La laguna de Coatetelco genera empleos para aproximadamente 3 mil personas de la comunidad indígena y zonas aledañas, entre palaperos, pescadores y cocineras. La sequía de los últimos años ha provocado que comience a secarse. Para habitantes como Margarita Cárdenas Nava a estas alturas solo Dios podría ayudarlos.
“Nos da tristeza, pero no podemos hacer nada. Estoy pensando en hacer unas misas y pedir con toda la devoción de todos los que quieran participar que llueva y se recupere esta laguna”.
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Esta situación no es nueva, recuerda Margarita, pues en la década de los 80 la laguna también se secó durante tres años consecutivos y en aquella ocasión mandaron a hacer misas para pedir a Dios que se recuperara el nivel de la laguna, y, asegura, así fue.
“Esto es consecuencia del severo estiaje que tenemos no solo en Morelos, es a nivel nacional, a nivel mundial, nos está pegando muy fuerte. Como habitantes conocemos hasta dónde llegaba. También vamos viendo que cada día la laguna va bajando y pues no más le pedimos a Dios que no se seque”.
Son alrededor de 40 palapas las que se instalan en el corredor turístico El Muelle; ahí ofrecen alimentos y bebidas a los turistas que principalmente cada fin de semana llegan para disfrutar de la vista y las mojarras de la zona; sin embargo, la afluencia también ha ido disminuyendo con el paso del tiempo.
Los pescadores también han sido afectados, pues la mojarra que pescaban para posteriormente venderla en los mercados ha ido desapareciendo. “La poca que hay ya no crece por falta de agua”, aseguran, por lo que ahora deben comprarla en la Ciudad de México, lo que genera que se eleve el precio del producto.
Las palapas que se centraban en las márgenes de la laguna ahora están a más de 50 metros de distancia; es poca el agua que conserva la laguna, y la única fuente de abasto son las lluvias, que en los últimos años han disminuido, por lo que sólo queda aferrarse a la fe.
Comerciantes sufren los estragos
En los mercados del municipio indígena y zonas aledañas decenas de mujeres se dedican a la venta de mojarra.
Afuera del mercado de Coatetelco se instala Martina Leonardo Palacios, quien durante más de 30 años se ha dedicado a la venta de este producto.
“No vendo de otro lado, ni de estanques o de la presa; yo solo vendo mojarra y pescado de la laguna de Coatetelco”, nos dice convencida de que es la mejor, aunque reconoce que cada día es más difícil encontrar mojarra de buen tamaño; “no crece, se está secando la laguna, y sí hay mojarra, pero chica”, dice.
“Nos preocupa porque es el alimento del pueblo, de la gente que viene de afuera a comprar, pero se está secando. De ahí sostengo mi gasto, el gasto de mi casa y de mis hijos. De mi familia.
Queremos que vengan los del gobierno para que vean la necesidad que tiene mi pueblo. Realmente hay necesidad y no hay trabajo de otra cosa. O eres pescador o eres peón de albañil o te vas de mojado y las muchachas a trabajar a la ciudad, en las casas, haciendo aseo.
Martina pide a las autoridades que tomen cartas en el asunto para recuperar la laguna, al ser ésta su única fuente de empleo. Asegura que la situación es tan crítica que en ocasiones hay pescadores que regresan sin nada y en el mejor de los casos logran sacar apenas y para comer.
“Me gustaría que tomaran cartas en el asunto para esa laguna siguiera, porque si no hay producto, nosotros no tenemos de dónde sostenernos, no tenemos otro trabajo, siempre hemos vivido de comerciantes de mojarra y queremos que nos apoyen para que esa laguna crezca y se dé su mantenimiento, que se pueda recuperar para que todos los que vivimos de ahí sigamos viviendo”.