/ lunes 31 de mayo de 2021

Campañas al vuelo: la cuenta regresiva

Ya no hay tiempo para más, las insidias, promesas y mentiras presenciadas en campaña convergen en una extraña fórmula que a pesar de estar aderezada con incontables encuestas se mantienen en pronóstico reservado, en unos días más inicia la veda electoral y las voces rabiosas deberán apagarse al menos por un momento, ello significará un momentáneo alivio para unos votantes abrumados debido a estrategias partidistas que en todo momento privilegiaron el ataque sobre la propuesta.

La bizarra coalición “Va por México” justifica su creación, de ninguna manera habrían representado competencia por separado al músculo político conservado por el titular del ejecutivo, aquí Morena cuenta poco, el pésimo manejo de Mario Delgado ha dinamitado al partido desde su estructura y pone en riesgo los escaños en disputa, revisemos pues algunos aspectos de las campañas ante la cercanía de la jornada electoral.

En primer lugar, tenemos a un Presidente decidido en todo momento a participar activamente en las campañas 2021, ha recorrido todas y cada una de las obras que pudieran abonar algún capital político de cara a las elecciones, un proselitismo mal disimulado que intenta disfrazar de derecho a la información o libertad de expresión, su encono hacia el INE y en específico al consejero presidente ha enturbiado el actual panorama político, conducta que no ha sido mal correspondida, el Instituto Nacional Electoral ha dejado de ser árbitro para convertirse en centro delantero en el actual proceso, desnudando filias y fobias, el retiro de las candidaturas en Guerrero y Michoacán detonó la escalada de descalificaciones entre instituciones, para seguir abonando al distanciamiento Lorenzo Córdova Vianello ha señalado a Andrés Manuel López Obrador como el presidente que más ha intervenido en una temporada electoral, con 13 denuncias por su presunta intromisión, lo culpa de la exacerbada polarización debido a su intolerancia ante las decisiones del órgano electoral.

En parte Lorenzo Córdova tiene razón al mencionar las consecuencias del comportamiento del Presidente, pero deja incompleta la lista en el reparto de culpas, las últimas elecciones en México han sido tradicionalmente eventos plagados de irregularidades, el consejero presidente tarde o temprano habrá de asumir su responsabilidad en el deterioro de las campañas y la pérdida de confianza del electorado, en inédito escenario y por vez primera desde su creación en 1990, el INE no camina de la mano del gobierno federal, si eso es bueno o malo, el tiempo lo dirá.

Continuando el recuento, a casi un año del “Fuera máscaras” que López Obrador gritó en la conferencia mañanera del 10 de junio de 2020, por fin le empezaron a hacer caso, de tanto mencionar al lobo lo hizo aparecer en la recta final de la campaña, en aquel entonces se hablaba del BOA (Bloque Opositor Amplio) como una confabulación en su contra, la versión fue desechada por sus adversarios, cuestionada por los medios y ridiculizada en las redes pero, más sabe el diablo por viejo y las alianzas otrora inimaginables sucedieron, en ese contexto, el pasado fin de semana el empresario Claudio Xicoténcatl González Guajardo, en un aumento inusitado de activismo anti-amlo apareció en un mitin organizado en la Colonia Polanco (en donde más podría ser) y al lado de Margarita Zavala realizó un llamado para “mandar al carajo” a MORENA, pidió a cada asistente llevar a 5 personas a votar a favor de quien sea menos por ya saben quién, tal vez motivado por un “vas carnal” no lo sé, pero se le veía inspirado, para no quedarse atrás, Felipe Calderón hizo un llamado en redes para votar por el PRI, o PAN o PRD, en fin por quien usted quiera excepto por MORENA, en su frenesí politiquero llamó incluso a candidatos a declinar en favor del aspirante que tuviera más posibilidades de derrotar a los candidatos de MORENA, tal vez añorando un poder de convocatoria y una popularidad que no le alcanzó para sostener la candidatura de su esposa en 2018 y menos para formar un partido propio, en fin, el promotor de la guerra híbrida contra el narco y arquitecto de la escalada de inseguridad que permanece hasta nuestros días, no parece encontrar eco en su genial idea, Fernando Larrazábal candidato del PAN no aceptó la invitación calderonista para ceder ante Adrián de la Garza con el único objetivo de cerrar el paso a Samuel García o Clara Luz Flores, estas atípicas estrategias tan populares en la actualidad, hablan de una lucha por el poder entre todos los frentes, con objetivos que nada tienen que ver con ideologías y menos con el servicio al pueblo.

Sin duda estamos viviendo un salto evolutivo en los temas electorales, las promesas tantas veces incumplidas ya no significan la cuestión toral de una campaña, ahora lo son los ataques, ya no se trata de demostrar que se es mejor, sino que el adversario es peor, asuntos como el combate a la corrupción, el accidente de la Línea 12, la compra de una refinería, la pandemia y sus muertos, la campaña de vacunación, una portada en The Economist, en fin todo lo que pueda ser aplaudido o descalificado lo será en pos de un objetivo común, ganar votos.

Las preferencias se han cerrado y dar un pronóstico confiable se torna cada vez más difícil para las encuestadoras (las serias) sin embargo, es urgente poner atención a un problema vigente desde las campañas electorales de 2018: La violencia política, en aquel entonces 152 políticos de los cuales 48 eran candidatos fueron asesinados, para este proceso 89 han muerto por agresiones directas, 34 candidatos vieron el final de sus aspiraciones de forma trágica, en un país que se dice civilizado eso es inadmisible, aberrante.

Ha iniciado la cuenta regresiva, la tarea de todos los gobernantes en sus distintos niveles, partidos y demás protagonistas es erradicar cualquier indicio de violencia, la responsabilidad de los medios es la veracidad y la de los mexicanos salir a votar libremente, sin presiones de ningún tipo, la democracia la hacemos los ciudadanos, no la regalan las instituciones y menos los políticos, el 6 de junio acudamos con los debidos protocolos sanitarios.


Ya no hay tiempo para más, las insidias, promesas y mentiras presenciadas en campaña convergen en una extraña fórmula que a pesar de estar aderezada con incontables encuestas se mantienen en pronóstico reservado, en unos días más inicia la veda electoral y las voces rabiosas deberán apagarse al menos por un momento, ello significará un momentáneo alivio para unos votantes abrumados debido a estrategias partidistas que en todo momento privilegiaron el ataque sobre la propuesta.

La bizarra coalición “Va por México” justifica su creación, de ninguna manera habrían representado competencia por separado al músculo político conservado por el titular del ejecutivo, aquí Morena cuenta poco, el pésimo manejo de Mario Delgado ha dinamitado al partido desde su estructura y pone en riesgo los escaños en disputa, revisemos pues algunos aspectos de las campañas ante la cercanía de la jornada electoral.

En primer lugar, tenemos a un Presidente decidido en todo momento a participar activamente en las campañas 2021, ha recorrido todas y cada una de las obras que pudieran abonar algún capital político de cara a las elecciones, un proselitismo mal disimulado que intenta disfrazar de derecho a la información o libertad de expresión, su encono hacia el INE y en específico al consejero presidente ha enturbiado el actual panorama político, conducta que no ha sido mal correspondida, el Instituto Nacional Electoral ha dejado de ser árbitro para convertirse en centro delantero en el actual proceso, desnudando filias y fobias, el retiro de las candidaturas en Guerrero y Michoacán detonó la escalada de descalificaciones entre instituciones, para seguir abonando al distanciamiento Lorenzo Córdova Vianello ha señalado a Andrés Manuel López Obrador como el presidente que más ha intervenido en una temporada electoral, con 13 denuncias por su presunta intromisión, lo culpa de la exacerbada polarización debido a su intolerancia ante las decisiones del órgano electoral.

En parte Lorenzo Córdova tiene razón al mencionar las consecuencias del comportamiento del Presidente, pero deja incompleta la lista en el reparto de culpas, las últimas elecciones en México han sido tradicionalmente eventos plagados de irregularidades, el consejero presidente tarde o temprano habrá de asumir su responsabilidad en el deterioro de las campañas y la pérdida de confianza del electorado, en inédito escenario y por vez primera desde su creación en 1990, el INE no camina de la mano del gobierno federal, si eso es bueno o malo, el tiempo lo dirá.

Continuando el recuento, a casi un año del “Fuera máscaras” que López Obrador gritó en la conferencia mañanera del 10 de junio de 2020, por fin le empezaron a hacer caso, de tanto mencionar al lobo lo hizo aparecer en la recta final de la campaña, en aquel entonces se hablaba del BOA (Bloque Opositor Amplio) como una confabulación en su contra, la versión fue desechada por sus adversarios, cuestionada por los medios y ridiculizada en las redes pero, más sabe el diablo por viejo y las alianzas otrora inimaginables sucedieron, en ese contexto, el pasado fin de semana el empresario Claudio Xicoténcatl González Guajardo, en un aumento inusitado de activismo anti-amlo apareció en un mitin organizado en la Colonia Polanco (en donde más podría ser) y al lado de Margarita Zavala realizó un llamado para “mandar al carajo” a MORENA, pidió a cada asistente llevar a 5 personas a votar a favor de quien sea menos por ya saben quién, tal vez motivado por un “vas carnal” no lo sé, pero se le veía inspirado, para no quedarse atrás, Felipe Calderón hizo un llamado en redes para votar por el PRI, o PAN o PRD, en fin por quien usted quiera excepto por MORENA, en su frenesí politiquero llamó incluso a candidatos a declinar en favor del aspirante que tuviera más posibilidades de derrotar a los candidatos de MORENA, tal vez añorando un poder de convocatoria y una popularidad que no le alcanzó para sostener la candidatura de su esposa en 2018 y menos para formar un partido propio, en fin, el promotor de la guerra híbrida contra el narco y arquitecto de la escalada de inseguridad que permanece hasta nuestros días, no parece encontrar eco en su genial idea, Fernando Larrazábal candidato del PAN no aceptó la invitación calderonista para ceder ante Adrián de la Garza con el único objetivo de cerrar el paso a Samuel García o Clara Luz Flores, estas atípicas estrategias tan populares en la actualidad, hablan de una lucha por el poder entre todos los frentes, con objetivos que nada tienen que ver con ideologías y menos con el servicio al pueblo.

Sin duda estamos viviendo un salto evolutivo en los temas electorales, las promesas tantas veces incumplidas ya no significan la cuestión toral de una campaña, ahora lo son los ataques, ya no se trata de demostrar que se es mejor, sino que el adversario es peor, asuntos como el combate a la corrupción, el accidente de la Línea 12, la compra de una refinería, la pandemia y sus muertos, la campaña de vacunación, una portada en The Economist, en fin todo lo que pueda ser aplaudido o descalificado lo será en pos de un objetivo común, ganar votos.

Las preferencias se han cerrado y dar un pronóstico confiable se torna cada vez más difícil para las encuestadoras (las serias) sin embargo, es urgente poner atención a un problema vigente desde las campañas electorales de 2018: La violencia política, en aquel entonces 152 políticos de los cuales 48 eran candidatos fueron asesinados, para este proceso 89 han muerto por agresiones directas, 34 candidatos vieron el final de sus aspiraciones de forma trágica, en un país que se dice civilizado eso es inadmisible, aberrante.

Ha iniciado la cuenta regresiva, la tarea de todos los gobernantes en sus distintos niveles, partidos y demás protagonistas es erradicar cualquier indicio de violencia, la responsabilidad de los medios es la veracidad y la de los mexicanos salir a votar libremente, sin presiones de ningún tipo, la democracia la hacemos los ciudadanos, no la regalan las instituciones y menos los políticos, el 6 de junio acudamos con los debidos protocolos sanitarios.