En un 20 por ciento han incrementado los delitos cometidos por jóvenes durante este primer semestre del año, principalmente delitos contra la salud, pero además a esto se le suma un fenómeno más, que al ser detenidos se les localizan armas de grueso calibre o exclusivas del Ejército Mexicano.

En la estadística del Tribunal Unitario de Justicia para Adolescentes (TUJA), para este mes del año ya son más de 100 los jóvenes que han sido llevados ante la Justicia.

José Luis Jaimes Olmos, magistrado suplente del TUJA, dijo que para esta mitad de 2022 ya son más de 103 casos registrados de adolescentes en conflicto con la Ley Penal, cifra que estiman, supere por mucho la del año 2021, que fue menor al 20 por ciento.

Son los adolescente de 17 años los que más delitos cometen.

“Son los que se encuentran relacionados con conductas ilícitas, aquí debemos de señalar que los hombres son los que más cometen conductas ilícitas; para este año, el 83 por ciento de los asuntos están relacionados con hombres adolescentes de 17 años, y en lo que llevamos, hay un repunte en conductas que tienen que ver con el narcomenudeo”.

Además, se ha sumado un fenómeno que tiene que ver con que los adolescentes portan armas de uso exclusivo del Ejército Mexicano, y la Fuerza Aérea. “La estadística nos está indicando que viene también relacionada con el uso de artefactos bélicos”.

En segundo lugar se encuentra el robo, el cual hace tres años ocupaba el primer lugar; en tercer lugar está el abuso sexual agravado, y el homicidio.

Recordó que uno de los más jóvenes que ha cometido un ilícito fue uno de 12 años relacionando con un secuestro, como parte de los datos históricos.

El municipio de Cuernavaca en cuanto a incidencia, acumula el 60 por ciento de los casos registrados, incluso ha superado a los municipios de la zona sur oriente que ocupaban los primeros lugares; le sigue Cuautla, y Jiutepec.

La sanción va de acuerdo con la edad de los jóvenes: “la de 12 a menos 14 años para este grupo no le podemos imponer ninguna medida sancionadora de internamiento o privativa de la libertad y tampoco detenerlo preventivamente; para el segundo grupo, que es de los 14 a los menos 16 y el que va de los 15 a los menos 18 ya podemos imponer prisión preventiva, la diferencia va a radicar en la medida sancionadora; en el segundo será como medida privativa de la libertad, solamente hasta tres años de internamiento, y para el tercer grupo hasta cinco años”.

Al ser los adolescentes personas en crecimiento, el objetivo de la sanción tiene un carácter terapéutico y no penal, buscando que se incorporen a la sociedad.

“Una menor no distingue lo bueno de lo malo, lo correcto de lo incorrecto, pero el estudio desde el punto de vista de la neurociencia, de la psicología, nos indica que una persona adolescente no visualiza de manera nítida las consecuencias de sus actos, de tal manera que por medio de lo programas ellos van generando más conciencia de sus acciones”.

Derivado de ello, un 90 por ciento de los jóvenes se logran incorporar a su vida ordinaria y a penas dos reinciden en algún delito, aunque mucho depende del apoyo familiar al exterior.

Delitos como el caso del Ponchis, no se han vuelto a registrar, dijo el magistrado: “no a ese nivel de impacto”.

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