su uso).

Una ley de ciencia tiene que al menos normar la construcción de políticas públicas y la asignación presupuestal para sus programas y acciones, los deseos de una persona no construyen ciencia y tecnología. Realidad hecha visible por la pandemia.

Las leyes generales distribuyen competencias entre la federación y las entidades federativas, y su coordinación en el caso de facultades concurrentes. México es una nación pluricultural donde existen regiones que aportan experiencias diferenciadas, con capacidades y problemáticas propias. En las economías, los sectores público y privado se complementan para el mejor uso de los recursos y la obtención de mejores beneficios sociales y particulares. Esta diversidad debe reconocerse y reflejarse en la ley general que determinará el ejercicio de las funciones del Estado en materia de ciencia y tecnología e innovación, una iniciativa producto solo de la visión del CONACYT es al menos insuficiente.

La ley es producto de un proceso legislativo establecido en la Constitución, leyes y reglamentos de la Cámara de Diputados y el Senado, no es posible aprobar la iniciativa elaborada por CONACYT sin dictaminar todas las iniciativas que sobre ciencia, tecnología e innovación estén presentadas. Publicado el acuerdo de las Comisiones Unidas de Ciencia y Tecnología y de Educación, de la Cámara de Diputados “para establecer la metodología que se aplicará para el proceso de dictaminación referentes a la iniciativa de Ley” se vuelve de observancia obligatoria.

Estas condiciones deberán cumplirse por el legislativo para aprobar la Ley General en materia de Humanidades, Ciencia y Tecnología elaborada por el CONACYT, y el resultado será una nueva ley con grandes diferencias a la iniciativa presentada.

Si el debido proceso legislativo no se cumple, la ley que se apruebe es impugnable judicialmente.


Cuernavaca, Morelos 16 de marzo de 2023.

carlos.riva.palacio.than@hotmail.com

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